20 Niños que con tan solo una frase pusieron en jaque nuestro mundo de adultos
Probablemente, la cualidad más valiosa de un pequeño sea la maravillosa habilidad para ver el mundo desde la sorpresa, la ilusión y la infinita capacidad de imaginar. Estar con un niño presenciando sus inocentes insolencias, que pueden hacernos morir de risa o de vergüenza (o ambas al mismo tiempo), es una prueba de ello.
En Ahora lo vi todo somos fans apasionados de las travesuras y ocurrencias de los niños. Cuando algún seguidor nos cuenta historias sobre sus hijos, sobrinos, alumnos, etc., guardamos sus anécdotas en el corazón y a veces también las inmortalizamos en nuestros artículos.
- Cuando mi hijo se porta mal, le digo: “Ya no más, ¿por qué no te portas bien, hijo?”, y me responde: “Es que yo me quiero portar bien, pero mi cuerpo no me deja”. © Gabriel Pineda / Facebook
- Estábamos en un autobús con mi hija de 3 años. Un señor subió y se sentó a mi lado.
—Mamá, ¿ese señor es tu novio?
—No, no es mi novio.
—Entonces, ¿quién es tu novio?
—Mi novio es tu papá.
—No, mi papá tiene otra novia, tú no eres su novia.
—Y ¿quién es esa novia?
—Mi tía Annie. De veras, ella es su novia. ¡Ay, mamá, yo siempre te digo bromas!
Annie es mi hermana gemela. © Karito C. Vacalla Malaverry / Facebook - Mi hijo tenía 4 años y estaba aprendiendo a leer. Ese día estaba practicando con la historia de los tres cerditos. Al terminar, su papá le preguntó: “¿Qué entendiste? ¿Qué enseñanza nos deja esa fábula?”. Él respondió: “Que es muy difícil comer cerdito, yo creo que ya no comeré”. © Astrid Maritza Vega R / Facebook
- Un día, viendo una película histórica donde usaban pergaminos, mi sobrino me preguntó si así eran mis libros de la escuela. © Josefina Diez / Facebook
- Una vez, cuando mi niño tenía 7 años, la maestra hizo una pregunta en clase. Él levantó la mano para contestar muy contento y seguro de su respuesta. La pregunta fue: “¿De dónde sale la leche?”. Mi niño contestó: “¡Ay, maestra! Pues del refri”.
Esto lo sé porque la maestra me lo contó entre risas. © Kenia Vazdo / Facebook - Cuando mi hijo era muy pequeño, fuimos un día a la playa, y cuando llevaba un rato metido en el agua con su papá, le preguntó: “Papá, ¿dónde está el tapón?”. © Conchi Torres Montero / Facebook
- Un día, mi hija menor estaba jugando con su hermana mayor y dos de sus primas. Empezaron a platicar de lo que harían con sus vidas adultas (ja, ja, ja). Me dio mucha risa, porque todas decían muy convencidas: “Yo me casaré y tendré muchos hijos”. Pero mi hija menor, muy enojada, les contestó: “Y ¿para qué tendría que casarme? ¿No ven que cuando la gente se casa vienen otras mujeres y les roban los maridos? Así que yo ni loca me caso”. © Yessica Torres / Facebook
- Mi hija me decía: “Yo no me voy a casar nunca para poder cuidarte cuando seas viejecita y que nadie te trate mal”. Escucharla me hizo llorar. Tengo cuatro varones y a ella. Fue la primera que se casó. Hoy se ríe de su inocencia. © Ínes Viéipra / Facebook
- Mi hija me dijo un día: “Mami, cuando yo sea grande, voy a tener 4 hijos. Dos te los regalaré a ti y dos me los quedaré yo”. © Gonzalez Silvia / Facebook
- Mi hija de 6 años estaba viendo el teclado de la computadora y me dijo: “Mamá, ¿sabes cuál es la tecla que tiene más dinero?”. Y yo: “¿Cómo que cuál tiene más dinero?”. Y ella me dijo: “Es el 4”. Yo, toda extrañada, le pregunté: “¿Por qué?”. Y respondió: “Sí, mira”. Miré el teclado y vi que el 4 tenía el signo $ en la parte de arriba. © Loren Streber / Facebook
- Mi sobrina un día vio a una señora con su bebé y la regañó. Le dijo que por no cepillarlo se le habían caído los dientes. © Rosa Paola / Facebook
- Estaba en casa y llegó una amiga a visitarme. Mi hija de 3 años empezó a llamarme porque quería comer. Yo le respondí: “¡Ahora te sirvo!”. Y, delante de mi amiga, me respondió muy amablemente: “¿Usted me va a matar de hambre o qué?”. Solo pudimos reírnos. © Deisy Hinestroza / Facebook
- Cuando era niña, era muy débil y chiquita. Mi madre me quería hacer comer betabel y me dijo: “Come, así te pondrás linda como tu tía Cata”. A lo que respondí: “¿Así de grandota y gorda? ¡Noooooo!”, y salí corriendo. Tenía 6 años. © Susana Carolina Herrera Salinas / Facebook
- Un día fuimos a lo de un electricista, pero él estaba ocupado. Nos hicieron pasar a la sala, ahí había unas sillas. Estábamos mi mamá, la hija del señor, de unos cinco años, y yo. Mi mamá es un poco gordita, y pues vimos las sillas y nos íbamos a sentar. La niña gritó: “¡Noooooo!”. Nos sorprendimos, pensamos que no servían o algo así y que por eso no quería que nos sentáramos, pero luego le dijo a mi mamá: “Tú no te sientes, vas a quebrar la silla”. La verdad, nos quedamos heladas. Después, todo fue risa. © Mary Michel / Facebook
- Mi hijo mayor tenía 6 años cuando nació su hermano. Él acompañó a mi esposo a recogerme. Cuando salí del hospital y me vio, se sorprendió muchísimo, me tocó el estómago, aún hinchado, y le preguntó a su papá asombrado: “¿No le sacaron a mi hermanito?”. © LP Guzmán / Facebook
- Mi hijo de 6 años nos dijo que cuando sea grande nos va a dejar a sus hijos encargados para poder irse al circo. © Yezlhy Arnold / Facebook
¿Quién de aquí ha pasado la mayor vergüenza con un niño? Queremos leer tu historia.
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