Mi hermano tenía 3 años. Estaba jugando tranquilamente en su habitación. Mamá salió un momento. Cuando volvió, vio que él sollozaba, todo apenado. Parecía un “ángel herido”. Mi mamá entra en pánico: “¿Qué ha pasado, mi amor?”. Mi hermano señala las dos mariposas que estaban fuera de la ventana y dice: “Se están comiendo nuestra casa, mamá”. Mamá estaba desconcertada, pero no pudo evitar reírse.
¿Cómo explicar que con 1 año y 8 meses mi hijo mueva una silla que le dobla en tamaño? Y se mueve completamente en silencio. Es así: cuando me doy la vuelta para tomar un trago de café, se sube a la mesa del comedor, coge mi taza, pone la silla al lado del horno y “mágicamente” aparecen nuevos ingredientes en la sopa: los imanes de la nevera.
Mi hijo tiene un año y medio. Me quedé dormida y me desperté escuchando risitas. Abro los ojos y, como en una película de terror, veo la cara feliz de mi bebé, toda roja. ¡Dios mío! Resultó que mi hijo se metió en mi bolso y sacó un pintalabios. Creo que ya saben lo que pasó después. No tardé en limpiar al pequeño. Pero el problema es que, además del labial, también encontró mi pasaporte.
Mi hermano era el tipo de niño que se portaba mal si no lo vigilaban todo el tiempo. Y eso volvía locos a mis padres. Mi tía le dijo a mi madre que era una mala madre. Mi madre le contestó: “De acuerdo. Puedes cuidarlo mañana cuando yo esté en el trabajo”. Al día siguiente mi tía llamó a mi madre. Había un polvo blanco que se esparcía por las escaleras. Resulta que mi hermanito había encontrado un poco de talco para bebés. Mi tía terminó disculpándose con mi madre. © Angelic_Demoness / Reddit

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