Ahora lo vi todo
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15+ Nombres que seguramente dejaron mudo al personal del registro

Uno de los momentos más emocionantes de la maternidad es cuando ya se sabe el género del bebé y hay que elegir qué nombre llevará por el resto de su vida. Aunque hay muchos padres que se preparan para ese instante durante meses, otros simplemente lo dejan para última hora o se dejan llevar por las sugerencias de los demás. En todo caso, sus retoños acaban llamándose de un modo muy distinto al que se había planeado. Lo mejor de todo es que muchos de ellos deciden compartir sus historias con nosotros y, en algunos casos, hasta se ríen de los inventos de sus padres.

  • Yo me llamo Narkis Joel y soy hombre. Desde niño, si llamaban por teléfono o me veía el médico, e incluso hoy día, tenía y tengo que aclarar que soy hombre. En lo particular, conozco a tres Narquis; son mujeres, y sus nombres se escriben así. Supuestamente es griego y significa “flor”, pero yo no lo creo. © Narkis Tovar Castejon / Facebook
  • Cuando nací, mi papá quería que me llamara María Candelaria. Mi mamá protestó: “No, por favor, no le pongas así a la niña”. Cuando estábamos en el registro civil, ella seguía pidiéndole a mi padre: “No, por favor”. Mi papá, al ver la desesperación de mi mamá, le dijo: “Entonces ¿cómo quieres que se llame?”. En ese momento, ella vio el nombre de una secretaria del registro, que se llamaba Susana, por lo que le dijo: “Ponle Susana”. Mi papá le respondió: “Está bien, pero Susana María”. Siempre he dicho que no me salvé del María. Nunca me ha gustado, pero bueno, así me llamo. © Maria Sus Car Garcia / Facebook
  • Mi nombre es Aurelia. Pasé años sufriendo porque no me gustaba cómo me llamaba, hasta que entendí que mi papá me puso así por su mamá, y él amaba a su mamita, así como me amó a mí. Yo era su regalona, era sus ojos. Lo amo y lo extraño. Ahora llevo orgullosa mi nombre. Es muy poco común, y eso es lo mejor. © Aurelia Arredondo / Facebook
  • Cuando era bebé, mi papá quiso que me llamaran María Elena, pero mi mamá tenía otros planes. Viví con la creencia de que ese era mi nombre hasta los once años, cuando cursaba el quinto y necesité unos documentos oficiales para los exámenes. No aparecía en el listado de inscritos de la maestra, María Elena no se correspondía con ninguno de los nombres del récord. Llamaron a mamá para decirle lo que estaba sucediendo y ahí fue cuando me di cuenta de que ese no era mi nombre verdadero. El mío lo habían elegido por una tatarabuela que se llamaba VITALIA ENCARNACIÓN. No sé cómo me crie. © Vitalia Perez / Facebook
  • Bueno, mi verdadero nombre es Nashbil. Mi tía se lo iba a poner a mi primo porque pensó que iba a ser niña, pero al final fue niño, así que le pusieron Edison. Cinco meses más tarde nací yo; a mi mamá le gustó el nombre, por lo que me puso Nashbil. Se parece al de un condado de Texas, Nashville. © Deidara Akatsuki / Facebook
  • Mi nombre es Francedy y, aunque lo odié en un principio, es el nombre que me dio suerte y ahora amo su originalidad. A mi hija le puse Sabrina porque es mágica, llegó a alegrarme la vida y Saori porque quiere decir “princesa”. Se llama Saori Sabrina. © Jeimmy Perez / Facebook
  • Me iban a poner Úrsula, así como la del calendario, pero gracias a Dios no pasó y no me llamaron así. Acá estoy con mi nombre, Humbelina. Me encanta, es único y original. © Humbelina Medina Saucedo / Facebook
  • Mi mamá quería que me llamara Judith, mi papá no sé, pero mi abuelito me registró y me puso nombre de hombre. Me llamo Eleazar. © Eleazar Ortiz Martinez / Facebook
  • Mi madre eligió mi nombre, y me llamaría Carmen Elisabeth. Resulta que no, la señora del registro le dijo a mi padre que ese nombre no se escuchaba bien, así que me pusieron Carmen Margarita. Mi mami hasta el día de hoy se enoja al recordarlo. © Zometa Rachelle / Facebook
