Cuando tenía 10 años, una señora peculiar se mudó al departamento de al lado. Ella consideraba normal venir a visitarnos para tomar el té en cualquier momento. Nos guste o no. Un día volvió a aparecer, abrí la puerta y le dije: “Perdón, pero mamá se está bañando”. Ella me corrió, irrumpió al cuarto de baño donde estaba mi madre y dijo: “Ay, pero no es para ser tan tímida, solo soy yo”.
Mis vecinos son unos búhos. Todas las noches, a las 3 en punto, dejan salir a pasear a sus perros, y luego gritan, silban y aplauden, llamándolos de vuelta. ¡También tienen gatos que piensan que mi jardín es su baño! Como consecuencia, por supuesto, no puedo comer las verduras que cultivo. © fleasnavidad / Reddit
Mi madre, por la bondad de su alma, barría y lavaba la escalera del quinto al cuarto piso. Y la vecina del cuarto piso no paraba de quejarse, diciendo: ¡toda la basura que se barre queda en mi alfombra! Y cuando mi madre se fue al campo a veranear, esa vecina vino como tres veces para saber cuándo volvería mi madre, ya que la escalera estaba sucia.
Salí del ascensor un día de primavera y me encontré con un vecino que había ocupado el ascensor de carga descargando plántulas. Iba a su casa de campo: el auto estaba junto a la entrada con su esposa sentada en el asiento pasajero.
Fui a la tienda. Volvía de regreso cuando observé un tremendo alboroto en la entrada: el vecino estaba diciendo maldiciones al aire, su mujer al lado, toda roja de lo enfadada que estaba. Dijo que, mientras llevaba sus tomates verdes al auto, alguien bajó con el segundo ascensor y cargó en él la mitad de lo que estaba a medio florecer. Por desgracia, el vecino no se dio cuenta a qué piso había subido el ascensor el ladrón.

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