Cuando la familia preguntó por qué la tripulación necesitaba el asiento, se les informó que era necesario para que pudieran descansar. Según Danielle, a Mikey lo seleccionaron de una “lista” y el personal les indicó que “no había otra opción”, ya que las alternativas eran poner a su prometido en el próximo vuelo o reembolsarle la diferencia entre un boleto de primera clase y uno de clase económica premium.

Danielle afirmó que el miembro del personal se mostró “agresivo” y “contundente”, y después de una serie de intercambios, un miembro de la familia decidió ocupar el asiento de clase económica premium. Se enfatizó que toda la situación fue “muy confusa” y que verse obligados a cambiar de asiento significaba que la familia no podría disfrutar juntos de la primera clase, como se esperaba.

Durante el vuelo, Danielle mencionó que su padre también habló con otro pasajero que también había sido reubicado desde primera clase. Supuestamente, uno de los asistentes de vuelo admitió ante la familia que la situación fue “manejada de manera horrible”. Danielle aseguró que los asistentes de vuelo hicieron todo lo posible por “cuidar” a la familia durante esa desafortunada experiencia.

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