La historia de una mujer que encontró al amor de su vida en el hermano de su esposo
El primer amor puede ser muy importante en nuestras vidas, pero en algunos casos, eso no significa que sea el único ni el que nos hará más felices. En ocasiones, hay que esperar un poco más para que esa persona indicada llegue, aunque sea en el momento y lugar que menos esperamos.
En Ahora lo vi todo te contamos una historia acerca de romance, tragedia y resiliencia, en la que dos hombres de la misma familia se convirtieron en el amor de una misma mujer, pero no de la misma manera.
Lucía era una chica que pertenecía a una familia muy numerosa de Salta, Argentina. Eran siete hermanos, y ella era la más grande de las mujeres. Vivían tranquilamente en una casa cerca de una montaña, alejada del centro de la ciudad.
Como sucedía en esa época, debía casarse joven y con quien sus padres le dijeran. Tenía 16 años cuando conoció a su futuro esposo. Él se llamaba Armando, y tenía 30. Desde el comienzo se llevaron bien. Había cariño entre ellos y se entendían, pero nada más. No encontraban mucho en común, pero los dos sabían que ese era su destino y que debían aceptarlo.
Unos meses después de la boda, Lucía quedó embarazada de su primera hija. Decidieron llamarla María. Junto con ella, la vida parecía un poco menos aburrida. Lucía se encargaba de la niña, mientras su esposo se iba a trabajar todos los días de la semana.
Todo parecía normal, hasta que Armando anunció que tenía que hacerse una operación del corazón que podía ser un poco riesgosa. Durante la intervención, él sufrió de un infarto inesperado y falleció.
Lucía quedó devastada. Recién estaba convirtiéndose en una mujer adulta, y ahora tendría que encargarse de todo siendo una madre sola y sin sustento económico. Además, vivía en una casa lejos de su familia, y no conocía a mucha gente que pudiera ayudarla en este difícil momento.
La pequeña María en la habitación de sus padres luego de que su papá falleciera.
Pero cuando todo indicaba un final trágico, a Lucía se le apareció un ángel. Armando tenía un hermano menor, Daniel, a quien sus familiares apodaron “Chito”. Ella lo conocía, pero nunca habían tenido una relación muy cercana.
Lucía y Armando, a la derecha, acompañados de Chito, a la izquierda.
Chito, igualmente triste por la trágica pérdida de su hermano, sintió la necesidad de acercarse a Lucía, de contenerla y tratar de darle una mano con la pequeña María.
Chito cuidaba de María como si fuera su propio padre.
Desde el primer momento, forjaron una gran amistad: los dos se pasaban horas conversando acerca de sus miedos y preocupaciones, pero también de su pasado y sus sueños. Se comprendían perfectamente, Chito era un buen hombre con María y, además, se encargaba de traer el pan de cada día a la casa.
Y de la amistad al amor hay una fina línea. Lucía finalmente se enamoró de alguien a quien realmente quería, y lo mismo sucedió con Chito. Decidieron formar una pareja y planear el resto de su vida juntos. Sin embargo, antes deberían enfrentar el “qué dirán” de su familia y el resto de la sociedad.
El mayor problema fueron los familiares de Chito, quienes lo veían como un traidor por “robar” a la esposa de su difunto hermano. Otro dilema fueron los padres de Lucía, a quienes no les parecía esta nueva relación.
Luego de peleas, idas y venidas, con dolor decidieron alejarse de su familia y formar la suya. Tuvieron una boda casi sin invitados, pero en la cual reinó la felicidad de poder expresar su amor.
Se mudaron juntos con la pequeña María y decidieron expandir su propia familia. Tuvieron dos hijos, “Tato” y “Chelo”.
Y esta historia finaliza así, sabiendo que el amor se puede encontrar en el lugar menos esperado y que, si se le da una chance, puede durar para siempre.
¿Cuál es tu historia de amor favorita? ¿Cómo encontraste a tu media naranja?