Comprar ropa nueva. Siempre siento una barrera psicológica al comprar una prenda nueva. Me parece un lujo innecesario porque siempre me he conformado con camisetas de segunda mano o las usadas que me daban gratis. © punnypotatoes / Reddit
Cuando era pequeña, vivíamos en la pobreza. Las cosas usadas, regaladas por otra persona, eran causa de verdadera alegría, y no podíamos ni hablar de las delicias culinarias. Para mí, los camarones eran una verdadera encarnación de todo lo exquisito y rico. En pocas palabras, el camarón era sinónimo de bienestar. Ahora que he crecido, vivo en Francia. Odio los camarones, al igual que todos los mariscos. Pero igual los compro y me los como como señal de que todo se acabó, todo quedó en el pasado. © Oídoporahí / Ideer
Siempre teníamos algo para comer, pero comprar ropa era un verdadero acontecimiento. Mis padres me compraban pantalones o una camisa y yo podía elegirlos a mi gusto. Sin embargo, resultó que mis padres se sacrificaron mucho para eso. Hace unos años, mi madre me confesó que ella y mi padre no se compraron cosas nuevas durante más de diez años, cuando éramos pequeños. Cuando conseguí mi primer trabajo después de la escuela, llevé a mi padre a una tienda y les dije que eligiera el traje que más le gustara. Más tarde me dijo que ese fue uno de los momentos más memorables de su vida. Mi papá todavía usa ese traje e incluso lo usó en las bodas de mis hermanas. © cleardiddion / Reddit
Tomar un baño. Por supuesto que nos lavábamos todas las noches, pero para eso teníamos que ir a buscar agua y luego calentarla. Pero quedarse en la casa de un amigo o en la de unos parientes y simplemente tomar una ducha era increíble. © Competetive_beetle / Reddit

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