Ahora lo vi todo
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Cómo una chica que lavaba platos se convirtió en la modelo preferida de Christian Dior

Muchas veces la vida nos presenta situaciones extrañas y así es como terminamos en lugares impensados y sin razón aparente, pero si creemos en el destino, sabemos que las casualidades siempre son un puntapié hacia un futuro más brillante. Esto fue lo que le pasó a Alla Ilchun, cuya vida dio un giro de 180 grados luego de que uno de los diseñadores más reconocidos en la historia la descubriera casi por accidente.

Alla Ilchun trabajaba como lavaplatos y solo podía esperar un destino de mesera o cocinera en un restaurante francés. Ella llegó por casualidad a un castin de Christian Dior y se convirtió en su modelo principal. Lo cierto es que la historia acerca del origen de la chica fue un misterio durante su vida e incluso después de ella, y no fue hasta hace poco que se dio a conocer. Los contemporáneos pensaban que la belleza asiática provenía de China, e incluso en el libro de memorias de Christian Dior se la llama “modelo manchuriana”.

En realidad, Ilchun llegó a Francia desde la ciudad china de Harbin. A pesar de que ambas tenían la ciudadanía china, la madre de Alla era descendiente de una aristocracia en quiebra, y su padre era hijo de un terrateniente. Así que, en realidad, era mitad rusa y mitad kazaja. Nadie sabía esto en Europa, y ella contó la historia de su origen solo 2 años antes de su muerte.

La capital francesa no esperaba a dos emigrantes con los brazos abiertos, por lo que les resultó complicado establecerse en un nuevo lugar. Su mamá tuvo que recordar sus clases de música y cantar en un cabaré, y Alla se dedicó a lavar platos en un restaurante. Durante la Segunda Guerra Mundial, Ilchun fue miembro de la resistencia partisana francesa: era enfermera y trabajadora de comunicaciones.

Alla Ilchun entró en la casa de moda Dior por casualidad. Así fue como describió esa oportunidad fatídica:

“Una amiga francesa decidió ser empleada de Dior y me llevó con ella. Mientras la esperaba en el vestíbulo, noté que las cortinas de los probadores se abrían y unos ojos curiosos me veían de pies a cabeza. Cuando me cansé de esas miradas y de la espera, decidí subir a buscar a mi amiga. En ese preciso momento, una misteriosa mujer me dijo que Christian Dior estaba muy ansioso por verme. Yo no tenía muchas ganas, pero acepté subir un minuto. Me llevaron a una recámara, me quitaron el vestido en un instante, me hicieron un extravagante peinado, me pintaron los labios de rojo, me pusieron un vestido nuevo y unos zapatos horriblemente incómodos. Después de eso me llevaron a un lugar donde un equipo de pintores con batas blancas se encontraba trabajando. Y yo pensé: ‘Me vistieron como a un mono y me trajeron a un cuarto de pintores’. En ese lugar, yo no vi a Dior. Después, la mujer me dijo: — ¡Mademoiselle, está contratada! — Pero ya pasé la selección de ‘Lido’, le dije. — Y además, ni siquiera he visto a Dior. La mujer se rio: — ¡Dior estaba entre los pintores, pero con un puntero en la mano!”.
Del libro de Christian Dior, "Soy diseñador"

Esta chica conquistó a Christian Dior a primera vista. La combinación de una cintura increíblemente delgada (47 centímetros), una figura femenina y un exótico rostro oriental simplemente le fascinó al diseñador de moda. Él se convirtió en la primera persona en invitar a trabajar a una chica con apariencia asiática. Posteriormente, Hubert de Givenchy y Cristóbal Balenciaga siguieron su ejemplo. Por primera vez en la historia de la alta costura apareció una mujer con un aspecto no occidental, e incluso el propio Dior admitió que era riesgoso invitar a una modelo asiática a presentar ropa europea, pero este riesgo le trajo un éxito sin precedentes.

Christian Dior llamó a Alla su musa, su talismán. Ella fue la encarnación del estilo new look: elegante, inusualmente femenina y con una cintura delgada. Eso era todo lo que necesitaban un diseñador de moda y la sociedad cansada de la brutalidad y sencillez del vestido de mujer en los años de la guerra. Después de que Alla mostraba uno u otro modelo, estos se hacían populares de inmediato y se agotaban rápidamente. Entre las compradoras que elegían los vestidos que Alla modelaba se encontraban la princesa inglesa Margarita y la actriz Elizabeth Taylor.

Alla Ilchun no solo fue la musa del famoso diseñador, sino también un ideal de belleza. En los años 50, muchas modelos y seguidoras de la moda la imitaban. Estas mujeres se delineaban los ojos como ella e incluso se sometían a cirugías. La prensa destacaba su inusual técnica de movimientos en la pasarela, un giro especial y una misteriosa e impenetrable mirada, la cual hipnotizaba al público.

AFP / STF / East News

Alla Ilchun trabajó en la casa Dior durante 20 años. Durante ese tiempo estuvo encabezada por tres diseñadores de moda: Christian Dior; su sucesor, Yves Saint Laurent, y posteriormente Marc Boan. Ella se casó dos veces: su primer esposo, Mike de Dulmen, fue fotógrafo de Dior, y el segundo fue el bailarín ruso Igor Mukhin.

La historia de vida de Alla Ilchun se habría ido con ella en 1989 de no ser por una curiosa situación. El economista y diplomático kazajo Berlin Irishev vio por casualidad un cuadro de Leon Zeytline, donde se había representado a Alla. Él comenzó a sentir mucho interés por el destino de esta mujer, sobre la cual anteriormente solo había escuchado fragmentos de información. Como resultado de un meticuloso trabajo ligado con la búsqueda de información y en colaboración con los archivos franceses, en 2019, Berlin Irishev publicó el libro Musa de Dior. Historia de Alla Ilchun, y a principios de 2020 se estrenó la película Alla: la perla oriental de Dior.

Imagen de portada AFP / STF / East News
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