14 Padres que no vieron la delgada línea entre amor y posesión
La línea que divide el amor de la posesión suele ser tan delgada en ocasiones, que incluso termina desdibujándose. Y si esto sucede en la relación de padres e hijos, la cosa se pone “color de hormiga”, porque ya no solo es la posesión, sino la sensación de que los padres lo saben todo y que, con la intención de “hacer lo mejor” para sus hijos, terminan haciendo más mal que bien.
En Ahora lo vi todo queremos contarte algunas historias de internautas que vivieron de cerca la posesión disfrazada de amor de los padres; y nosotros solo queremos hacerles saber que los apapachamos desde lejos y que reconocemos su valor.
- No entiendo el sacrificio que nos muestran constantemente. Por ejemplo, no tengo hijos y no planeo tenerlos. Estoy consciente de que me será difícil en la vejez, pero no quiero dar a luz a una cuidadora de adultos mayores. En la actualidad, una gran parte de mis ingresos los gasto en mi abuela, quien pasa enferma. Mi mamá apenas puede caminar. Pero ella viene a “cuidar” de mi abuela. No quiere contratar a una cuidadora o asistente, así empeorando su salud y acercando el momento en que yo tenga que dejarlo todo y cuidarla. No entiendo a las personas mayores.
- Mi amiga trabaja con niños, les enseña inglés. Simplemente, imagina cuánto esfuerzo se necesita para enseñarles a preescolares a leer en un idioma extranjero desde cero. ¡Pero ella logra hacerlo! Los padres están tan contentos, los niños la quieren mucho y ella es feliz. Pero su suegra siempre la reprocha. Cada vez que mi amiga se queja de que está cansada, le responde: “¿Cómo que cansada? ¿Cansada de qué? Tu trabajo no es difícil. En cambio, yo trabajaba como contadora en una fábrica. Ese sí era un trabajo digno”.
- A nuestras clases de baile llegó una “chica” de más de 40 años. Su hijo ya había crecido y ahora tenía tiempo para ella. Sin embargo, la madre de la chica estaba en contra de su nuevo pasatiempo. Al principio, en su conversación por teléfono se escuchó lo siguiente: “Ya estás grandecita como para comenzar a dedicarte a algo así”, y luego: “Sería mejor que le ayudaras a tu madre”. En respuesta, la chica le dijo que podía ayudarla con su jardín los fines de semana, pero la señora tampoco quedó satisfecha con eso.
- No le hice caso a mi mamá e ingresé a la universidad que yo quería. Mi mamá estaba en contra y decía que había perdido el tiempo conmigo, pero luego se calmó. En la universidad nos dieron la tarea de entrevistar a nuestros papás. Mi mamá dijo: “Antes, estaba orgullosa de mi hija, pero ahora no tengo nada de que estar orgullosa”. Me sentí muy mal y todavía me dan ganas de llorar. © Oídoporahí / VK
- Cuando era pequeña, solía pasar mis vacaciones en un pueblo. Allí, teníamos una vecina anciana, la señora Ana. Ella tenía una hija que se llamaba Guadalupe. Un día, vi cómo en una banquisa cerca de la casa estaban jugando un juego de palmas la madre de más de 80 años y su hija de más de 60. Cuando Guadalupe era joven, tuvo un novio, y era un chico muy bueno. La pareja quería casarse, pero los padres de Guadalupe lo consideraban un “candidato poco adecuado”. No dejaron que la chica saliera a ningún lado, por lo que Lupita pasó toda su vida al lado de su madre. © Darja K Graceful Curls / Facebook
- Llevo 5 meses sin trabajar, descanso en casa, leo libros, aprendo idiomas, salgo a caminar y cocino mucho. Vivo con mi mamá, pago las facturas del hogar y compro productos. También le doy dinero a mi mamá en caso de que lo necesite. Pero cómo molestan los familiares que simplemente no dejan vivir en paz y le andan diciendo a mi mamá todos los días que yo debería irme a trabajar y que no me esté manteniendo. ¡No entienden que vivo con la ayuda de mis ahorros! Estoy tan harta, ¿quién les pidió su opinión? © Oídoporahí / Facebook
- Contraté un servicio de limpieza. Mi mamá me dijo: “¿Acaso tú no puedes realizar la limpieza con tus propias manos? Te has vuelto muy floja”. Compré un robot aspiradora y un lavavajillas. Pero mi mamá sigue con lo suyo diciendo que la generación actual es muy perezosa. © otstan_ot_menua / Twitter
