Ahora lo vi todo
Ahora lo vi todo

15+ Personas que casi no sobreviven a su trabajo de atención a cliente y existen para contarlo

Estar al frente de una empresa y tratar con la clientela es, sin duda, un trabajo difícil. Hay quienes no están conformes con el servicio, han tenido un mal día, o simplemente no tienen la cabeza en el lugar correcto y terminan por causarle grandes problemas a los empleados, que solo están tratando de ayudarlos. Más que molestarnos por sus malos tratos, echemos una carcajada y aprendamos de los errores de otros.

  • Típico comprador en una librería, un hombre que entra y dice: “Necesito un libro de la mujer que fue entrevistada en un canal de televisión esta mañana. No, no sé su nombre. No, no conozco el título del libro. Entonces, ¿dónde puedo encontrarlo?”. Otro cliente típico entra y dice: “Acaba de salir un libro nuevo. Es de color negro con una mancha roja en la portada. ¿Dónde puedo conseguirlo?”. © Judy Gill / Quora
  • Una vez vino un cliente y declaró que la aspiradora no succionaba. Las aspiradoras que vendíamos podían gruñir y tragar cosas, pero no podían no succionar. La revisamos y su compartimento para el polvo estaba completamente bloqueado. © Natalia Frolova / Facebook
  • Una vez, una clienta me pidió que la “girara” en la foto de modo que quedara de frente, no de espaldas. Al principio pensé que estaba bromeando, pero no. Ella realmente lo consideraba posible: “Después de todo, Photoshop hace cosas mágicas por sí mismo, y tú simplemente lo enciendes y le dices qué hacer, ¿verdad?”. © Veronica Neretina / Genial.guru
  • Hace mucho tiempo, una clienta nos compró un mouse de computadora, y un par de días después hizo un escándalo diciendo que le habíamos vendido uno enfermo con un virus. Mencionó que este había infectado su computadora. Tuve que venderle un antivirus. © Sofiya Volkova / Facebook

“Vamos, ¿qué es lo que no puedes hacer aquí? ¿De qué cambio de teclado me hablas? Caliéntalo con un secador de pelo o pínchalo con esa cosa que tienes ahí una vez, 13 USD serán más que suficientes”, eso fue lo que oí cuando un cliente trajo un teléfono para reparar. Y luego el dispositivo voló hacia mí cuando le respondí lo que pensaba al respecto".

  • Trabajaba en una tienda de ropa de abrigo para mujeres. Una vez, una señora mayor entró volando y comenzó a gritar y a preguntar qué clase de basura le habíamos vendido a su nieto. Aclaré: ¿su nieto? Ella dijo que sí y siguió gritando. No sé de qué manera milagrosa logré explicarle que solo vendíamos ropa de mujer, después de lo cual, roja como un tomate, se evaporó de la tienda. © Victoria Zhukova / Genial.guru
  • Recibí un mensaje de una clienta nueva: “Soy la nuera de Andrés, ¿me harías un descuento?”. No entendí de qué Andrés hablaba. Tengo un hermano Andrés, pero conozco personalmente a todas sus nueras. Por lo tanto, simplemente respondí: “Y yo soy la cuñada de Paula, ¿estará bien un precio doble?”. No sé por qué, pero dijo que no. © Katerin4ik / Pikabu
  • Era mi primer trabajo: en una tienda de comestibles. Empacaba la mercadería y la metía en bolsas. Después de terminar con un cliente, pasé a la siguiente mujer y le pregunté cómo estaba. La respuesta fue: “Tuve que esperarte, así que más o menos”. En el proceso de empaque, ella sacó una bolsa de harina y dijo que había un agujero en ella, y que tenía que comprarle una nueva inmediatamente. Tenía las manos ocupadas en ese momento y le pedí que esperara. “¡Ya te he esperado lo suficiente!”, gritó y, de repente, sacó harina del empaque y me la tiró a la cara. Mi rostro, el delantal y la camisa quedaron cubiertos. Había polvo incluso en mi boca. Seguí empacando sus cosas en silencio. Más tarde ese año recibí varios premios por profesionalismo y excelente servicio al cliente. © Avery Mojica / Quora
  • Me devolvieron el papel tapiz porque no les gustó la forma en que se veía en la pared; lo quitaron del muro donde lo habían pegado. Dije que no lo aceptaría con el pegamento, porque no me lo habían comprado a mí. Aceptaron el argumento y se fueron. © Olga Vasilieva / Facebook

“Un cliente me dejó esto”.

