En una tienda me tomaron por una empleada y me preguntaron dónde estaban algunas cosas. Como sabía la ubicación y no quería avergonzar a la persona diciéndole que no era empleada, le señalé dónde estaba lo que buscaba. Pero como siguió haciendo preguntas sobre más cosas, no me quedó otra que decirle que se había confundido de persona. Mientras tanto, la empleada verdadera miraba desde lejos y se reía de la situación. Me pregunto por qué no fue a aclarar todo ella misma.
Tenía 16 años y fui a almorzar con mis amigos a un restaurante de hamburguesas. Le prometí a mi hermano que le llevaría algo. Fui a ordenar y mientras esperaba, una mujer se formó detrás de mí. Cuando llegó mi turno, ella me empujó a un lado y me dijo que fuera a preparar su orden. Yo vestía ropa normal, ni siquiera se parecía a los uniformes. Un empleado le explicó que no trabajaba ahí y ella comenzó a gritarme y a exigir que le pagara su orden por causarle problemas. El empleado me dijo que la mujer solía provocar conflictos y se ofreció a pagar mi orden, pero lo rechacé cortésmente. © maxad-sprinke / Reddit
Años atrás trabajé promocionando perfumes dentro de una tienda. Solía usar ropa de vestir negra como uniforme, así que no parecía que trabajara ahí. Un día estaba terminando mi jornada y ordenando un poco de espaldas al público, cuando sentí que tenía a tres personas detrás de mí. Pensaban que yo estaba robando. Les dije que yo trabajaba en el local. Se limitaron a responder un “uh, lo siento” y se fueron.
Una vez estaba en la farmacia. Le pregunté al guardia de seguridad dónde podía conseguir un producto. Me indicó y le agradecí. Llamaron al siguiente cliente y era este hombre. Cuando se iba lo miré, me miró y nos reímos.
Fui a un cenote y perdí de vista a la chica que nos estaba guiando en el agua. Todo es muy oscuro ahí, no se distinguen las caras y yo estaba cuidando a mi hija para que no nadara en dirección contraria. Hubo un momento en el que llegamos a dos cuevas y le pregunté a la que según yo era la guía qué cueva nos recomendaba tomar. La pobre chica me dijo amablemente que la que yo prefiriera, que ella iba a tomar la derecha. Y ahí fui, me metí en la cueva más larga y más oscura y al salir, me encontré con la guía, quien me dijo: “Ay, señora, tendría que haber tomado la ruta más corta, ya que está con su hija”.

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