20+ Anécdotas de todo lo que puede suceder cuando viajas en taxi
Todos hemos pasado por esa situación incómoda en la que nos subimos a un taxi y el conductor comienza a contarnos toda su vida, o cuando nos damos cuenta de que el taxi que hemos tomado tiene un aroma extraño y un aire acondicionado que no funciona. También al revés. A veces quienes manejan han pasado por situaciones muy peculiares. ¡Está en marcha el taxímetro, arranquemos!
- Este fue uno de mis viajes favoritos y el más instructivo de todos: me enseñó que no se puede juzgar a una persona por su apariencia. Entonces, llevé a un hombre entrado en años que se veía apenas un poco mejor que un hombre sin hogar. Me preguntó cuánto le costaría viajar hasta el hotel, y le dije que el monto era de unos 7 dólares. En el camino, quiso saber cuánto tiempo yo seguiría trabajando. Le respondí que hasta las 4 de la mañana, porque necesitaba ganar al menos 100 dólares. Se rio y me preguntó si me iría a casa con mi familia ahora mismo si alguien me daba ese dinero. Yo respondí: “Por supuesto”. Llegamos a la dirección, y él me entregó un billete de 100 dólares, me dio la mano y me deseó las buenas noches. © BostonCab / Reddit
- El conductor puso música de “El Rey León”, pero con sus pensamientos sobre la vida de Simba y cómo funciona en la jungla grabados encima. Fue un viaje muy extraño. © Rascolito / Reddit
- Una vez, llevé a unos coreanos. Los ayudé a cargar sus maletas, los dejé en el hotel y traté de conversar con ellos en mi mal inglés. Me dejaron una buena propina, me dieron la mano, se inclinaron varias veces. Mi calificación es de 4,9 puntos fijos. Me llamó el despachador, me preguntó qué había pasado, ¿por qué me pusieron una sola estrella? Estuve perplejo hasta la noche: ¿tal vez no tenía que estrecharles la mano, tal vez no me había inclinado correctamente o, sin querer, pronuncié mal alguna palabra y los insulté? Le escribí a una excompañera de clase que se casó con un coreano e incluso se graduó de su universidad. “¿Dónde”, le pregunté, “pude haber cometido un error, por el cual me dieron una sola estrella?”. Se echó a reír y dijo: “¡Eres el mejor, el número 1! La mejor calificación aquí es esa, es una costumbre local”.
- Mi pasajero más original estaba seguro de que lo estaban siguiendo y me ordenó conducir por la ciudad durante 20 minutos para “dejarlos atrás”. Dimos un círculo y regresamos al lugar donde lo recogí. Miró a su alrededor y dijo que los perdimos y ahora todo estaba en orden. © Paullysongsmith / Reddit
- El otro día llevé a una chica muy joven, que se quedó dormida en el asiento trasero después de unos 10 minutos, y yo seguí conduciendo por la zona industrial, junto al antiguo vertedero de la ciudad. Luego, la chica se despertó, miró a su alrededor y gritó “¿A dónde vamos? ¡Déjame salir!”. Comenzó a moverse histéricamente por el auto, abrió la puerta sobre la marcha, saltó y se fue corriendo hacia el bosque. Yo me quedé allí durante aproximadamente 5 minutos, recuperándome del susto. Luego, llamé a la oficina para cancelar el viaje. Y justo entonces mi pasajera salió el bosque.