  • Primera llamada de un cliente. Estábamos discutiendo por adelantado los detalles del pedido. No se habían anunciado montos, no se habían firmado contratos. En algún momento, pidió que todo el trabajo se hiciera en una semana, ya que sus plazos eran ajustados. En respuesta a la observación de que era físicamente imposible hacer eso, el cliente comenzó a gritar: “¡Te estoy pagando TANTO dinero y no puedes hacerlo en una semana!”. Ofendido, se fue a buscar a un “profesional normal”. Unos días después volvió a llamar, pensando que estaba llamándonos por primera vez. No aceptamos su pedido. © sdffsdff77 / Pikabu
  • Una amiga farmacéutica me contó una historia: fue una clienta y le pidió algo para depilarse. Mi amiga le mostró todos los productos disponibles y la mujer optó por la cera en gránulos. Y una semana después regresó con quejas de que el “remedio” no funcionaba. Después de algunas preguntas, resultó que ella simplemente tragaba los gránulos como si fueran pastillas. © Tinochka / Genial.guru
  • Una señora llegó y declaró que le habían entregado una araña de techo rota. Vi que claramente habían intentado colgarla sin éxito. Decidimos hacer el cambio igual, y la dama se regodeó: “Sabía que lograría mi objetivo”. Yo: “Cosas así no quedan impunes”. Ella tomó el objeto, salió por la puerta y cayó pesadamente directo sobre la caja con la araña nueva. El personal de seguridad se apresuró a ayudarla. Ella me miró y yo simplemente señalé hacia arriba. © Keith Taylor / Quora
  • Trabajé durante 10 años como diseñadora de muebles y vi todo tipo de cosas. Por ejemplo: “Los muebles no entran en la habitación”, a pesar de que las medidas fueron tomadas por el propio cliente, quien puso su firma debajo de ellas. ¡También llegaron a pedir que cambiáramos el color cuando el pedido ya estaba entregado y armado! © Gulnara Lotfullina-Miftakhova / Facebook

“Yo que me quejaba de que me trajeran chocolates, que prácticamente no como. Hoy un cliente me trajo pescado disecado salado. Aquí estoy, riendo a carcajadas”.

  • Tuve un caso en el trabajo. Después del estreno de la caricatura Emoji: la película, nuestra cadena de supermercados lanzó una promoción: por una cierta cantidad de dinero gastado, te llevabas una figura de emoji como regalo. Entre las figuras también estaba la de popó, como en la cinta. Un hombre llamó y empezó a gritar que obligábamos a sus hijos a jugar con heces y que en general éramos inmorales y corrompíamos a la nación. Los argumentos de que, en principio, nadie lo obligaba a nada, no funcionaron. Por cierto, él también quería saldar cuentas con los creadores de la película. © Anna / Genial.guru
  • Trabajo en una chocolatería gurmé. Llegó una anciana enojada: le habían obsequiado un reloj inteligente y trataba de pagar con él, pero no lo lograba. Comenzó a perder los estribos; su esposo asentía junto a ella, la situación se intensificaba. Entonces le dije: “Veo lo decepcionada que está. Intentémoslo una y otra vez, quiero que se vaya contenta”. Fuimos a una parte tranquila de la tienda, traje la terminal y todo funcionó bien. Cuando se iban, su esposo le dijo: “Creo que deberías disculparte”. Ahora son clientes habituales. Mi estrategia es una bondad asesina. © Alison Bourke / Quora
  • Tengo mi propia tienda de cosméticos. Vino una mujer; le hablé de los productos y le di muestras. Se fue sin comprar nada. Un mes después, la situación se repitió. Ayer vino de nuevo. Le pregunté: “¿Vas a llevarte el champú? Dijiste que te había gustado”. Y ella, sin pestañear, declaró: “¡No, gracias, ordeno todo en Internet!”. Honestamente, ¡quedé estupefacta por tal descaro! Pongo mi alma en mi trabajo, me esfuerzo y no exagero los precios. No entiendo cómo la gente puede ser así. © Oídoporahí / Vk
  • Mi esposo se dedica a la decoración de viviendas de clase élite. Una vez, después de realizar la entrega, un cliente quisquilloso señaló con el dedo un pequeño punto de la pared que había salido de la nada y era visible solo con una lupa. Además, ese lugar sería tapado por un armario. Sin embargo, el cliente igual exigió que eliminaran el “defecto”, argumentando su decisión con las palabras: “Entiendo que no será visible, pero yo sé que está ahí. ¿Cómo podré vivir con eso?”. © Violetta Znachenok / Facebook

Bono: a veces hay clientes que devuelven la fe en las personas

  • Hace poco, una chica decidió encargar un par de anillos para ella y para su novio. Parecía ser un pedido común de una clienta común, pero no esperábamos que afrontara el asunto de una manera tan responsable. Envió el código de fuente e instrucciones detalladas: material, diámetro y altura de ambos anillos, qué clase de piedras insertar, y también adjuntó el grabado de inscripciones externas e internas. © astrelli / Pikabu

¿Cuál ha sido el trabajo más difícil que has tenido y qué relación llevabas con otras personas?

Imagen de portada Oídoporahí / Vk
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