La temporada ocho de la serie finalizó con un emocionante tiroteo en la casa del personaje principal. Castle y Beckett resultaron heridos y yacían en el suelo, extendiendo sus manos el uno hacia el otro. Este evento habría sido un excelente cliffhanger, una técnica narrativa utilizada para crear expectativa en el espectador hacia la continuación de la trama.

Sin embargo, debido a que los productores decidieron no renovar el proyecto, se vieron obligados a clausurarlo. Como resultado, presentaron a los espectadores un final feliz apresurado. La serie muestra que los eventos finales ocurrieron 7 años después de la tragedia, y que Richard y Kate están vivos, felices y tienen hijos. A pesar de que los fanáticos de la serie querían lo mejor para los protagonistas, el final fue percibido como apresurado y no fue del agrado de muchos.

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