“Lo siento”, dijo, “nunca antes había venido por este camino, me asusté, pensé que un psicópata me había traído al bosque. Y desde el bosque llamé a mi hermana, a la casa donde me está llevando, ella me aconsejó que mirara el mapa por teléfono y me explicó lo que estaba sucediendo”. - Tuve una pasajera que me golpeó con su bolso porque, en su opinión, yo conducía demasiado rápido. Mientras me golpeaba, ella decía: “Te pedí que me llevaras al hospital y no me metieras en él”. Y tampoco puedo olvidar a un chico apuesto que pensó que podría impresionar a la chica que lo acompañaba por no pagar la tarifa. Simplemente me dijo que no pagaría. Entonces, ella sacó su billetera, me pagó y le dijo al sujeto que no la volviera a llamar. © John Egan / Quora
- Mi papá trabajaba como taxista. Un día, llevó a una joven que se subió al asiento de pasajero a su lado. Notó algo extraño en su nariz, pero no la miró, pensó que sería de mala educación. Mientras viajaban, papá escuchó una y otra vez un silbido extraño y muy fuerte. Pero no entendía cuál podría ser su fuente, y se preocupó de que algo le hubiera pasado a su auto. Llegó al punto en que papá decidió detenerse para revisar el motor. Miró a la pasajera para disculparse, y se dio cuenta de que esa cosa extraña en su nariz era un túnel, una especie de piercing. Resultó que el sonido provenía de la mujer: cada vez que respiraba, se escuchaba un fuerte silbido. © Unknown Author / Reddit
- Estaba trabajando en el taxi. Llegó una orden. Subieron tres chinos. Los llevé a un sauna desde un hipermercado. Un par de paradas antes del punto final, uno de ellos me pidió que me detuviera y se bajó. Bueno, pensé que, tal vez, necesitaba ir a algún lado, seguí conduciendo. Apenas llegué y los pasajeros se bajaron, entró una nueva orden desde el punto en que había desembarcado el primer chino. La acepté, acompañé a los dos chinos que había traído hasta el sauna, regresé y recogí al mismo cliente que se había bajado. Volvimos al hipermercado (resultó que se habían olvidado una bolsa de productos allí). Llegamos al hipermercado, el chino bajó, me quedé parado esperando el próximo pedido. Llegó una orden, y resulta que... así es, era del mismo chino que había llevado de regreso al hipermercado. Subió y con su acento característico preguntó:
— Escucha, ¿es que estás trabajando solo en la ciudad? - Esta es la historia de un amigo que es taxista. Una vez, subió un chico que estaba nervioso y se comportaba de una manera extraña. Mi amigo, que ya tenía experiencia de varios episodios desafortunados, para evitarse un mal momento le pidió al chico que le diera un adelantado por el viaje, por un monto de unos 20 dólares. Pero el chico solo tenía un billete de 50 dólares y se lo entregó. Viajaron por un tiempo, y luego el pasajero comenzó a inquietarse y a mirar a su alrededor, claramente estaba tramando algo. En un semáforo en rojo, abrió la puerta y huyó, olvidando lo del avance y regocijándose por lo astuto que era, porque, en su opinión, fue llevado al lugar gratis. © ShozOvr / Reddit
Los taxis no son los únicos medios de transporte que generan historias más que desopilantes. No te pierdas las aventuras (y desventuras) que se pueden vivir arriba de un tren:
- La historia es contada por un instructor de manejo. De aquí en más, en su nombre:
“Llamé a un taxi después de un largo día de trabajo, estaba cansado, me subí al auto en el asiento delantero junto al conductor y le dije automáticamente al taxista:
“Y ahora ponemos primera velocidad, soltamos gradualmente el embrague y pisamos el acelerador”.
