10 Datos no tan conocidos de las moscas que nos hicieron verlas de una manera diferente
Existen cosas molestas, y luego está ese zumbido provocado por una mosca volando alrededor de nuestra tranquilidad. En ese momento, muchos quisiéramos tener un superpoder para liquidar a esa villana o, al menos, para atinarle a su pequeño botón de “silenciar”, pero los humanos aún no hemos conseguido esa habilidad mágica. Aunque no podemos comprender del todo a estos insectos, hay datos detrás de sus hábitos que podrían resultar bastante interesantes.
En Ahora lo vi todo nos habría encantado entrevistar a las moscas, pero esta vez nos tocó investigar por nuestra cuenta para que puedas enterarte de por qué no dejan de frotarse las patas o de la razón por la que sería malísimo eliminarlas del planeta.
1. No son tan veloces como creemos
Es muy difícil para nosotros atrapar a una mosca; de hecho, esquivan con tal destreza todos nuestros intentos de deshacernos de ellas que pensamos que son ninjas. Pero, en realidad, no son tan veloces como creemos.
Estos insectos solo pueden volar a 7 kilómetros por hora, lo cual equivale a una caminata humana. Es más, si hicieran una carrera con las libélulas, perderían, ya que estas últimas pueden volar a 36 kilómetros por hora.
2. La destreza para esquivar el peligro se debe a sus ojos
Pueden no volar tan rápido como creemos, pero sin duda tienen una visión veloz. Para explicar un poco el porqué, tal vez es mejor aclarar que cuando la luz penetra en nuestros ojos humanos, se genera una reacción química que luego envía esa información al cerebro a través de impulsos eléctricos.
Pero las moscas, en realidad, tienen una reacción mecánica que permite señales neuronales más rápidas. Además, la corta distancia de los ojos de la mosca hasta su cerebro acelera el procesamiento de la información. Así que, mientras nosotros creemos que estamos por atacarlas con un matamoscas a una velocidad extrema, lo cierto es que ellas perciben todos nuestros movimientos como si nos moviésemos en cámara lenta.
Y además de ver el mundo en cámara lenta, los ojos de las moscas les permiten ver en 360°, así que pueden observar lo que está sucediendo delante y detrás de ellas. Ten por seguro, entonces, que si piensas combatir con una mosca mientras te da la espalda, el resultado sería el mismo: escaparía de igual manera que si estuviese de frente.
3. Si se frotan las patitas, no es porque estén armando un plan malvado
No es que las moscas estén pensando: “Vaya, vaya, apenas esta persona se distraiga, posaré mis patas sobre su comida”, mientras sueltan una risa perversa y se frotan las manos. Aunque no se note, las moscas pasan mucho tiempo aseándose cuidadosamente; tal vez más que nosotros. Si observas a estos insectos, podrás notar que con frecuencia se frotan las piernas, el cuerpo, la cabeza y hasta las alas, y no lo hacen por comezón, sino porque se están quitando la mugre. Podríamos decir que son limpiadoras compulsivas.
Si se frotan las “patas” (porque en realidad no tienen “manos”), lo hacen por una razón biológica: al eliminar la suciedad de las patas, quitan todos los elementos que podrían alterar sus sensores. Estos sensores son importantes para cuando aterrizan en una superficie, ya que necesitan determinar si la comida sobre la que están es comestible. Además son los que las ayudan a volar y a encontrar comida, así que podemos ver que el aseo para las moscas es cuestión de supervivencia.
4. Se limpian más que los humanos porque se ensucian más
Si al degustar una jugosa fruta te mancharas, muy seguramente deberías limpiarte las manos. Pero en el pequeño mundo de las moscas, la tarea de mantenerse limpias para tener sus sensores activados es toda una hazaña porque, debido a su diminuto tamaño, cada pequeña partícula de polvo y cada grano de polen son una catástrofe sanitaria para ellas.
