Ahora lo vi todo
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24 Padres comparten las historias más espeluznantes que sus hijos les contaron

Quizá alguna vez has vivido o escuchado una historia aterradora, pero a diferencia de estos internautas, no la has compartido. Las siguientes anécdotas no son sacadas de una compilación de terror, tampoco de las mejores películas de espantos. Son contadas por pequeños, quienes lograron ponerle la piel de gallina a sus padres cuando se las compartieron. ¡Ay, nanita!

  • Cuando mi hija tenía 3 años, se despertó de madrugada, se sentó y me dio un codazo. Señaló la esquina de la pared y me preguntó: “¿Quién es ese?”. Me congelé y no lograba hablar. Intenté llamar a mi esposo, pero mi voz no salía. Finalmente lo hice. Entonces llegó al dormitorio, encendió la luz y no vimos nada. Mi hija seguía sonriendo, señalando la esquina y haciendo la misma pregunta: “¿Quién es ese?”. © Lina Braga / Facebook
  • Yo era una adolescente, estaba sola en casa esperando que mi madre llegara del trabajo. Escuché un ruido en la puerta, así que corrí al dormitorio y me acosté en la cama para fingir que estaba durmiendo. Escuché la puerta abrirse y el sonido de fuertes pasos que pasaban por la cocina y la sala hasta llegar a mi dormitorio. Cerré los ojos y esperé a que mi madre me llamara, pero no pasó nada. Después de un rato me levanté, caminé alrededor de la casa y descubrí que estaba sola. Inmediatamente salí corriendo a la calle. © Adriana JG / Facebook
  • Cuando tenía 6 años, creía que dos momias venían a visitarme todas las noches y se paraban junto a mi cama, y que si las miraba, me convertiría en su esclavo. Una de las momias se llamaba Cleopatra, la otra no recuerdo. Siempre dormía mirando la pared, me moría de miedo. © Ruth Camargo De Lara Campos / Facebook

  • Una noche, mi hija Alicia se despertó gritando, con los ojos desorbitados, llorando y diciendo: “¡Quiero a mi madre, quiero a mi madre!”. Estaba a su lado y no me reconoció. Después de un tiempo, su padre logró calmarla. Aún hoy siento escalofríos al pensar en ello, más cuando me pregunto de qué madre hablaba. © Rita Antunes / Facebook
  • Mi hija jugaba con una amiga imaginaria llamada Rita. Lo tomamos como una broma, poníamos un lugar en la mesa para ella y le preguntamos al respecto. Todo era supertranquilo. Un día fui a poner la mesa para la cena y mi hija me dijo que no necesitaba poner el lugar de Rita. Yo, en mi inocencia, pregunté por qué y ella me dijo: “Ah, mamá, Rita murió de tifus y no volverá”. Oigan bien: tifus. Esta enfermedad ya no existe. ¿Cómo sabría un niño de 3 años el nombre de esta enfermedad? © Ana Vitiritti / Facebook
  • Cuando mi hijo era muy pequeño, estaba jugando solo en el piso de la sala. Yo estaba en la cocina y lo escuché hablando con alguien. Me pareció extraño y fui a mirar; me quedé de pie en la puerta durante un rato mirando mientras hablaba y gesticulaba. Le pregunté: “¿Estás hablando solo, hijo?”. Él respondió: “¡No, estoy hablando con el niño!”. “¿Pero hay un niño aquí?”. “Sí. Aquí a mi lado, ¿no lo ves?”. ¡Dios, quedé aterrada! © Alaide Costa / Facebook

