Ahora lo vi todo
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17 Suegras que resultaron más malvadas que Cruella de Vil

La dinámica con las suegras representa uno de los aspectos que más inquieta a muchas personas. Aunque hay quienes tienen la fortuna de hallar en ellas una figura maternal adicional, otros atraviesan momentos complicados debido a las acciones de las progenitoras de sus parejas. A pesar de que la meta óptima es cultivar una mejora en dicha relación, varios usuarios han compartido con nosotros sus relatos más extraordinarios mientras se esfuerzan por llevarse mejor con ellas.

  • Cuando mi suegra notó que íbamos a visitarla, decidió ocultar el pollo debajo de la cama para no invitarnos a comer. Después de que nos marchamos, lo sacaron y se lo comieron, lo que les causó malestar. Con el tiempo, finalmente nos contaron lo sucedido. © Francis Barrios / Facebook
  • Cuando mi hija era pequeña, enfermó en el jardín y su papá la llevó a su mamá, ya que él debía regresar al trabajo. Saliendo apresuradamente de mi empleo, la encontré ardiendo en fiebre. Le pregunté por qué no la había llevado a urgencias, pues estaba a solo unas cuadras de su casa. Su respuesta me impactó: afirmó que no debía hacerse cargo de responsabilidades ajenas. © An Lu / Facebook
  • Oh, a mí me pasó algo similar cuando tanto yo como su hija estábamos embarazadas. En ese momento, mi esposo no contaba con suficiente dinero y yo tenía un antojo de frutas. Mi suegra trajo a su hija una bolsa llena de manzanas, naranjas y uvas. Yo solo podía quedarme ahí observando, mientras le decía a su hija que llevara las frutas a su habitación. Luego me sugirió que si tenía algún antojo, simplemente lo mencionara para que me regalara una fruta. Recuerdo que mis lágrimas comenzaron a caer mientras luchaba entre la necesidad de contarle a mi mamá sobre mis antojos para que me comprara las frutas, pero al mismo tiempo me sentía avergonzada. © Gaby Cano / Facebook
  • Cuando mi suegra fue al hospital para conocer a mi primera hija, durante la visita, comenzó a hacer cariños a otro bebé. Le indiqué que esa era mi hija, a lo que respondió que ella no tenía nietas de ojos azules. A pesar de esto, continuó demostrando cariño hacia otro bebé precioso, de cabello oscuro y rizado, y tez morena. Tristemente, nunca mostró afecto por mi hija. © Hilda Lomeli de Morales / Facebook
  • Resulta que mi suegra, quien solía tratarme bien, de repente coloca en la sala una foto enmarcada del primer matrimonio de mi esposo. No logro comprenderlo. Esa primera unión apenas duró 2 años, mientras que la nuestra ya lleva 20 años juntos. © Rosa Linda Gonzalez / Facebook
  • Mi exsuegra nos invitó a la boda de su hija en un pueblo, que finalizó alrededor de las 3 de la mañana. De manera sorprendente, mi excuñada y su compañero se apresuraron a apartar las camas para sí mismos, dejándonos a mi hijo, quien era apenas un bebé, y a mí durmiendo en el suelo con frío y solo 3 cobijas delgadas. © Endy Ortiz / Facebook
  • En un cumpleaños de la señora, partió el pastel y repartió porciones a todos, excepto a mí, a pesar de que estaba justo enfrente suyo. Mi esposo intentó darme el suyo, pero rechacé la oferta. © Alejandra Anzurez / Facebook
  • En una ocasión, salimos a cenar mi esposo, mi cuñada, mis suegros y yo. Por alguna razón, la señora no me tenía mucha simpatía. Después de cenar, ella decidió pedir postres para todos. En ese momento, aproveché para ir al baño, pero cuando volví, los postres estaban siendo servidos a todos menos a mí. Con un tono sarcástico, ella me dijo que no había pedido un postre para mí para que no ganara peso. Lo curioso es que no estaba en sobrepeso, y de hecho, habíamos mencionado que estaba embarazada. A pesar de todo esto, llevo casi 12 años casada con su hijo, tenemos una hermosa niña de 10 años y la relación con la señora sigue siendo complicada. © Corinne Amanda / Facebook
  • Cuando comencé a vivir con mi esposo, estaba lavando ropa en el lavadero. Él sugirió que utilizara la lavadora de su mamá, ya que nos encontrábamos en su casa. Al principio, me resistí a la idea, pero finalmente accedí y la usé. Al día siguiente, tuve que salir de la casa de mi suegra por un momento. Al regresar, me sorprendió ver que había trasladado la lavadora y hasta un mueble de computadora a su propio cuarto, llenándolo con un montón de cosas. En lugar de enojarme, me provocó risa la situación. Finalmente, logré convencer a mi esposo de que nos mudáramos de la casa de mi suegra. Curiosamente, ella afirmó que tendría de regreso a su querido hijo en tres días. © Lishbet Rossano / Facebook