El taxista me miró por un par de segundos y dijo:
“Sí, gracias, lo resolveré de alguna manera...”. - Eran las 4 de la mañana, estaba oscuro, caía una fuerte lluvia. Me subí a un taxi y dije “hola”, pero no nos movimos. Y luego, el conductor me miró por el espejo retrovisor y me dio la sonrisa más espeluznante que jamás haya visto. Entonces arrancó y sonó su teléfono móvil. La melodía de la llamada era una extraña risa de un fantasma. Atendió el teléfono y comenzó una conversación expresiva en un idioma desconocido. Después de hablar, el taxista comenzó a decirme que los fantasmas se ríen en su automóvil y, a veces, incluso se convierten en sus pasajeros. Y mientras me contaba eso, viajábamos a lo largo de un tramo oscuro del camino casi sin luces de la calle. Y luego su teléfono comenzó a sonar de nuevo, con esa risa tétrica. ¡Recordé ese viaje por mucho tiempo! © Arun D Pai / Quora
- Antes, cuando viajaba seguido en taxi por la noche, notaba que los taxistas te miran entrar a tu edificio, y solo entonces se van. Pensaba que eran tiernos y considerados. Y solo 3 años después me di cuenta de que solo estaban esperando a un nuevo cliente.
- La una de la mañana. Estaba volviendo a casa, me llevaba un hombre mayor. Por lo general, pido que me dejen antes de la calle de mi edificio, para evitar que el conductor tenga que dar la vuelta por la calle estrecha. Le pido lo mismo a este señor, a lo que él responde: “¿Estás loca? ¡La una de la mañana! ¡¿Quién dejará que una chica camine sola por la calle a esta hora?! ¿Cuál es la entrada? Espera, estacionaré para iluminarte el camino. ¿Las ventanas hacia aquí? ¡Agítame la mano cuando estés en casa! Tengo una nieta de tu edad, ¿cómo puedo no preocuparme?”. No me resistí. Corrí hacia la puerta la luz brillante de los faros y, ante la mirada sorprendida de mi marido, saludé al señor desde el balcón con la mano, y solo entonces se fue.
Ya casi no había transporte, yo tenía en el bolsillo los últimos 5 dólares, y mi destino final estaba lejos. Soy un tipo tímido, no sé regatear, así que me dije que no importaba el precio que me dijeran, simplemente respondería sucintamente: “¡Cinco!”. Y allí estaba yo, de pie en la vereda, haciendo seña, y ensayando sin parar en mi cabeza el diálogo con el taxista. Finalmente, se detuvo un sedán decente. Crucé los dedos y fui a la ventanilla de acompañante. En mi cabeza solo había un pensamiento: “Cinco, cinco, cinco... Si tan solo aceptara cinco dólares, ya comencé a congelarme aquí afuera”. Me acerqué a la ventana abierta. A continuación, el diálogo con el conductor, que duró solo 4 segundos:
Conductor: “¿A dónde vas?”
Yo: “Calle tal y tal, casa número 5”.
Conductor: “Cuatro”.
Yo: “¡Cinco!”
Conductor: “Vamos”.
Y nos fuimos. Por 5 dólares.
“Una mujer tiene que ser educada correctamente”, comparte su sabiduría conmigo el taxista. “Así que no permito que nadie le diga a mi nieta que es hermosa. Mi esposa crio incorrectamente a nuestra hija: le dijo que no necesitaba estudiar, no necesitaba trabajar. Que necesitaba casarse, y todo estaría bien. Entonces, de mi hija salió cualquier cosa. No hace más que esperar al marido en su casa. Así que, una niña no tiene que pensar que es hermosa. Debería pensar en su educación y su carrera. ¿Tú por qué no tienes auto?”.
“Porque no quiero tener uno”, respondí.
“¿Y tu esposo tiene auto?”, insistió él.
“Tampoco tengo esposo. Y menos su auto”.
“¿Y por qué una chica hermosa no tiene esposo?”, preguntó.
“Porque tengo educación y trabajo”, respondí irónicamente.
Por un momento estuvo en silencio. Recalculando. Y luego, el resto del camino solo se rió a carcajadas. Me temo que, al final, nunca le dijo a su nieta que es hermosa.
Una vez, viajé en un taxi cuyo conductor estaba de muy buen humor. “Me encanta mi trabajo”, decía. “Soy mi propio jefe, nadie me dice qué hacer”. Y, justo en ese momento, dije: “Aquí, gira a la izquierda”. © multisaps / Twitter
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