  • Mi hermano jugaba con un amigo imaginario llamado Rafael, pero con el tiempo terminó olvidándolo. Tuve a mi hija y, cuando tenía 3 años, jugaba y murmuraba entre dientes como si hablara con alguien. Un día la dejé en el baño, fui a buscar una toalla y gritó. Entré corriendo a la habitación, la encontré llorando y le pregunté qué había pasado. Ella respondió, mientras se acariciaba el brazo, que Rafael la había pellizcado. Le pregunté dónde estaba y ella señaló la esquina del baño. Hasta el día de hoy me pregunto si fue solo una coincidencia. © Nayara Pando / Facebook
  • Tenía unos 15 años, estaba acostada en mi habitación, dispuesta a dormir, cuando escuché que se abría la puerta. Pensé que era mi padre y fingí que estaba dormida. Escuché un crujido de pies al caminar y luego a alguien sentarse en la cama de al lado (donde mi hermano se quedaba los fines de semana). Dos minutos después, sentí que me miraba y escuché ruidos de respiración. Entonces me di cuenta de que mi padre no se quedaría así. Me daría un beso y volvería a su habitación, o simplemente abriría la puerta para mirar. Me levanté con los ojos cerrados, fui a su habitación y allí estaba durmiendo. Le conté lo que había pasado, fue a revisar y no vio a nadie. Nunca olvidaré eso, ni la horrible sensación que tuve. © Priscila Cristina / Facebook
  • Mi hija de 1 año y medio “se despidió” de un hombre que estaba en la ventana. Detalle: le pregunté quién era y me dijo que era su amigo. Miré, pero no había nadie, solo había un gimnasio que llevaba abandonado varios años. © Vilmaria Souza / Facebook
  • Cuando era pequeña, compartía un dormitorio con mi hermano. Cada mañana, podía escuchar claramente un ruido en el baño, como si alguien estuviera frotando su dedo en un espejo mojado. ¡Lo peor es que yo era la única que lo escuchaba! Cuando despertaba a mi hermano para que escuchara, se detenía de inmediato. A veces, mientras me escondía debajo de la manta escuchando el ruido, mi papá entraba a la habitación para asegurarse de que estábamos bien y el ruido también se detenía de inmediato. ¡Era muy extraño! © Jeanne Wu Queen / Facebook
  • Mi hijo estaba sentado frente a la casa con su abuelo (mi padre). Abrí la puerta para ver qué estaba haciendo mi pequeño. Estaba sentado en la silla y mostrándole algo a su abuelo. Señalaba donde no había nada y decía: “Mira, abuelo, la abuela está caminando”. Lo repitió varias veces, miré desde la puerta, pero no vi nada. Mi padre ni siquiera prestó atención porque estaba usando su celular. Mi bisabuela había fallecido en diciembre. © Thati Bueno / Facebook
  • Cuando tenía 6 años, nos mudamos a otra casa. Cuando comencé a dormir sola en la habitación, todas las noches me despertaba una risa (como la carcajada de una bruja). Siempre venía de la habitación. Me levantaba, encendía la luz del dormitorio y lloraba de miedo hasta que la risa se detenía. Cuando paraba, apagaba la luz, me volvía a acostar y me volvía a dormir. Nunca llamé a mis padres ni le dije nada a nadie hasta que fui una adolescente. Unos meses después, nació mi hermana y nunca más escuché la risa. Aunque fue hace tiempo, recuerdo todo perfectamente. Aún hoy me da miedo recordarlo. © Tamara Cardoso / Facebook
  • Cuando era pequeña, tenía un amigo imaginario llamado Felipe. Hablaba con él todo el día. Incluso peleábamos, especialmente cuando llegaba el momento de recoger los juguetes. Iba conmigo a todas partes y los que me conocían ya sabían de este amigo mío. Un día, por la noche, peleamos porque Felipe quería que durmiera en casa de mi abuela y yo no. Llegué a la sala con la maleta hecha y les pedí a mis padres que me llevaran a dormir a casa de mi abuela. Era tarde, así que se negaron. Él insistió, y yo hice lo mismo, hasta que decidieron llevarme. Esa mañana, el techo del dormitorio se derrumbó sobre mi cama. Si hubiera estado durmiendo allí, habría muerto. A partir de entonces, empezamos a rezarle a mi ángel de la guarda, que mi familia creía que era Felipe. Fui dejando de hablar con él, hasta que un día no le hablé más. © Talita Viana Reis / Facebook
  • De niña no viví ninguno de estos casos, pero hubo una cosa que me llamó mucho la atención. Recuerdo una pelea que tuvieron mis hermanas, ellas son mucho mayores que yo. Yo soy la menor, y la diferencia de edad entre nosotras es muy grande, incluso una de mis hermanas ya estaba casada cuando nací. Un día les describí una pelea que recordaba en detalle, hasta sabía cómo estaban vestidas ese día. Sin embargo, me sorprendió mucho cuando me dijeron que cuando esto sucedió, yo aún no había nacido. Hasta el día de hoy no entiendo cómo, pero recuerdo estar viendo todo en silencio, solo mirando. © Joice C. Rocha / Facebook
  • Mi hijo tenía una amiga imaginaria, no recuerdo su nombre, pero hacía todo con ella. En una ocasión, fuimos a pasar un fin de semana a casa de su madrina y a la hora de dormir mi pequeño se quedó mirando la puerta del dormitorio. Le pregunté qué pasaba, y me dijo que su amiga estaba preguntando si podía entrar. Así que le dije que podía dormir en el sofá de abajo. Mi hijo respondió: “Pero mamá, ella no duerme”. © Thayana Ferreira / Facebook
  • Estaba embarazada de 6 meses cuando mi esposo falleció. Cuando nuestra hija tenía como 2 años, se acostó en la cama para dormir conmigo y me dijo: “Córrete, mi papá también quiere acostarse”. El día que más me impresionó fue cuando mi hermana “perdió” a mi hija en el centro comercial, el 23 de diciembre. Estaba lleno de gente y la gente salía del cine. Lo comunicamos a seguridad y cerraron las puertas. De la nada, 10 minutos después, mi hermana vio a mi hija caminando por el centro comercial, tranquila, como si alguien la llevara de la mano. Cuando vio a mi hermana, miró al “padre” y dijo: “Mi tía me encontró, ya puedes irte”, y lanzó un beso al aire. © Daniela Flores Ferraz / Facebook
  • Estaba conversando con mi hijo sobre los cumpleaños y dije que en septiembre no había cumpleaños en la familia. Dijo que en septiembre era el cumpleaños del abuelo. Le respondí que el abuelo (mi suegro) cumplía años en diciembre. Entonces replicó que este era “el otro abuelo”. Le pregunté: “¿Qué abuelo?”. “El abuelo Carlos, que está en el cielo”. Mi padre falleció cuando mi hijo tenía entre 2 y 3 años. Quedé pasmada. También dijo que en octubre era el cumpleaños de la abuela Teresita. Ella era mi madre, falleció antes de que él naciera. No recuerdo haber hablado de los cumpleaños de los familiares que fallecieron. © Jaqueline Rosendo / Facebook
  • La casa de mis padres estaba al costado de la calle, pero casi nadie tocaba el timbre, solo llamaban gritando. Una vez, estaba en la cocina y escuché que alguien me llamaba varias veces, grité que esperara, que ya iba. Cerré el grifo y salí. No había nadie. Mi vecina estaba barriendo la acera, le pregunté y me dijo que no había escuchado a nadie llamándome. Me había oído gritar que ya iba, y no entendía por qué, si nadie estaba llamando. Estaba supernerviosa y ni siquiera pude volver a entrar a la casa. Me quedé afuera en el porche hasta que mis padres regresaron. © Gabriela Costa / Facebook

¿Cuál es la situación más escalofriante que has vivido?

Imagen de portada Lina Braga / Facebook
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