  • Mi nombre es Josefina. Mi padre me quería poner Rebeca, pero mi mamá, que peleaba mucho con él, le dijo: “Le voy a poner como la vieja esa que tenías, para que la recuerdes cada vez que la nombres”. Y es que la esposa anterior de mi padre se llamaba Josefina. Ahora, ¿yo qué culpa tenía? © Muñiz J Flores / Facebook
  • Yo me iba a llamar Hipólita porque a mi mamá le gustaba, no sé por qué, y Aurora por el día en que nací. Pero a mi padre se le ocurrió ponerme el nombre de su amante en turno y me llamó María de los Ángeles. Por supuesto, mi madre se opuso, pero no lo suficiente, y aunque fue una vileza, me gusta mi nombre. © Maria De Los Angeles Flores Carbajal / Facebook
  • Mi hija se llama Brihana Jung Suh. Su segundo nombre me gustó por Escalera al cielo. Era mi novela favorita, ahí dije que mi primera hija llevaría por nombre Jung Suh, y así fue. Casi nadie sabe escribirlo, pero la llaman más por su segundo nombre porque les parece bonito. © Maria Chavez / Facebook
  • A mi hermana le iban a poner María de Jesús, ya que tenía el cordón umbilical enredado y su nacimiento fue muy difícil, así que mi madre hizo ese juramento. Pero cuando estaban en el registro, la secretaria tuvo la brillante idea de abreviar María por Ma, así que mi hermana se llama “Ma” de Jesús. © Sandy Belt / Facebook
  • Yo me iba a llamar Circuncisión de Jesús. Gracias a Dios que no fue así. Marina es mi nombre. © Marina Garcia Gasca / Facebook
  • A mi hija más pequeña le puse Aleinad Daniela. Mis hijas y yo vimos un programa en el que un chico pronunciaba todo lo que le decían al revés. Probamos cómo se oía Daniela y nos gustó, así que decidimos llamarla así. Mi nieta se llama Airam (María), y otra nieta se llama Eneri (Irene). © Esperanza Martinez Gonzalez / Facebook
  • Yo nací el día de Santa Gorgonia. Mi madre me quería llamar así, pero mis hermanos mayores no quisieron e inventaron un sobrenombre: “Gogui”. Me iban a poner María Teresa, pero mi abuelito fue quien me registró y se le olvidó, así que me registró como María Ildelisa. Llegó mi papá del Norte, me bautizaron y le agregó Eva a mi nombre porque no le gustó el primero. Resulta que todo mis conocidos del pueblo y en la primaria solo me conocían por Eva u Gogui. Cuando comencé la escuela secundaria aquí en Estados Unidos, tenía que usar mi primer nombre y así me quedé solo con María Ildelisa. ¡Qué tragedia la mía! © Maria Ildelisa Gonzalez Espinoza / Facebook
  • Durante el embarazo mi mamá deseaba tener niña y prometió a la Virgen del Carmen que si se lo concedía, le pondría su nombre. Cuando nací, mi papá quería llamarme Rosalía, pero mamá le habló de su promesa. Ninguno de los dos quería ceder, así que la decisión salomónica fue registrarme como Rosa del Carmen, que por cierto me encanta. Como broma yo les decía que me quitaron el “lía”. © Carmita Evia / Facebook
  • El nombre de mi hija es Bryana Guadalupe. Fue así porque su padre se llama Brayan, y como tardé cinco años en tenerla, mi madre me decía que le pusiera Guadalupe, por la virgen, o Milagros, y de ahí salió el nombre de mi hija. © Rosy Eskareño / Facebook
  • A mí no me pusieron un nombre, sino un título: Reina. Y, para variar un poco, mi segundo nombre es Isabel. O sea, yo soy la Reina Isabel de mi casa, no la del Reino Unido. © Reina Castro / Facebook
  • Mi hijo tiene apellidos que parecen nombres, así que decidí ponerle nombres ingleses para que se notara bien la diferencia y se distinguiera; de otra forma, iba a parecer que tenía cuatro nombres. Se llama Ashley Byron y, antes de que alguien pregunte, Ashley es un nombre que originalmente era masculino, después pasó a ser tanto para hombre como para mujer. © Rosalia Noe / Facebook

Si fueras a ponerte creativo, y sin importar las consecuencias, ¿cómo le pondrías a tus hijos? ¡Tus mascotas también cuentan!

Imagen de portada Sandra V. De Js / Facebook
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