Ahora lo vi todo
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15 Historias de repartidores que muestran las alegrías y sinsabores de su trabajo

Por más que a muchos les sorprenda, el trabajo de los repartidores no abarca solo entregar pedidos. Al estar en contacto con las personas a quienes les llevan los paquetes, muchas veces se encuentran metidos en el medio de situaciones que son ajenas a su labor. Desde historias divertidas hasta algunas no tanto, estos repartidores, que muchas veces nos han salvado las papas, tienen historias hasta para escribir un libro.

En Ahora lo vi todo, recopilamos algunas aventuras para que conozcas un poco más de lo que pasa en el día a día de los mensajeros.

  • Trabajo como repartidor de flores. El pedido era para una señora mayor, y la clienta exigió un reportaje fotográfico. Llevé un ramo y pregunté:
    —¿Puedo tomarle una foto? Es una condición de la entrega.
    Entonces, la anciana, que apenas podía caminar, se sobresaltó y dijo:
    —¿Una foto? ¿Cómo que una foto? ¡Estoy sin maquillaje! Espera, hijo, al menos me pintaré los labios.
    Y corrió a maquillarse. © Oídoporahí / Vk
  • Le pasó a un amigo. Entregó una pizza y el cliente estaba absolutamente enojado porque ordenó chile amarillo en el lado derecho y estaba en el izquierdo. El cliente le mostró la pizza en la mesa y mi amigo volvió a leer su orden en voz alta para ellos. El cliente dijo: “Eso es correcto, pero está en el lado incorrecto”. Hizo girar la caja de pizza y le dijo al cliente: “Ahora, ábrala...”. Finalmente, el cliente abre la caja, lo mira y dice: “¿Cómo? ¿Cómo hiciste eso? ¡Pedimos una pizza! ¡¡NO TRUCOS DE MAGIA!!”. © Bud Jones / Quora
  • Solo trabajé en entregas por 4 meses, pero me pasaron cosas muy locas. Por ejemplo: le entregué un pedido a un chico que me contó una historia durante 30 minutos y luego me dio una propina de 100 USD por escucharla. © Seth Cutter / Quora
  • Trabajo como mensajero. Llevaba un paquete en el auto y, de repente, en algún momento, escuché un tic-tac, tic-tac. Preso del pánico, abrí la ventana y tiré el objeto a toda velocidad. Conduje unos 200 metros, y luego decidí reducir la marcha y volver. Me armé de valor, fui por el paquete y resultó que era un reloj de mesa. Tuve que ir a una tienda y comprar uno igual por la mitad de mi salario. © Cámara № 6 / Vk
  • Trabajo como mensajero. Francamente, me molestan las clientas que piden ropa de talla S siendo de talla 52 o 54, y que luego se ponen a discutir conmigo: “La gama de tallas es incorrecta, me trajiste la prenda equivocada”. Una vez le llevé a una clienta un vestido XL, y no S, para que se lo probara, y le quedó bien. Pues empezó a gritarme que era imposible, porque toda su vida había usado la talla S. © Oídoporahí / Vk
  • Una vez nos pidieron la pizza más grande que teníamos, con todos los ingredientes disponibles, excepto anchoas. Pesaba casi 14 kilogramos, y había que llevarla muy lejos, así que contaba con una buena propina. Los chicos que la ordenaron parecían sorprendidos de que yo siquiera hubiera podido llevarla, pero me dieron solo un par de dólares de propina. © Chris Ward / Quora
  • Hace una semana entregué 8 pizzas grandes, 12 botellas de refresco de 2 litros y 6 ensaladas. Cuando llevé el pedido, salieron unos niños y se llevaron todo. Recibí un mensaje de su padre en el que decía que me había dejado 25 USD de propina. Sin embargo, su hijo me miró y agregó: “Papá me dijo que te diera propina, pero yo mismo necesito ese dinero”. Y simplemente cerró la puerta justo en frente de mi nariz. © GeminiXVIII / Reddit
  • Llevé una pizza a un dormitorio estudiantil. Me crucé a dos chicas y, de repente, una de ellas preguntó: “¿Esa es mi pizza?”. Tendría que haberle preguntado su nombre, pero estaba tan cansado que solo dije el que aparecía en el recibo. Las chicas se miraron y una dijo: “Sí, soy yo”. Yo: “¡Perfecto! Solo necesito que firmes el recibo”. Le entregué el recibo, donde ella rápidamente garabateó algo y tomó la pizza. En menos de un minuto, se me acercó otra chica y me preguntó por su pedido. Alcancé a las muchachas que se habían llevado su pizza, y ellas simplemente la dejaron caer y comenzaron a reír. © Bakir Hajdarevic / Quora
  • Un viernes por la noche, recibimos un pedido de un dormitorio estudiantil. Me abrió la puerta una estudiante acompañada de un chico rubio. El sábado por la noche, nuevamente recibimos una orden del mismo dormitorio estudiantil, y me abrió la puerta la misma estudiante, pero acompañada de un chico de cabello castaño. La muchacha se sintió incómoda y empezó a ponerme caras tristes para que no la delatara. © Dan Hudson / Quora
  • Una vez, entregué la respuesta a una invitación para un baile de graduación. Le llevé a un chico una pizza con un “Sí” formado con pepperoni. La chica quería que las letras se leyeran bien, así que nos pidió que no cortáramos la pizza. Espero que ese muchacho haya tenido un cuchillo a mano. © Chris Ward / Quora
  • El año pasado, cuando entregué 3 cajas de pizza a una chica que vivía cerca de la playa, ató el dinero a una caña de pescar, lo tiró lentamente desde el segundo piso y me dijo que colocara la pizza debajo de la pequeña tapa de la puerta. © Emilia Rosa / Quora
  • Trabajo como mensajero. Tuve que llevar unos documentos para la firma del director de una gran empresa de prestigio. La secretaria no me dejó entrar a ver al jefe y me dijo que esperara: estaba en una reunión. De repente, se abrió la puerta de la sala de recepción. Un gato robusto y naranja con una rata entre los dientes irrumpió en el lugar y comenzó a arañar la puerta del director. Una voz desde la oficina:
    —Cata, ¿quién está rasguñando la puerta? Te dije que no dejaras entrar a nadie.
    La secretaria:
    —Señor Formosa, es Félix. Le trajo un informe semanal.
    El director, con una voz notablemente más cálida:
    —Ah, Félix, entonces déjalo pasar. © Marina Kukhoreva / Facebook

¿Cuál ha sido la experiencia más memorable que has tenido con un repartidor?

Imagen de portada Dan Hudson / Quora
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