Ahora lo vi todo
Ahora lo vi todo

Una madre se cansó de hacer sola las tareas domésticas y probó un método que le dio una lección a su familia

Cada vez más personas visibilizan la enorme carga en el hogar que en muchas ocasiones se deposita en las mujeres y, a través de una división de labores, deciden dar paso a una convivencia mucho más armónica y equitativa en casa. Tal es el caso de la usuaria de Twitter Miss Potkin, quien decidió darle una lección a su familia para que se involucrara en las tareas domésticas y evitar que todo recayera en ella.

En Ahora lo vi todo, te presentamos la ingeniosa técnica que esta madre utilizó para que su familia colaborara con las tareas de la casa y que todos se dieran cuenta de la tarea titánica que ella realiza a diario.

48 horas de inacción: cómo empezó la historia

Esta madre dijo basta. Su familia no hacía nada para ayudarla. Se cansó de cocinar, lavar y, además, encargarse de la limpieza general de la casa. Entonces, simplemente dejó de hacer todas las tareas domésticas, y la pila de platos sucios no tardó en aparecer. Decidió ir hasta el final con su protesta silenciosa para ver qué efecto podría causar esto en el mecanismo de la casa.

Día 3: ¿Cómo que los platos no se lavan por arte de magia?

72 horas después del comienzo del experimento, ya no quedaban tazones grandes ni cucharas limpias. Las cosas sucias inundaban la cocina y nadie decía nada. Esta vez, el lavavajillas no sería cargado por mamá, no. Tampoco se cargaría solo por arte de magia. Pese a este visible desorden, nadie de la familia había dicho nada, ni tampoco movido un dedo para resolver el problema.

No todavía, todavía no

Para sorpresa de la madre, su marido encontró una taza y una cuchara para poder hacerse un té. Tuvo que recurrir ni más ni menos que a la taza de emergencia y a la cuchara de destete del bebé. Todavía nadie daba el brazo a torcer. El caos comenzaba a esparcirse por toda la casa. Ya no solo residía en la cocina, sino que los montones de ropa sucia comenzaron a surgir en diferentes puntos.

El baño tampoco se salvaría

Con la paciencia ya casi totalmente colmada, esta madre pensó en una solución momentánea para sus nervios. Sí, una ducha, una buena ducha de agua caliente para olvidar al menos por un rato el caos de la casa. Pero esto no sería tan así, ya que una vez dentro, se encontró con lo siguiente.

"Vacíos"

La excursión del desastre continuaba por la casa, y se encontraban cada vez más puntos de desorden. En las habitaciones no solo había ropa tirada, sino que empezaban a acumularse cosas sin demasiada relación entre sí. Ay, los niños...

Bueno, familia, ya fue suficiente, ¿no creen?

Un plato y un cuchillo usados, sucios, serían la última gota que cabía en el vaso antes de derramarse. ¿Por qué la madre no enloqueció? Bueno, digamos que el momento más oscuro del día es el instante anterior al comienzo del amanecer.

Al fin, la familia dio el primer paso. Ya no más tazones con cereales pegados, duros y secos como roca. Ya no más lavavajillas vacío. El sol comenzaba a salir para la madre, su punto estaba siendo demostrado. Bueno, no del todo, el padre olvidaría un paso clave...

Una de cal, una de arena

Su marido dio el primer paso, pero no del todo bien. Raspó la vajilla, la introdujo en el lavaplatos, pero jamás encendió el aparato. Sin embargo, por otra parte, comenzaron a verse cambios en el baño. Cambios de esos que, en contexto del experimento, eran dignos de festejar: ¡apareció el papel de baño!

Momento de la cena. ¿Hay platos limpios?

Recordemos que el lavavajillas estaba lleno, pero no encendido. La madre procedió a preparar algo con dos sartenes y el último cuchillo limpio. Como reserva, solo quedaban 3 sartenes y bandejas para horno. ¡Pero esperen! Algo inesperado sucedió.

Finalmente, el lavavajillas fue encendido. Y otras cosas extrañas comenzaron a pasar en la casa. Mientras la madre entraba a la cocina, escuchó la frase: “¡No pises, que está sucio!”, y seguido de eso vio como limpiaban frente a ella, sintiendo que los roles se intercambiaban por primera vez en mucho tiempo. No lo podía creer, ¿realmente estaba pasando? Y la respuesta es...

Tres días, solo tres días fueron necesarios para que alguno de la familia entendiera lo que estaba sucediendo. En 72 horas, la casa que esta madre mantenía limpia y ordenada pasó por diferentes etapas caóticas, pero al final, su familia entendió el mensaje y se puso en su lugar. Lección aprendida.

Un mensaje final para todas las familias

A lo largo de tu vida, ¿has ayudado en las tareas del hogar? ¿Qué mensaje de agradecimiento le darías a la persona que hizo tu infancia más sencilla?

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