19 Personas a las cuales la buena suerte parece escapárseles de las manos como el Correcaminos al Coyote

Hay días en los que parece que nos levantamos con el pie izquierdo, porque todo nos sale mal, y aunque es cierto que la vida no puede siempre ser azúcar, flores y muchos colores, tenemos la posibilidad de tomar el lado cómico de las situaciones y reírnos un poco de nuestra propia desgracia.

En Ahora lo vi todo sabemos que la risa puede aliviar los malos ratos, y los usuarios de internet nos lo demostraron compartiendo los acontecimientos menos afortunados que han vivido.

1. “Me fui de una casa totalmente normal para resolver pendientes. Volví una hora y media después para encontrar esto”

2. “Hice café sin colocar la taza. ¡Buenos días!”

3. La puerta del garaje se cerró y no tienen otra forma de entrar

“Ayer mi hermano compró su primera casa. Estacionó el coche en el garaje, cerró la puerta y se olvidó de que aún no había configurado el control remoto de las puertas. Nos tomó más de una hora entrar en su propio garaje”.

4. “Soy la única persona en una oficina de 30 empleados que se disfrazó hoy, y estoy usando un traje de plátano de cuerpo completo”

5. “Se me cayeron al piso 50 mil cuentas diminutas y ahora tengo que clasificarlas a mano”

6. “Escribo libros de cocina, pero ayer me olvidé de ponerle polvo de hornear y bicarbonato de sodio a mi pastel”

7. “Si se derrama acetona sobre la mesa, asegúrate de limpiarlo TODO”

8. Cuando los accidentes ocurren

“La abuela de mi esposa compró un televisor nuevo, así que heredamos su viejo televisor de 55 pulgadas. Mientras lo llevábamos a través del garaje, un soporte para pasteles cayó sobre la pantalla. Mi esposa había esperado ansiosa este día durante toda la semana...”.

9. “Cuando te subes al avión para un viaje largo y abres el estuche de tus audífonos para descubrir que está vacío”

10. Miedo n.º 561: caminar con un agujero en los pantalones y no notarlo

“Si crees que estás teniendo un día difícil, recuerda que yo entré a la universidad con un agujero gigante en el trasero y no lo noté hasta la mitad de la segunda clase, cuando un chico de una mesa del fondo me lo dijo tímidamente”.