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16 Modales con los que se podría reconocer a una dama de verdad

Actualmente, podría parecer que el uso que se le da a la palabra “dama” es muy general. Se le podría llamar así a cualquier persona del sexo femenino, pero realmente es algo que va más allá de eso. Es una mujer que sabe comportarse dignamente en diversas situaciones.

En Ahora lo vi todo investigamos minuciosamente todos los detalles y la amplia connotación que implica ser una verdadera dama.

Una dama sabe aceptar cumplidos, comprende que ella merece palabras agradables y responde con agradecimientos (un breve “gracias” es suficiente) y una sonrisa cortés. En ningún caso comenzará una discusión y refutará el elogio, ya que esto puede confundir al interlocutor.

Una de sus reglas constantes es mirar a los ojos a la persona con la que habla, no importa si es un conocido, un familiar, un niño, un adulto, un mesero o un jefe. Durante una conversación es inaceptable mirar a la pared, corbata o zapatos de otras personas. Una mirada atenta a los ojos mostrará que ella está concentrada en la charla, no se distrae por pequeñeces y no le falta el respeto al interlocutor.

Estrechar la mano a la hora de encontrarse con alguien es algo que se hace sin excepción. Lo principal aquí es no confundirse: en la vida cotidiana fuera del trabajo, las personas mayores son las primeras en dar la mano. En el trabajo, alguien que tiene un puesto más alto siempre es el primero en saludar a sus empleados, independientemente de su edad.

Al acomodarse en una silla o en un sillón, una dama pone una mano sobre la otra o las entrelaza.

Una de las reglas más importantes que una dama nunca violará es la postura, tanto en sociedad como consigo misma. La posición y los hombros rectos son los detalles principales para ella en cualquier situación. Y eso no solo permite conservar la salud de la columna vertebral, sino también de muchos órganos.

Una dama sabe cómo controlar sus emociones. En ella no verás ojos sorprendidos, cara de odio o ira, o incluso una sonrisa muy grande. Ella recuerda que debe reducir la expresión de sus sentimientos: si está extremadamente indignada puede permitirse fruncir el ceño; si está muy sorprendida, puede expresar emociones a través de su mirada y levantar las cejas. Una dama siempre está tranquila. Su rostro y sus gestos son precisos y moderados.

Los límites personales son primordiales. Es inaceptable violarlos, ya sea tanto externos como internos. Una dama no soporta el desprecio o la intolerancia, y sabe cómo indicarle con tacto a un interlocutor demasiado obstinado que solo con su permiso puede poner la mano en su hombro o tocar su cabello. No hay necesidad de discutir y entrar en conflicto; un par de frases acertadas y expresadas de manera tranquila son suficientes para que la otra persona sienta que cruzó los límites.

El alboroto y la preocupación son señales de desenfreno en las emociones y los pensamientos. Una dama no puede permitirse balancear la pierna, tocar el borde del mantel o jugar con un mechón de su cabello. Tales señales en el comportamiento revelan que una persona literalmente no puede controlarse. Es muy importante mostrar a sí misma y a los demás que es un ejemplo de calma, dignidad y resistencia.

Durante la hora de la comida, la servilleta de la mesa debe estar colocada en el regazo y doblada a la mitad. Durante una cena, debe extenderse por completo en el regazo.

No está prohibido poner los codos sobre la mesa. Lo principal es recordar que solo se permite hacerlo antes de comer o en el intervalo entre platillos.

Aplicarse perfume es un proceso muy personal y debe hacerse cuando nadie se encuentra cerca. Lo mejor es ponerlo en los puntos donde los vasos están cerca de la piel: muñecas, pliegues de los codos, centro del pecho, sienes o en una zona de piel de 7 a 8 cm por debajo del lóbulo de la oreja. Debes recordar la regla principal: todo es bueno con moderación. Además, es importante no olvidar que el aroma del perfume no debe sentirse más allá de un brazo de distancia.

El maquillaje de una mujer de la alta sociedad consiste en destacar la belleza natural y no cubrirla demasiado. El maquillista de la princesa Diana aconseja usar colores naturales y, en especial, prestar atención al tono de piel.

Durante una pequeña charla, es mejor evitar mencionar nombres, títulos o direcciones, y limitarse a la información general, es decir, sin dar muchos detalles. Por ejemplo: es mejor reemplazar “Estaba en la cafetería ’Cielito Bonito’ con mi amiga, Rocío” por “Fuimos a tomar un café”. La lista de temas indeseables incluye salud, política y religión.

Al visitar un país, es recomendable vestirse de manera neutral y mantener los codos, la parte superior del cuerpo y las rodillas cubiertos. Para entender qué estilo es aceptable en una nación, basta con ver su traje nacional. Al comunicarte con los habitantes locales, debes tener cuidado al elegir los temas y recordar las peculiaridades de las culturas. Por ejemplo, no tienes que elogiar el té chino en Japón.

Antes de ir de compras, es mejor maquillarte al mínimo y asegurarte de quitarte el labial. Esto eliminará el riesgo de ensuciar accidentalmente la ropa a la hora de probártela.

Si viajas en avión y alguien se comporta de manera inaceptable o les genera incomodidad a ti y a otras personas, entonces tienes que decírselo al auxiliar de vuelo. Estos son los responsables de mantener el orden a bordo, y es por eso por lo que es mejor comunicarse con ellos.

¿Cuáles de los comportamientos descritos anteriormente te resultan familiares?

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