10 Curiosidades sobre la monarquía británica que solo tienen lógica para la familia real
Una de las monarquías más antiguas y conocidas es la de Reino Unido. Para el pueblo, la familia real es digna de todo el respeto y la admiración, y ellos se esfuerzan por ser un ejemplo para los súbditos. Con todo su poder y recursos, hay protocolos y particularidades que solamente la tradición y la pertenencia a la Corona pueden explicar.
1. Los ramos en las bodas reales
Sin importar el título nobiliario ni el grado en la línea de sucesión al trono, todos los miembros de la familia real deben obedecer una regla con respecto a los ramos de novia: el bouquet debe contener al menos una rama de mirto del arbusto original que la mismísima reina Victoria plantó en Osborne House en 1845. Esta flor particular simboliza el amor.
2. Las bolsas como medio de comunicación
Además de haber sido un accesorio imprescindible en todos los atuendos de la reina, las bolsas también le servían a la monarca para comunicarse con sus guardaespaldas y su personal en general. Según el biógrafo real Hugo Vickers, si la reina pasaba la cartera de su brazo izquierdo al derecho o la ponía en el piso, significaba que quería irse del lugar.
3. El rey Carlos viaja con su inodoro y papel higiénico
De acuerdo con el biógrafo inglés Tom Bower, el rey Carlos es sumamente excéntrico, a tal punto de que, cuando viaja o se queda fuera de casa, se asegura de que un camión con sus objetos personales lo siga hasta su destino. Entre las posesiones, destacan su cama, sus sábanas y cobijas, su asiento del inodoro y rollos de papel higiénico.
4. La reina no tenía pasaporte
A diferencia de todos los demás miembros de la familia real, la reina Isabel no usaba —ni necesitaba— un pasaporte para viajar. Su lógica parecía no tener fallas, y es que, dado que ella es quien emitía los documentos en cuestión, no consideraba necesario portar uno para poder desplazarse entre países.
5. Tampoco tenía licencia de conducir
Debido a la misma razón por la cual la reina no usaba pasaporte, resulta que tampoco necesitaba una licencia de conducir para ponerse detrás de un volante. Y hay más, la monarca tampoco necesitaba someterse al examen de conducción ni mucho menos aprobarlo, así como tampoco llevar placas en el auto que condujera.
6. El rey Carlos exige que planchen sus agujetas
De acuerdo con las afirmaciones del biógrafo real Anthony Holden, se conocía al rey Carlos como el “príncipe consentido”, dada su larga lista de caprichos, entre los que se encuentran la contratación de dos asistentes que lo ayudan a vestirse cada mañana, le planchan sus agujetas y sus pijamas, y le dispongan 2,5 cm de pasta dental en su cepillo de dientes.
7. El faldón de los bautizos reales
Desde el año 1841, cuando la reina Victoria bautizó a su hija, la princesa Victoria, 62 bebés reales habían recibido el sacramento del bautismo usando la túnica Honiton. Desde el bautizo del hijo del príncipe Eduardo en el año 2008, los siguientes bebés bautizados han usado una réplica exacta del faldón.
8. La reina tenía dos cumpleaños
A pesar de que la soberana nació el 21 de abril de 1926, un decreto nacional la obligaba a cumplir años el segundo sábado de junio, pues se establece que los monarcas deben celebrar en verano, cuando hay buen clima y es posible realizar el desfile pertinente, conocido como Trooping the Colour, sin contratiempos.
9. La reina no era la persona más rica del Reino Unido
A diferencia de lo que muchos podrían pensar, la fortuna de la monarca, aunque sustanciosa, estaba lejos de figurar entre las más altas de su país. En un conteo realizado recientemente, se estableció que la reina tenía una fortuna estimada en 350 millones de libras esterlinas (474 millones USD), lo que la ubicaba en el puesto 372 entre las personas más ricas del Reino Unido. De hecho, sir Paul McCartney está por encima de ella, en el puesto 174, con una fortuna de 800 millones de libras (1 mil millones USD).
10. Su esposo debía caminar detrás de ella
Contrario a lo que ocurre en las demás monarquías actuales, la reina Isabel no llegó al trono de la mano de su esposo, lo que implica que él no adquierió el título de rey, sino de príncipe, y que debía caminar detrás de ella y hacerle reverencias, como todos los demás miembros de la familia real.
¿Crees que podrías cambiar tu rutina diaria por una vida llena de “caprichos” reales? ¿Qué excentricidad impondrías si fueras parte de este círculo?