Ahora lo vi todo
Ahora lo vi todo

9 Costumbres que eran comunes en los embarazos de la realeza antigua

Los tiempos cambian, y con ellos, las costumbres y hábitos. Cada época de la historia trae consigo sus propias curiosidades y rarezas, además de conocer cómo entendían la vida en cada momento. Algunas cosas pueden resultarnos más familiares y comunes, mientras que otras nos hacen dar un paso atrás y cuestionarnos sobre cómo es que podían suceder.

En Ahora lo vi todo compartimos algunos datos desconocidos de cómo se llevaban los embarazos en las familias reales en la Antigüedad.

1. Las reinas del pasado daban a luz frente a docenas de personas

El trabajo de parto es un momento muy íntimo, el cual requiere de mucho cuidado y de que solo las personas indispensables para la seguridad de la vida de la madre y el bebé se encuentren presentes. Sin embargo, en la Antigüedad era normal que miles de personas asistieran al nacimiento del nuevo príncipe, ya que para comprobar que el recién nacido fuera efectivamente hijo de la realeza, se necesitaba una serie de testigos.

2. Las madres reales recibían bandejas de nacimiento

En la Italia de la Antigüedad, para celebrar un parto exitoso, las madres recibían como regalo un desco da parto (“bandeja de nacimiento”), normalmente decorado con temas mitológicos o literarios. Luego de ser utilizados como motivo de festejo del nacimiento, podían ser colgados en la pared como un cuadro decorativo.

3. Solo las madres reales podían acceder a las fajas sagradas

Dar a luz en la época medieval era considerado peligroso, por lo que era común rodear la práctica de objetos como fajas de nacimiento con amuletos y oraciones para pedir por la vida de la madre y el niño. Aunque estas prácticas eran comunes en todas las clases sociales, solo la realeza podía acceder a las más ostentosas y consideradas sagradas.

4. Elegir un nombre no era tan sencillo

VALERY HACHE / AFP / East News

Elegir un nombre para un hijo o hija siempre es todo un desafío, pero para la realeza esto iba más allá, y se convertía en un asunto de responsabilidad histórica. Debía tenerse en cuenta toda la historia de la familia real y dar una muestra de respeto hacia los ancestros, a la vez que tenían que mantenerse contemporáneos para resultar relevantes y que la gente pudiera identificarse.

5. Las madres reales no amamantaban a sus hijos

En los siglos pasados, la mayoría de los bebés de la realeza eran entregados a nodrizas para que los amamantaran, ya que consideraban que la lactancia, al poseer propiedades anticonceptivas, era un impedimento para que la reina pudiera concebir al siguiente heredero. La casa real solía contar con un equipo de mujeres lactantes para garantizar la alimentación del recién nacido.

6. Se brindaban regalos de empuje

Por más que sean asociados con una tendencia moderna, los “regalos de empuje” ya eran utilizados en la realeza europea para festejar el nacimiento de sus herederos. Napoleón Bonaparte le obsequió a su esposa, María Luisa de Austria, un gran collar de diamantes como motivo de celebración de la llegada de su primer hijo.

7. Las reinas se “acostaban” antes de dar a luz

En el pasado, las mujeres de cuna noble decidían aislarse del mundo en una habitación privada antes de dar a luz, en una práctica que reconocían como “acostarse”. En tal espacio no se permitía la entrada a hombres y solo se dejaba ingresar a otras mujeres, dejando abierta una ventana para permitir que entrara aire fresco y una pequeña cantidad de luz. La idea de este lugar era ser una recreación del útero: cálido, oscuro y silencioso.

8. Las damas reales debían redactar un testamento previo al parto

Dar a luz en los siglos pasados, más allá de lo doloroso e incómodo, era potencialmente mortal. Los riesgos eran tales que se les aconsejaba a las madres reales la redacción de un testamento para asegurar sus bienes ante un posible fallecimiento prenatal.

Numerosas reinas del pasado fallecieron como consecuencia del parto, tales como Carlota Augusta de Gales, María Leopoldina de Austria o Alejandra de Grecia.

9. Se creía que la imaginación de la madre podía influir en el sexo del niño

En los siglos pasados, se pensaba que la imaginación de la mujer podía influir en el sexo y la apariencia del feto, por lo que era común ver a las madres rodeadas de hermosas imágenes de niños, especialmente de bebés varones.

¿Qué cosas harías si fueras parte de la realeza? ¿Cómo educarías a tus hijos?

Compartir este artículo