  • Mi suegra solía elogiar constantemente a la exnovia de su hijo, destacando su perfección mientras señalaba todos mis supuestos defectos. Era como un disco rayado, repitiendo siempre el mismo discurso. Un día, finalmente le repliqué que si era tan perfecta, ¿por qué eligió casarse conmigo y tener cuatro hijos juntos? Su respuesta fue un silencio incómodo. Ahora la tengo en mi hogar; a pesar de que su propia familia apenas la tolera, yo la cuido. A medida que envejece y su movilidad disminuye, continúo brindándole cuidado y cariño. Hago todo esto por el amor que siento hacia mi esposo, quien resulta ser un buen esposo y un padre ejemplar. © Loreto Ponce / Facebook
  • Mi suegra ideó una historia sobre realizar brujería para justificar su intento de desalojarnos del pedacito de tierra que nos habían asignado, con la intención de que mi cuñada y su pareja fueran a vivir allí en su lugar. © Andrea Loa E De Bravo / Facebook
  • Mi suegra solía aconsejarme que si realmente amaba a su hijo, debería dejarlo, ya que según el dicho: “novia del estudiante, jamás esposa del profesionista”, implicando que él nunca se casaría conmigo. Sin embargo, en ese momento, casarme no estaba en mis planes y estaba feliz sin compromiso alguno. Curiosamente, ya han pasado más de 25 años desde que nos casamos, y hace apenas 5 meses que la señora finalmente dejó de molestar. © Maria Margarita Villa Franco / Facebook
  • Desde el principio, mi primera suegra nunca me aceptó. La situación se volvió aún más difícil cuando me pidió que dejara de llevar a mi hijo a su casa, considerando que ya estaba separado de su hijo. La razón detrás de esto era que la actual nuera iba a visitar. © Cristina Rodriguez / Facebook
  • Mi esposo ahorró significativamente durante 5 años trabajando en Estados Unidos. Al regresar con la intención de construir nuestra casa, descubrimos que mi suegra ya había proporcionado una casa a su otro hijo, quien en ese momento estaba casado y necesitaba un hogar. A pesar de que nos hemos casado y desde entonces hemos estado alquilando, nuestras circunstancias están mejorando. Mi suegra nos comentó que en este mundo estamos solos, pero en realidad, nos tenemos el uno al otro. Estamos cerca de lograr el objetivo de comprar nuestra propia casa. © Taléb Maya / Facebook
  • Al inicio de mi relación con mi pareja, mi suegra solía venir casi a diario y se llevaba la ropa sucia de su hijo sin previo aviso. Un día, la sorprendí en el acto y le pregunté qué estaba haciendo. Su respuesta fue que le diera toda la ropa sucia. Sin embargo, le expliqué que ya había lavado la ropa y solo quedaban unos calcetines. Sin pedirme permiso, los tomó y me comentó que a su hijo no le gustaba cómo lavaban los demás, solo confiaba en ella.
    Ese día me pidió que no volviera a lavar su ropa, ya que ella se encargaría de hacerlo. Luego se marchó. Cuando mi esposo regresó, le conté lo sucedido, pero ella negó todo. Desde entonces, decidí no abrirle la puerta de mi casa a menos que su hijo estuviera presente. Con el tiempo, parece haberse cansado de la situación y ya no nos visita, ni yo la visito a ella. © Kika Garcia Morales / Facebook
  • Tuve una suegra que no me quería por “pobre”. Sin embargo, cuando finalmente vio dónde vivía, dónde estudiaba y cuánto dinero ganaba, fue demasiado tarde, ya que no estaba con su hijo. Siempre que nos encontrábamos, me decía que su hijo me extrañaba, a pesar de que él ya estaba viviendo con otra chica. © Christian Mae / Facebook
  • Cuando mi suegra se mudó cerca de mi casa, decidí ayudarla porque estaba sola y envejeciendo. Durante una semana, me dediqué a organizar su casa y hacer todo lo necesario. En ese proceso, ella separó algunas cosas que ya no usaría, como ollas y adornos, y me los regaló. Llevé esos objetos a mi hogar y luego volví para seguir ayudándola. Sin embargo, en ese momento, ella no notó que había regresado y la escuché decirle a mi cuñada que yo solo había estado allí para llevarme cosas. Sentí desilusión y decidí devolver sus pertenencias, después de lo cual no me ofrecí nuevamente para ayudar. © Bélgica Rivera / Facebook

En ocasiones, los familiares no se miden con sus acciones y nos dejan boquiabiertos. Como son de nuestra misma sangre y apellido, creemos que solo nos queda contar hasta diez y luego respirar profundo. Tal como les pasó a estos usuarios, quienes tienen parientes molestos que no conocen las reglas básicas de la decencia. ¡Qué alguien los ayude, por favor!

Imagen de portada An Lu / Facebook
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