- Tenía una maestra que estaba casada y a su esposo le ofrecieron un trabajo en otra ciudad. Su mamá no quería dejarla ir, llegó a la estación de tren y dijo que eligiera entre ella o su esposo. Y mi maestra se quedó. Ahora ya tiene 50 años, no se ha vuelto a casar y no tiene hijos. Aún sigue viviendo con su mamá. © Balalaika / Genial.guru
- Durante mucho tiempo, mi mamá estuvo muy apegada a mi hermano. Lo consentía mucho. Ahora, él no sabe hacer nada en casa. Aun así, ella critica a todas sus novias. Entonces, le dije: “Mamá, así no conseguirá pareja en mucho tiempo. ¿Qué quieres? ¿Una chica perfecta?”. Y ella respondió: “Pues, nadie se merece a mi hijo”. Y entonces me di cuenta, ella no quiere que él se case en absoluto. © Lidia Ivanova / Genial.guru
- Desde la infancia, mi mamá me decía: “Eres una chica débil, no podrás hacerlo, deja el curso/ trabajo/estudios universitarios, deberías estar en casa, acostada en el sofá”. Si me enfermo, arma un escándalo y me encierra en la casa. Si tardo en algún lado —por cierto, tengo 25 años y tengo que decirle a qué hora estaré en casa—, entonces, de inmediato, tendré 20 llamadas perdidas en el teléfono porque “¡Estoy preocupada!”. Y todo el tiempo me dice: “No podrás trabajar, no podrás hacer nada sola”. Qué miedosa era en ese entonces. ¿Y saben cómo terminé con eso? Tengo menos de 30 años y vivo a 2000 km de mis padres. © Sofochka / Genial.guru
- Desde que era niña, quería ser traductora. Estudié mucho y me encantaba el inglés. Pero en la preparatoria, algo pasó con mis padres y decidieron que tenía que estudiar contaduría, dado que ser contador es una profesión solicitada. Ni siquiera me preguntaron qué quería estudiar. Pero recuerdo cómo lloré esa noche. Ahora trabajo en los medios de comunicación y mi título de contadora simplemente está de adorno en una repisa. Hace poco, mi mamá le armó un escándalo a mi padre diciendo: “¿Por qué no la mandamos a estudiar periodismo?”. Es que mi mamá piensa que, con un título en periodismo, habría podido convertirme en jefa.
- La directora nos contó una historia. Había una chica muy inteligente que era una alumna brillante en todas las materias y participaba en conferencias. Pero un día, justo en la clase, le dio una crisis nerviosa. Nadie pudo ayudarla. Llegó una ambulancia y fue internada en un hospital psiquiátrico. La directora le preguntó a los médicos cómo pudo pasar eso con una chica tan inteligente y tan excelente alumna. Y ellos respondieron que prácticamente todos sus pacientes eran de ese tipo de personas. © Oídoporahí / VK
- Toda la infancia me la pasé estudiando. Nos asustaban diciendo: “Estudia bien, de lo contrario, trabajarás como un sirviente”. Y así, mi hermano “sobrecumplió el plan”. A la edad de 27 años, logró el título de candidato a un doctorado de ciencias. La primera persona con un título superior en nuestra familia. Llamó a nuestro padre para escuchar las palabras de orgullo. Pero, en cambio, nuestro papá le dijo: “Pues, eso no importa tanto. ¿Cuándo vas a tener hijos?”. Mi hermano tiró su teléfono contra la pared. Su esposa lo trató de calmar durante mucho tiempo. Luego, mi hermano me dijo: “Si no están interesados en mí, ¿acaso van a querer a sus nietos?”.
- Esta historia le sucedió a una amiga. La chica tenía 28 años. Sus papás le preguntaban: “¿Cuándo piensas casarte y darnos nietos? Mira a tus compañeras de clase”. A lo que les respondía: “¿Y dónde están sus maridos? La mitad de ellas ya están divorciadas y no reciben nada de manutención”. Luego, le dijeron: “No importa, te ayudaremos, aunque no tengas marido”. Mi amiga se fue a la playa y quedó embarazada. Ella dio a luz a un hermoso niño. Un año después, la chica terminó viviendo en un departamento alquilado porque le dijeron que “no necesitaban un niño ruidoso en casa”. Ella contrató a una niñera porque le dijeron que “nadie nos ayudó a criarte y no estamos obligados a hacerlo” y se tuvo que ir a trabajar porque “¿qué dinero quieres? ¡No estamos obligados a mantener a tu hijo!”. © kozanostradamys / Pikabu
¿Cuál es el error y el acierto más grande que reconoces en tus padres?
Compartir este artículo