6 Frases que pueden tirar la relación con tus hijos por la borda y 6 cambios que podrían salvarla
Tener hijos y criarlos puede llegar a ser una tarea complicada. Cada una de nuestras acciones y palabras influyen en el crecimiento de los niños que más adelante se convertirán en adultos, y es importante que analicemos lo que sale de nuestra boca cuando nos dirigimos a nuestros pequeños rayos de sol.
En Ahora lo vi todo, sabemos que los padres no son perfectos, ya que también pueden equivocarse, así que hicimos una recopilación de frases que sería mejor evitar y algunas alternativas con las que podrían ser cada día mejores cabezas de familia.
1. “En esta casa nada es tuyo”
Algunos padres están sinceramente convencidos de que un niño se convierte en una persona independiente solo cuando puede mantenerse a sí mismo. En consecuencia, hasta ese momento, uno puede ignorar su opinión, sentimientos, necesidades especiales, etc. La idea tóxica de que mientras una persona no esté ganando dinero “no es nadie” está creando una generación de adictos al trabajo acomplejados.
Los niños que han aprendido desde la cuna la idea de que nada en el hogar de sus padres les pertenece nunca se sienten seguros. La infancia perdida, la depresión, la ansiedad, los sentimientos debilitantes de culpa y vergüenza y la baja autoestima son solo algunas de las consecuencias frecuentes de esta forma de crianza.
Tales actitudes de los padres son la mejor manera de motivar a un adolescente a alejarse rápidamente de mamá y papá, para finalmente proporcionar a su pequeño mundo al menos algún tipo de estabilidad. Se irán a vivir fuera aunque sea a un rincón en un albergue, pero con la ilusión de que sea “su” lugar. Estas personas, por regla general, trabajan duro, porque es la única forma en que sienten su valía.
Evita: “¡Porque te lo digo yo!”
Intenta: “Es hora de apagar la televisión y comenzar a hacer los deberes”.
La primera frase no le da a tu hijo una idea de por qué debería comenzar a hacer algo que le pides. En cambio, puede hacer que tu hijo sienta que no tiene ningún derecho, y eres tú quien siempre tiene el control. Intenta dar instrucciones simples y comprensibles explicando brevemente las razones que hay detrás de tus palabras.
2. “No lo necesitas”
Esta frase tiene muchos análogos, desde “¿para qué lo quieres?” hasta “sobrevivirás sin eso”. Su significado se reduce al hecho de que el niño debe olvidarse de sus sueños y deseos, y no porque sean irrealizables, sino porque los padres no consideran necesario cumplirlos.
Con el tiempo, los niños simplemente dejan de soñar con algo porque comprenden que nunca se hará realidad. Ya saben que en lugar de la muñeca tan esperada, debajo del árbol de Navidad habrá un suéter, y en lugar de un bocadillo en un café, mamá dirá: “¿Acaso no tenemos comida en casa?” (incluso si no hay problemas económicos en la familia). ¿Por qué? “¡Porque yo lo decidí, por eso!”.
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Me decían “no te hace falta” en respuesta a cualquier solicitud (no necesariamente una compra) y “solo aguanta” ante una queja sobre cualquier malestar. Ahora soy una “aguantadora” que tiene dificultades con los límites personales. © saasshhha / Twitter
Evita: “¡Deja de llorar!”
Intenta: “¿Qué te pasó?” o “¿Qué te hizo enojar tanto?”
Llorar es totalmente normal, incluso si la razón por la que tu hijo está llorando no te parece tan importante. Al decir: “¡No llores!”, disminuyes el valor de los sentimientos de tus hijos y puede hacerles sentir que sus emociones no son relevantes. En cambio, puedes intentar demostrarle que te importa y que quieres ayudarle.
3. “¡Eres el / la mayor!”
Cuando a la familia llegan niños más pequeños, los mayores a menudo tienen que crecer muy rápido. A los ojos de muchos padres, pierden el derecho a ser pequeños, incluso si la diferencia de edad es muy chica. Se les asigna una serie de responsabilidades: volverse más sabios, más serenos, más independientes. Y no importa que el niño en ese momento tenga entre 2 y 3 años.
La maduración temprana y a la fuerza aún no ha beneficiado a nadie. Sí, un niño así está más adaptado a la vida y puede lograr mucho, pero el costo del éxito termina siendo la infancia perdida, el resentimiento hacia los padres y “los más pequeños”. Esto no contribuye a las relaciones familiares cálidas de ninguna manera y, a menudo, se convierte en un obstáculo psicológico para crear una familia propia.
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Toda mi infancia escuché la frase “Eres la mayor”. Después de eso, tenía que entregar inmediatamente mi juguete favorito, un libro, un dulce, olvidarme de mis propios intereses y cuidar de mis hermanas gemelas menores. Cuanto más crecía, tantas más cosas debía hacer. Limpiar todo el departamento, cocinar, ayudarles con la tarea. A los 19 años, me escapé. Ahora me mantengo en contacto solo con mis padres. Y tampoco con demasiada frecuencia. Y la diferencia de edad entre mis hermanas y yo es de 1 año y 10 meses. © “Oídoporahí” / Vk
Evita: “¡No hay nada que temer!”
Intenta: “Veo que tienes miedo, pero estoy aquí contigo”.
Es imposible que la primera frase pueda consolar a tu hijo si ya tiene miedo. Y nuevamente, le envía al niño un mensaje que sus sentimientos no cuentan. En cambio, tienes que compartir los sentimientos de tu hijo y hablar sobre el miedo y su causa.
