Ahora lo vi todo
Ahora lo vi todo

Carta de un hijo mayor al hermanito que no pidió

Compartir la vida con un hermano implica tener que vivir todo tipo de momentos; desde los agarrones por las greñas porque ambos queremos el mismo juguete, hasta la complicidad al momento de hacer alguna travesura. Y es que la hermandad es una bendición, pero cuando eres hijo único y llegan a quitarte tu trono, las cosas no pintan tan bien, al menos no al inicio. La verdad es que una buena relación entre hermanos toma tiempo y, normalmente, se va dando poco a poco, a punta de pequeños momentos significativos.

En Ahora lo vi todo quisimos narrar esas emociones y sentimientos que, con frecuencia, viven los hermanos mayores cuando un bebé viene a adueñarse de toda la atención. Muchos han pasado por esto, no se hagan.

¡Hola! Me llamo Pablo. Soy un niño de 4 años bieeen consentido por sus papás. Ellos darían la vida por mí. Se les nota

Un día, vi la barriga de mami y me quedé con cara de what? Un momento... ¿qué es ese bulto en su pancita? Eso de comer tacos y quesadillas al mismo tiempo como que no es buena idea

A medida que fue pasando el tiempo, mamá ha ido creciendo ¡y va a estallar! Hoy me dejaron con mi abuela y se fueron al médico. Estoy reseguro de que él nos la devuelve flaquita otra vez

¡¡Llegaron!! Esperen... ¿Qué es eso en sus brazos?

Mis papás llegaron con una miniversión de mí que se llama Daniel, pero ¡no me deja dormir! Chilla como ternero. ¡Que alguien lo calle!

Desde que el minihumano llegó, les valgo a mis papás. Ya nunca juegan conmigo y, para rematar, parecen salidos de la última temporada de The Walking Dead

“¡Ya va! Esa era mi ropa, yo me acuerdo claritito. ¿Por qué la tienes tú, escuincle? ¿Quién me pidió permiso?”

“¡Oye, tú! Esos muñecos son míos, no nuestros”

“Se acabó. ¡Ahora sí ya te pasaste tres pueblos! Ya te adueñaste del perro y lo agarraste de almohada”

Han pasado varios meses y hoy amanecimos con un pastel sobre la mesa, pero no es mi cumpleaños. ¿O se me olvidó? Y ¿por qué hay tanta gente con regalos y no me dan ninguno? ¿Es que ya no me quieren?

“Tú sigues alargándote cada día y no hay quién te pare. En la tarde, mi mamá te regañó por travieso y sentí bien gacho. ¿Qué me está pasando?”

¡Ay, este chamaco! No se queda quieto nunca. “¡Peeeeera, canijo! Cuidado con las escaleras que te vas a volar el diente”

“Se me pone muy difícil no quererte cuando me miras, chiquito. Bueeeeno, está bien. Puedes jugar con mi avioncito”

“¡Hoy fue un día bien bonito! Diste tus primeros pasitos frente a mí y yo así de: ’Un pasito, otro pasito. ¡Muy bieeeen!’”

“Esto de tener a un cómplice para las travesuras se está volviendo bien chido. Ahora ya no me toca planear y ejecutar la estrategia a mí solito, porque te tengo a ti. ’Tonces, tú lloras para distraer a mamá y yo me trepo por el frasco de galletas’”

“Hasta que por fin dejaste de llorar todas las noches, canijo. Ahora te dio por usurparme la cama también, pero sale vale. Esta noche te saco de tu cuna y dormimos acurrucados”

“Querido hermanito:
Aunque me molestó que llegaras a mi vida, eres mi mejor amigo. No te cambio por nada en el mundo. Puedes estar seguro de que haría mis actos más valientes por ti, como comerme tu brócoli cuando mamá no esté mirando, sacar la pelota del jardín del vecino gruñón y cargar tu lonchera en la escuela”

¿Cómo fue tu historia con tus hermanos? ¿Crees que es más divertido ser el hermano mayor o el menor? ¡Envíanos tus mejores anécdotas!

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