10+ Veces en las que guiarse por las apariencias no fue una buena idea
Dicen que la vista es la más falible de los sentidos. Eso implica que dejarse llevar por lo que vemos o por lo que percibimos a primera instancia, normalmente lleva a conclusiones equivocadas. Difícilmente podemos ignorar la información que nuestra vista nos proporciona, o nuestra intuición, pero podemos elegir ser asertivos con la manera en la que reaccionamos.
- Una vez fui a una tienda: era invierno, la tienda estaba cerca de mi casa, tardaba literalmente 3 minutos en llegar desde la entrada de mi edificio hasta la puerta de la tienda. Salí con lo que tenía puesto en casa (pantalones y camiseta), solo me puse unas botas gastadas y una chaqueta de trabajo. Tomé un paquete de ravioles, jugo y alguna que otra fruta. Puse todo en la cinta de la caja. La cajera, mirándome con soberbia, dijo: “¿Sabes que estos ravioles cuestan 5 USD?”. Yo: “No te preocupes, puedo permitirme ese lujo”. © ELAC / Pikabu
- Y yo una vez junté aparatos electrónicos en una tienda por 2700 USD (para un departamento nuevo) y el gerente me dijo: “¿En qué banco prefiere tramitar el préstamo?”. Le dije que pagaría al contado. Solo había ido después de la construcción sin haberme cambiado, ¡vaya, gran cosa, que haya ido un poco sucio! © Daemonics / Pikabu
- Tengo 18 años, pero parezco de 14. Mi familia tiene una pequeña cadena de tiendas con productos para la salud (miel, infusiones). Hace casi 3 años que trabajo en una de ellas.
Me saca completamente de quicio la gente que me trata como si fuera una niña pequeña. A menudo, el comprador, sin siquiera escuchar la respuesta, se va con las palabras de que será mejor volver cuando mi madre o uno de los adultos esté allí. ¡Y trabajo desde hace un año más que mi madre y lo sé todo sobre los productos! Incluso me llaman los fines de semana desde el trabajo para preguntarme qué consejo pueden darle a una persona en una situación determinada. Pero todos los días vienen ancianas que necesitan el consejo de un especialista, no de una niña. ¡Me enfurece! © Oídoporahí / VK
- Tengo antecedentes penales. Tenía 8 años, eran los finales de los años 40. Vivía en un pueblo inglés. Estábamos jugando en el bosque y una mujer se quejó a la policía de que estábamos cortando árboles para hacer una fogata. ¿Niños de 8 años talando árboles? Un disparate. Pero el caso fue llevado a los tribunales. Mi padre en ese momento manejaba un negocio forestal, y en el juicio dijo: “Tengo mucha basura que hay que limpiar todos los años, y se la doy a los niños para que hagan un fuego”. Pero de todos modos nos dieron a nosotros, unos niños, 12 meses de libertad condicional. Entonces no pudimos discutir nada. ¿Y qué pasó con esa vecina? Mi madre dijo que nadie del pueblo le hablaba y que su hija, que era enfermera, tuvo que renunciar: la gente no la dejaba entrar a su casa. © Anthony Manser / Quora
- Contratamos a la chica como directora de publicidad. Era de baja estatura y tenía una voz muy fina, pero hacía un trabajo excelente. Una vez, sucedió lo siguiente: alguien llamó por un anuncio, ella atendió el teléfono y encendió el altavoz (en ese momento estábamos intentando analizar los diálogos con los clientes), y escuchamos: “Pequeña, llama a algún adulto, quiero imprimir unas tarjetas de presentación”.
