Excursionista oyó un grito en la montaña y resolvió un misterio que llevaba varias semanas

Durante una excursión a la montaña, Zachary Hackett perdió el camino que debía seguir. Sin embargo, cuando se disponía a volver a casa, se encontró detrás de un árbol con una oportunidad para hacer una obra de bien que será recordada por mucho tiempo.

A mediados de mayo, Zachary Hackett estaba de excursión en solitario por una montaña del condado de Summit, en Colorado. Se había salido del camino y estaba a punto de volver antes de que se pusiera el sol. Pero justo antes de iniciar el descenso, oyó algo extraño detrás de unos árboles caídos.
“No estaba en ningún sendero, y me apresuré a volver por donde había venido porque estaba oscureciendo y las rutas preferidas para bajar de la montaña eran intransitables debido a las condiciones climáticas; entonces oí un leve ’yip’”, contó Zachary para los medios.
Intrigado, buscó la fuente del sonido y encontró a un perro que temblaba junto a un árbol. Era evidente que no había comido durante días.

Hackett caminó con cuidado hacia el perro e intentó tranquilizarlo. “No podía moverse demasiado por lo débil que estaba, ni huir de un depredador o buscar comida. Apenas podía levantar la cabeza... Me di cuenta de que el pequeño ladrido era probablemente parte de las últimas energías que le quedaban. Su mensaje era: ’Por favor, necesito ayuda’. Podía sentirlo”.
Hackett, entonces, decidió envolver al perro con su chaqueta y empezó a cargar con él montaña abajo.

Lo que Hackett no sabía era que el perro con el que bajaba era un sheltie de 8 años llamado Riley que había desaparecido cinco semanas antes, durante una tormenta de nieve que había destruido la valla del patio trasero de su casa. Cuando Mike Krugman, el dueño, descubrió que el perro estaba perdido, se puso en contacto con Summit Lost Pet Rescue para que lo ayudaran a buscarlo.
Esta organización especializada en encontrar a animales perdidos intentó por todos los medios hallar a Riley, pero no hubo éxito, a pesar de que se utilizaron drones, carteles y publicaciones en las redes sociales.

Riley se las había arreglado para llegar a una montaña cercana y había logrado sobrevivir más de un mes, a pesar de que era evidente que le faltaba alimento, ya que estaba muy delgado y con la nariz seca y agrietada. De hecho, a duras penas podía mantener los ojos abiertos durante la caminata.

Hackett llevó a Riley a su casa, donde lo bañó y le dio mucha agua, que Riley bebió “a un ritmo muy lento”. Tras unas cuatro horas de cuidado, por fin el perrito se levantó por sus propios medios, pero sus piernas estaban extremadamente débiles. “A la mañana siguiente, su estado seguía siendo tan malo que lo llevamos de inmediato al refugio de animales del condado de Summit”, relató Zachary.

Catherine Adair, oficial a cargo de Summit, contó emocionada: “Cuando Zach trajo a Riley al refugio, no podía creer que fuera el mismo perro que habíamos estado buscando durante más de cinco semanas. Riley estaba envuelto en una manta y claramente agotado”.
Tras un rápido examen, Adair dijo que Riley tenía baja temperatura corporal, pero parecía estable. “Llamé a Mike y le dije: ’Alguien acaba de traer a Riley, ¿puedes venir ya al refugio?’ y Mike me respondió: ’¿Es una broma? Voy para allá’”. Cuando Mike llegó, Riley tenía muchas ganas de levantarse y saludarlo, pero estaba demasiado débil para ir hacia él. “Mike se agachó y tomó a Riley en brazos”, cuenta Adair. “Luego nos dio las gracias y dijo que el personal de la Clínica Animal Breckenridge los estaba esperando”.

Una vez allí, a Riley le administraron abundantes líquidos y le sacaron sangre a diario mientras estuvo al cuidado del veterinario para asegurarse de su organismo volviera a estar en equilibrio.

No hay duda de que cuando se nos pierde una mascota, vivimos momentos muy tensos y llenos de angustia. Por suerte hoy en día, gracias a las redes sociales y a ciertas organizaciones especializadas, nuestra búsqueda suele tener éxito y nuestro querido animalito vuelve a casa. Tal como en el caso de Riley, en ocasiones el encuentro se da de la manera más inesperada.