4. “Haces todo mal, mejor lo hago yo”
Nadie nace con la capacidad de cocinar, lavar o planchar una camisa: todo viene con la experiencia, que debe surgir de prueba y error. A menudo es más fácil para los padres hacer algo ellos mismos en vez de enseñarle a un niño una nueva ocupación, porque eso lleva tiempo y luego hay que eliminar las consecuencias de sus experimentos y rehacer todo.
Muchas madres y padres tratan de proteger al pequeño de las preocupaciones innecesarias, olvidando que las tareas del hogar son una parte importante de la crianza de los hijos. Tal trabajo ayuda al desarrollo del autocontrol y la disciplina (después de todo, no tiene sentido tirar basura donde tú mismo lavarás los pisos), y ambas cualidades definitivamente serán útiles para los niños en la vida.
Los pequeños que no tienen la oportunidad de aprender de sus errores junto a sus padres, en la edad adulta se sienten inválidos domésticos, tienen miedo de emprender cosas nuevas y no creen en sus propias fuerzas.
Cuando era pequeña, mi madre me regañaba por pelar las papas demasiado toscamente y quitar una capa muy gruesa, y me decía que mejor ni hubiera comenzado. O, si aspiraba el piso, esperaba alegre su reacción, pero me decía que me había hecho falta aquí, que había quedado suciedad allí, y era mejor no hacerlo que hacerlo mal. Qué puedo decir, a la edad de 17 años, estando en una residencia estudiantil, ni siquiera podía calentar comida preparada. Pero nada, la vida me lo terminó enseñando. © ankaka / Pikabu
Evita: “¡A tu edad ya sabía hacerlo!”
Intenta: “¡Déjame enseñarte cómo se hace!”
Todos los niños se desarrollan de manera diferente y comparar a tu hijo con otros, incluso si eres tú, no es la mejor idea. En cambio, trata de enseñarle a tu hijo cómo hacer algo que aún no puede hacer.
5. “Te dedicamos toda nuestra vida y tú... ¡Ingrato!”
Los padres hacen un gran esfuerzo para asegurarse de que sus hijos vivan mejor que ellos. Para algunos, el niño se convierte en el centro del universo alrededor del cual gira el mundo. Pero el pequeño no elige esa posición y no está obligado a pagarles a sus padres una deuda toda su vida por lo que han invertido en él. Porque fue la elección de ellos, no la suya.
Un niño a quien se le inculca desde la infancia la idea de que él es el sentido de la existencia de alguien, carga sobre sus hombros el peso de la responsabilidad por el bienestar de los adultos y un sentimiento de culpa por no siempre cumplir con sus expectativas. Parece existir “a crédito” en lugar de simplemente vivir.
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Mi diagnóstico es “Hicimos todo por ti, y tú...”. Siempre me compraban todo sin preguntarme. Todo lo mejor, por supuesto. Pero no lo que yo pedía. No podré pagar por toda la riqueza material que tengo hasta el final de mi vida, y siempre me lo recuerdan. Me presentan el recibo regularmente: hemos hecho tooooodo esto por ti, y tú... Y yo no tengo vida propia en absoluto, pago la deuda con mi vida. © Irmali / AdMe
Evita: “¡Ya verás cuando que tu papá (mamá) regrese a casa!”
Intenta: “Por favor, no vuelvas a hacerlo. Me hace sentir molesto porque...”
Cuando dices la primera frase, “pospones” las consecuencias del comportamiento incorrecto de tu hijo, y es probable que, cuando tu pareja regrese a casa, el niño habrá olvidado lo sucedido. Además, asustas a tu hijo con su padre o madre, convirtiendo a tu pareja en “el malo” y disminuyes tu propia autoridad. Intenta resolver el problema tú mismo y explícale al niño por qué estás molesto con su comportamiento.
6. “Eres un nene” / “Eres una nena”
A muchos niños se les prohíben ciertas acciones y comportamientos debido a los roles de género. Tradicionalmente, se supone que los niños no deben llorar, ser tiernos ni vestir de rosa; y las niñas no deben trepar a los árboles, jugar a los carritos o al hockey. Estas restricciones impiden que los niños aprendan libremente sobre el mundo que los rodea y expresen abiertamente sus sentimientos.
Además, estas frases forman conceptos erróneos en los niños. Los varones crecen con la sensación de que sus compañeras son inferiores a ellos porque ser “como una niña” es vergonzoso. A las chicas les parece que todos los niños son gamberros agresivos, de los que es mejor mantenerse lejos. Esto puede conducir a problemas en las relaciones con el sexo opuesto para ambas partes.
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“¡Eres una nena!” ocupa el primer lugar entre las frases favoritas de mi madre. No se puede discutir, no se puede pelear, no se puede mandar a pasear bien lejos al “novio” que ella misma se ha encargado de encontrarme. © Mnogolikaya / Yandex.Zen
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Me harté de que mi hijo tenga prohibido llorar, de que haya colores “correctos” e “incorrectos” para un niño, simplemente me congelo si mi hijo se golpea dolorosamente y lo callan con la frase “No llores, no eres una niña”. Y me molesta no poder limitar mi círculo social, porque la mayoría de las personas con la percepción de “eres un niño” son mis parientes mayores, a quienes, en realidad, amo mucho. © “Habitación № 6” / Vk
Evita: “¡Estoy decepcionado de ti!”
Intenta: “Lo que hiciste me hace sentir molesto, porque...”
La frase “Me siento decepcionado” le suena a un niño igual que “Me decepcionaste”, y puede hacerle sentir que no cumple con tus expectativas. Trata de explicar cómo las acciones de tu hijo te hacen sentir sin usar las palabras “decepcionado” y “decepcionar”.
¿Qué comentarios hechos por tus padres son los que más te han marcado como persona?