P. D.: Esa “pequeña” podía realizar todo el proceso de impresión de tarjetas de presentación sola, desde el diseño hasta la revelación de la pantalla de serigrafía, el corte del cartón de diseño y la impresión en sí. © Deliria00 / Pikabu
- En la escuela secundaria, tomé un curso de psicología. Se nos dio la tarea de describir a un compañero de clase basándonos en las primeras impresiones. No nos conocíamos. En resumen, todos los que escribieron sobre mí dijeron que yo parecía cansada, tímida y mala. Fue gracioso. Sí, tenía insomnio leve y me sentía cansada; sí, era una introvertida tímida. ¿Pero mala? ¡Mala me volví cuando crecí! © Seneca Wells / Quora
- Solo puedo referirme a mi ex con insultos. Pero en su defensa puedo decir que, en principio, es un buen padre. Inesperadamente. Es decir, por extraño que parezca, quiere a su hija. La lleva a los clubes de deportes, intenta inscribirla en algunos talleres (no siempre tiene éxito, porque es un vago), está dispuesto a recogerla de la escuela. Lo que no quita en absoluto el resto de las cosas malas que hizo. © Tía Nyura / Genial.guru
- Mi amiga es funcionaria del estado. En el trabajo se la considera una señora malhumorada y meticulosa. El año pasado, sus superiores le dieron instrucciones para que se encargara del saneamiento del edificio: que las manijas de las puertas estén siempre limpias, cosas así. ¿Crees que ella quería hacerlo? ¡Por supuesto que no! ¡Tenía que levantarse media hora más temprano por la mañana para llegar a hacer todo! Bueno, comenzó a tomar notas en un cuaderno y obligaba a todos a firmarlo. Los colegas se quejaban, especialmente los hombres. Pero cuando llegó una inspección, ese cuaderno literalmente los salvó a todos. Tal vez no de despidos, pero de multas, seguro.
- Hace poco, conocí accidentalmente a un hombre sin hogar. Por afuera parecía un anciano muy rudo. Antes, nunca me habría acercado a él. Pero resultó que era muy amable. Me dio instrucciones sobre cómo llegar al lugar que necesitaba y se ofreció a comprarme un té para que entrara en calor. Un hombre que necesitaba ese dinero para vivir no dudó en ofrecérmelo; aunque hayan sido pocos centavos, igual fue un gran gesto. ¡Es tan irritante ver a la gente condenar a un extraño sin siquiera saber cómo es realmente! © emmillayn / Twitter
- Decidí dejar a mi marido. Hablamos. Resultó que el deseo era mutuo. ¡Pero el revuelo que armaron nuestros padres no tiene nombre! Mi madre lloraba histéricamente, me pedía y me rogaba que cambiara de opinión. Estaba furiosa porque yo había florecido y comenzado a sonreír. Vigilaba cada uno de mis pasos tratando de detectar la presencia de otro hombre. No existe, mamá, solo quiero vivir para mí. Pero es imposible que lo entienda... © Oídoporahí / VK
- Mamá me contó una historia de su infancia por la que está terriblemente avergonzada hasta el día de hoy. Ella y su clase se fueron de excursión a otra ciudad. Su amiga compró unas mandarinas y le pidió a mi madre que las cuidara mientras ella iba al baño. Su amiga regresó y mamá estaba de pie como si nada, pero tenía mucho miedo por dentro de que la chica se diera cuenta de que faltaban un par de mandarinas. La abuela no le había dado dinero a mamá, y ella tenía mucha hambre, así que se comió un par sin preguntar. Ella ya se había jubilado cuando me contó esto. Quizás esa compañera de clase ya no esté viva, pero a mi madre todavía la atormenta su conciencia.
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Tengo dos hermanos. Amo al más chico, pero no al segundo. En la infancia, él siempre rompía los juguetes, míos y de mi hermano pequeño, y nos empujaba. Pero nuestro padre lo amaba más que a nadie y no lo castigaba. Y ahora nuestros padres se preguntan por qué no somos cercanos.
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En mi trabajo, un hombre pidió en el departamento de contabilidad que redujeran su salario oficial tanto como fuera posible para reducir el monto de la pensión alimentaria. Durante mucho tiempo, todos los que lo conocían (incluyéndome a mí) lo consideraban “una no muy buena persona”. Hasta que descubrimos que el niño por el que pagaba la pensión de alimentos a su exmujer vivía con él. © Sebastian7 / Pikabu
¿Cuándo fue la última vez que te juzgaron erróneamente?