14 Niños con los que contar hasta 10 no es suficiente
Los niños son tanto el mejor regalo, como la fuente de muchos dolores de cabeza para sus familias, pero nadie puede negar que son esos momentos adorables de travesuras e inocentes ocurrencias que terminan en una presentación de comedia, los que hacen que la paternidad mantenga la chispa viva. Vivir con niño hace que cada día sea nuevo, cierto, y gracias a la tecnología, no hace falta tener hijos propios para conocer a chiquitines con mentes voladoras que ganan corazones y risas.
1. Mi hermano vertió un paquete de abrojos Bunchems en la cabeza de mi hermana. 20 horas después, mi mamá logró desenredar el cabello de su hija
2. “El hijo de mis amigos agregó malvaviscos al cuenco del gato porque el gato los ama”
3. “No sé quién es más tonto: si mis hijos, que no cerraron la puerta del auto, o yo, que no revisé si estaba cerrada”
4. “El hijo de un amigo puso una Pepsi en un minirrefrigerador con congelador. Aquí está el resultado”
5. “Soy padre y trabajo como mecánico. Todos los fines de semana mis hijas me pintan las uñas”
6. “Mi hijo de 2 años dejó caer 10 mil cuentas”
7. “Entro en la habitación y veo cómo mi hijo de 3 años está tratando de garabatear algo en un cuaderno con un lápiz de una tableta gráfica”
“Al ver el horror en mis ojos, la abuela dijo: ’No te preocupes, este bolígrafo ya no escribe. Luego hay que tirarlo’”.
8. “Búscame, papi”
9. Magnífico lugar para cargar la consola, ¿verdad?
10. “Por culpa de mi hijo, hoy tuve que comprar una manzana falsa en la tienda”
11. “Mi pequeño hizo esto en el kínder y dijo: ’Mira, papi, eres tú’”
12. “No sabía que estaba criando a un escalador”
13. “Mi hija de 3 años gritó orgullosa desde la habitación contigua que había puesto su plato en el lavaplatos”
14. Hacer las labores caseras más difíciles es una constante infantil
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Una vez, mi abuela lavó todas las camisetas de mi abuelo y las colgó afuera para que se secaran (vivíamos en una casa). Afuera estaba helado. Salí al patio a caminar, toqué las camisetas y me di cuenta de que estaban duras como una piedra (estaban congeladas). Pensé: “¿Cómo puedo ayudar a mi abuelo, cómo ablandar las camisetas?”. No se me ocurrió nada mejor que tomar una azada y empezar a golpear la ropa colgada con ella. En resumen, corté todas las camisetas. Después hablaron conmigo durante mucho tiempo, explicándome por qué no se podía hacer eso. Me asombra que hayan tenido la fuerza necesaria para no regañarme. © Anastasiia / Genial
¿Eras muy travieso cuando eras niño? ¿Quién tuvo más éxito en eso: tú, tus hijos o tus sobrinos?