7 Situaciones que pueden determinar si estás cumpliendo bien tu rol de padre o madre
Nadie nace sabiendo cómo ser padre o madre. Podemos leer mil libros, artículos de crianza, escuchar podcasts, y todo lo que se nos ocurra, pero la realidad suele ser muy distinta a lo que podíamos esperar. Sin embargo, hay algunas señales que dicen: “¡estás yendo por buen camino!”.
En Ahora lo vi todo recopilamos algunas situaciones que son un guiño a que tu rol de padre o madre está bien encaminado.
1. Tu hijo comparte sus problemas contigo
Es maravilloso cuando un hijo o una hija te cuenta con orgullo sus éxitos y logros. Pero es mucho más importante que no tenga miedo de hablarte acerca de sus problemas. El deseo de compartir con alguien sus fracasos para que, al mismo tiempo, lo escuche y apoye, es una necesidad natural del ser humano. El niño debe comprender que en la vida se producen situaciones diferentes, y no hay nada vergonzoso en los errores y la tristeza.
2. No persigues las buenas calificaciones
Si, por ejemplo, el niño obtuvo una mala calificación en la escuela, no debe temer que sus padres se enteren de eso. Los pequeños a los que les preocupa esto, a menudo, ocultan su agenda escolar o le arrancan páginas, y, en ocasiones, incluso sienten pánico de volver a casa, porque saben que allí les espera un castigo. Los padres buenos les explican a sus hijos que el rendimiento escolar es importante, pero que es más significativo lo que aprenden, y no las calificaciones que obtienen. Con este sistema educativo, el niño se dará cuenta de que, aprendiendo la materia, puede corregir la situación de forma independiente.
3. En tu familia se respeta el espacio personal de cada uno
Muchos padres consideran indispensable que el niño, por ejemplo, siempre llame a la puerta antes de entrar en su dormitorio, mientras que ellos mismos se permiten irrumpir en la habitación sin avisar siquiera. Las normas familiares deben ser las mismas para todos. Respeta el espacio personal del niño y él hará lo mismo contigo.
4. No criticas a tu hijo
Los buenos padres no critican a sus hijos. No se los debe llamar estúpidos, gordos o perezosos. Tales adjetivos generan complejos en el pequeño, los cuales son difíciles de eliminar incluso al alcanzar la edad adulta y consciente. Mide bien las palabras y especifica qué acciones concretas no te agradan, sin pasar por el túnel oscuro de insultar a la persona.
5. Reconoces tus errores y pides disculpas
Todos cometemos errores: tanto los niños como los adultos. Sin embargo, la mayoría de los padres se olvida de que se debe no solo enseñar a un pequeño a pedir perdón, sino también mostrar cómo se hace dando el ejemplo. Si te das cuenta de que no deberías haber gritado o que hiciste algo indebido, no dudes en pedirle disculpas a tu pequeño. Al fin y al cabo, el fuerte es aquel capaz de reconocer sus debilidades.
6. No le impones tus intereses al niño
El niño debe hacer lo que le gusta a él, no a ti. Es genial si papá jugó al fútbol en su infancia y a su hijo también le encanta practicar ese deporte. Pero es posible que a tu pequeño le guste más el baile o la música. Aprende a percibir sus talentos sin imponerle tus sueños incumplidos.
Los buenos padres fomentan las aspiraciones de su hijo para su desarrollo, y, de ese modo, lo ayudan a crecer como una persona feliz que se dedica a lo que ama con todo su corazón.
7. Confías en lo que te dice tu hijo
Una situación muy típica: una madre o un padre asiste a una reunión en la escuela donde el profesor expone sus quejas por el comportamiento del niño. Sin comprender el problema en detalle, el padre, enojado, regresa a casa y hace un escándalo. Sin embargo, antes de regañar, bien vale la pena preguntarle a la “parte acusada” sobre lo ocurrido desde su punto de vista. Quizás, tu hijo no tenga la culpa y, por el contrario, necesite de tu ayuda para resolver el conflicto.
¿Cuál es el desafío más grande que has enfrentado como padre o madre?