Deben limpiarse con mucho cuidado. Con sus patas higienizan su cuerpo, sus alas e incluso sus ojos (sí, los ojos, y ellas no tienen párpados) con tanta destreza que podrían ser contorsionistas. También usan su boca para limpiar los residuos de sus patas y así desechar lo que es suciedad y comerse los restos de alimento que parecen comestibles.
5. Pueden sentir los sabores en todo su cuerpo
Según un estudio de la Universidad de Berkeley, las moscas tienen receptores que les permiten saborear la comida como humanos y detectar si un alimento es dulce o amargo, bueno o malo. Pero tienen una gran diferencia con nosotros: imagina que estás por comer una porción de tu comida favorita, como la pizza (todos la amamos); por mucho que te guste su aroma, lo cierto es que solo sabrás si tiene buen sabor una vez que entre a tu boca y puedas saborearla.
Según los profesionales, mientras que tú solo puedes sentir el gusto de la porción alimentándote de aquella clásica forma, la mosca puede saborear la comida hasta con las patas y las alas, ya que tiene receptores de sabor distribuidos por todo su cuerpo. ¿Te imaginas saborear tu pizza con las manos? Bueno, es lo que ellas hacen. ¡Comer debe de ser toda una experiencia sensorial!
6. El sentido del gusto no es para saborear la comida
Seamos honestos, si las moscas tuviesen tan solo un poco de buen gusto, no comerían todo lo que comen. Su percepción del gusto no es para saborear la comida, sino para detectarla y discernir si van a comerla o no. “Las neuronas gustativas básicamente le dicen a la mosca si la comida es buena o mala para ingerir”, explicaron los profesionales.
7. Existen miles de especies de moscas
Y por “miles” no decimos simplemente 1000 o 2000; siendo el mundo tan gigante, sería tal vez una cifra muy pequeña. Según los estudios, se ha calculado que hay 150 000 especies de moscas. Sin duda, esa cifra resulta excesiva si tenemos en cuenta que, por ejemplo, solo hay aproximadamente 18 000 especies de aves. Y creemos que con esa cantidad es suficiente. ¿Te imaginas a más de ellas rodeando tu comida?
8. Pueden caminar boca abajo
Estamos tan acostumbrados a ver a las moscas por todas partes que si las vemos caminando por una pared boca abajo, no nos sorprendería. Pero lo cierto es que nosotros necesitaríamos mucha destreza para caminar tan bien como ellas, como si fuese la cosa más normal.
No, no es que tengan mejor estado físico que nosotros, es porque sus patas tienen dos especies de almohadillas adhesivas en los pies llamadas pulvilli, que les permiten adherirse a las superficies; cuando necesitan despegarse, utilizan unas pequeñas garras que tienen en las patas.
9. Tenemos muchas cosas en común con las moscas, como nuestro ADN
La genética de los humanos es muy similar a la de las moscas de la fruta, según los científicos. “Aproximadamente el 61 % de los genes de enfermedades humanas que se conocen tienen una contrapartida identificable en el código genético de las moscas de la fruta”, explicaron al momento de dar las razones por las cuales en determinados experimentos es tan bueno contar con la participación de las moscas, ya que son buenos reemplazantes de los humanos.
10. Eliminar a todas las moscas del mundo sería una mala idea
Por muy insoportables que sean, las moscas son importantes para el mundo. Los profesionales afirman que, además de posar sobre la comida de las personas, polinizan las plantas, devoran organismos en descomposición y se comen lo que hay en los drenajes. Nadie más que ellas estaría dispuesto a hacer ese trabajo sucio. ¿Te imaginas toda la mugre que se acumularía si se extinguieran?
Y si eso no te parece suficiente para tener que soportar a estos cohabitantes, los científicos también afirman que si las moscas no existieran, no conoceríamos el chocolate, ya que una especie de moscas es la encargada de polinizar la planta del cacao. Por esa razón, sin duda muchas personas de buena gana apreciarán su existencia en el mundo, tanto como su paciencia se lo permita.
¿Qué insecto es el más fastidioso para ti y por qué? ¿Cuál es tu truco para evitar a las moscas “villanas” en casa?