10 Cosas que hacemos por educación en las tiendas, pero que no deberíamos hacer
Es un hecho que, con frecuencia, las pequeñas cortesías del diario ayudan a que todos convivamos de manera más armoniosa. Sin embargo, hay reglas no escritas de comportamiento, que por más lógicas que parezcan, en ocasiones es mejor no llevarlas a cabo. Las tiendas, por ejemplo, tienen protocolos que es mejor dejar en las manos del personal, en lugar de ser amables con ellos.
1. Doblar o guardar la ropa
En las tiendas es normal ver muchos estantes con prendas perfectamente dobladas y organizadas. Algunas veces es mejor tocar la ropa lo menos posible, pero en ocasiones es necesario tomar un suéter o camisa para apreciar mejor su calidad o color.
Ahora bien, muchos clientes, luego de ver la prenda, deciden intentar doblarla y guardarla en el estante nuevamente, pero lo que muchos no saben es que las tiendas tienen algunas reglas para organizar sus productos, solo conocidas por quienes trabajan ahí.
Por ello, lo mejor es dejar las cosas a un costado o entregarlas a algún empleado del local para que nuevamente las organice.
2. Ayudar con los carritos del supermercado
Muchos de los clientes en los supermercados toman la iniciativa de devolver el carrito que utilizaron y llevarlo de nuevo a su lugar. El problema está cuando no solo deciden tomar el suyo, sino que intentan ayudar llevando varios a la vez, ya que podrían perder el control, rayar un auto estacionado o perder el equilibrio en el trayecto.
Lo ideal en este caso es dejarlos en el estacionamiento o en el sector de las cajas para que el personal los organice nuevamente.
3. Contar el dinero sobre el mostrador
Otra de las situaciones que podría ser bastante incómoda es cuando el cliente quiere pagar con efectivo o monedas e intenta contar colocando el dinero sobre el mostrador y hablando en voz alta, ya que de igual forma el cajero deberá verificar que el monto sea correcto sacando la cuenta nuevamente. Además, este hábito puede molestar a los otros clientes que esperan en la fila.
4. Subirse en los estantes
Dentro de los estantes de las tiendas hay infinidades de productos que van desde el suelo hasta lo más alto de la estructura. Muchos de ellos son de fácil alcance, pero hay situaciones donde algunos están a una altura superior que la nuestra y podemos pensar que incomodaremos a un empleado al pedirle ayuda.
Pero antes de treparnos para alcanzar algo del último nivel, es mejor pedir ayuda a un trabajador para que traiga una escalera y evitar accidentes o derrumbes.
5. Abastecer los estantes
En algunas oportunidades hay clientes que desean ayudar arreglando o reponiendo los estantes. En muchos casos hasta les dan su toque personal de organización. Sin embargo, este hábito debería evitarse.
Las tiendas tienen sus diseños para exhibir sus productos y que sean más llamativos para el comprador, por lo que al realizar esta acción podemos hacer que el empleado tenga que reorganizar nuevamente todos los estantes modificados.
6. Acelerar el autopago
La utilización de sistemas de autopago tiene muchos beneficios, ya que estos evitan colas y ahorran tiempo. Pero no debemos apresurarnos cargando los productos para sentir que ahorramos tiempo a la persona en la caja.
Esto debido a que en muchas ocasiones se va a necesitar que un empleado haga la verificación de algunos artículos, valide la forma de pago para continuar o corrija un error que hicimos al estar acelerados. Por eso es mejor tomarse el tiempo necesario para leer con atención las instrucciones.
7. Pensar que los empleados saben cuál es la fruta de temporada
A pesar de que los empleados de supermercados organizan los estantes de las frutas y verduras, no necesariamente saben cuáles son las de temporada, como tampoco posiblemente sepan cuál es la fruta que está más dulce o madura. En este caso, lo mejor es buscar con anterioridad e ir con una idea clara de lo que se necesita.
8. Juntar varias frutas o verduras para ahorrar bolsas
Cada producto en una tienda tiene un código para poder identificarlo. Por eso, en el área de las frutas y verduras es necesario embolsar los distintos artículos por separado y no mezclarlos ni asumir que si son de la misma clase poseen el mismo código. Por ejemplo, el precio de las manzanas dependerá del color de la fruta, de si es verde o roja. En consecuencia, el cajero deberá clasificar cada una por separado para poder verificar los códigos y finalmente cobrar.
9. No verificar el precio en el lector
Otro hábito muy común es cuando los clientes van hasta la caja a consultar el costo de un producto sin antes verificar que en los pasillos exista un lector de precio. Este artefacto está diseñado para mejorar la experiencia del cliente y ahorrarle tiempo en su búsqueda. Además, también le evita al cajero el esfuerzo de tener que interrumpir el cobro de los demás clientes para escanear el código del artículo.
10. Hablar por teléfono en la caja
Es común que pasemos horas utilizando el teléfono y hablando con nuestros conocidos en la fila mientras esperamos nuestro turno para pagar, pero lo ideal es que cuando lleguemos a la caja evitemos usar el celular y prestemos la mayor atención al cajero por esos minutos. De esta forma agilizaremos el proceso y no haremos perder más tiempo a los que esperan detrás.
¿Qué otro mal hábito de clientes deberíamos agregar a esta lista? ¿Qué situación incómoda has vivido gracias a otro comprador?