La vajilla de porcelana es un tipo de vajilla fina y elegante que ha sido utilizada durante siglos en todo el mundo. Su origen se remonta a la dinastía Tang de China, que gobernó desde el siglo VII hasta el X.

Se cree que los primeros ejemplos de porcelana fueron producidos en la región de Jingdezhen, en China, durante el siglo VII. La porcelana se caracteriza por su dureza y translucidez, y se elabora a partir de una mezcla de arcilla y feldespato, cocida a altas temperaturas en un horno.

Durante la dinastía Tang, la porcelana se utilizó principalmente para la producción de objetos decorativos y artísticos, como vasijas y esculturas. Sin embargo, con el paso del tiempo, la porcelana comenzó a utilizarse para la elaboración de vajilla, y se convirtió en un elemento fundamental en la mesa de los gobernantes y la nobleza.

Durante la dinastía Ming, que gobernó desde el siglo XIV hasta el XVII, la producción de porcelana alcanzó su apogeo, y se convirtió en un elemento esencial en el comercio internacional de China. La porcelana de Ming se caracteriza por su finura, su translucidez y sus intrincados diseños.

En Europa, la porcelana fue introducida por primera vez en el siglo XVI, y fue muy apreciada por la nobleza y la burguesía. En el siglo XVIII, la producción de porcelana se expandió a Alemania, donde se fundaron algunas de las fábricas más famosas de porcelana, como la de Meissen.

Hoy en día, la vajilla de porcelana sigue siendo considerada como una de las más elegantes y sofisticadas, y se utiliza en todo el mundo para ocasiones especiales y eventos formales.

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