En el estudio de Corley, descubrió que el 66 por ciento de las personas de bajos ingresos admitieron ser tacañas. “Para ellos, ser tacaño significaba gastar su dinero en el producto o servicio más económico disponible”, explica. Sin embargo, los productos baratos tienden a romperse o deteriorarse más rápido que los de calidad.

También señala que al buscar servicios, aquellos que ofrecen precios bajos suelen ser inexpertos o no muy competentes en lo que hacen. “Si fueran buenos, podrían cobrar tarifas más altas. Los proveedores de servicios económicos pueden generar muchos problemas, especialmente en temas de impuestos, representación legal o reparaciones de automóviles. Estos proveedores mantienen sus precios bajos al pagar salarios más bajos a su personal, lo que significa que no cuentan con el mejor personal o se conforman con personal sin experiencia”.

Si bien ser tacaño no necesariamente te llevará a la pobreza, puede significar que terminarás con menos dinero debido a la baja calidad que obtienes a cambio de tu dinero.

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