Se enamoró de una mujer que estaba en la cárcel, se mudó con ella y su vida se volvió una pesadilla
“Hay amores que matan”, dicen por ahí, pero raras veces imaginamos que hubiera personas que se lo tomaran tan a pecho. El hombre de nuestra historia encontró el amor de la manera más inesperada posible, pero también chocó de frente con la experiencia más amarga de su vida.
En muchos países del mundo, es frecuente recibir mensajes de texto que resultan ser estafas, ya sea para obtener información de cuentas bancarias o acceder a las cuentas de redes sociales. Sin embargo, una historia curiosa ocurrió con un conocido creador de contenido paisa en el mundo de internet, apodado Diegodie1, cuando conoció a través de uno de estos mensajes fraudulentos a una mujer de la que se enamoró y que finalmente lo estafó. El joven dio a conocer cómo empezaron las cosas: “Resulta que me llegó un mensaje por WhatsApp que supuestamente me habían bloqueado la cuenta del banco y que para desbloquearla tenía que hacer una transferencia, obviamente eso es una estafa, no caigan en eso”.
Diego compartió su historia en un video publicado en su cuenta de Facebook, en el que reveló que, tras recibir los mensajes, decidió responder solo por curiosidad para ver hasta dónde llegarían. Para su sorpresa, le solicitaron que realizara una recarga a un número de celular, argumentando que era necesario para evitar el bloqueo de su cuenta bancaria. Así lo relató: “Yo estaba un poquito aburrido, no tenía nada que hacer y me puse a seguirles la corriente, les escribí que, por favor, me desbloquearon la cuenta del banco y me dijeron: ‘Bueno, hagamos una cosa, tienes que hacer una recarga de celular a este número”.
En el video, Diego relató que después de realizar la recarga de 1000 pesos ese día, no le prestó mucha atención al asunto. Sin embargo, cuando publicó un estado en WhatsApp, recibió una respuesta de un número que no recordaba tener guardado en sus contactos. Para su sorpresa, WhatsApp indicaba que el contacto pertenecía a una mujer, pero al interactuar, se dio cuenta de que en realidad era el número de una línea telefónica de la cárcel, lo que hizo que sospechara de otra posible estafa. No obstante, la mujer hizo todo lo posible por convencerlo, llamándolo en varias ocasiones e incluso realizando videollamadas.
El chico siguió narrando su experiencia: “Terminé yo metido en un cuento con esta vieja que yo ya le estaba haciendo la visita, o sea, la iba a visitar, le estaba haciendo la visita privada, que yo no sé cómo hizo para registrarme como si yo fuera el esposo”. Con el transcurso de los meses, las visitas del creador de contenido a la cárcel se volvieron frecuentes, lo que provocó que se enamorara profundamente de la mujer y comenzara a pensar en la posibilidad de tener una vida juntos. A medida que la relación avanzaba, la confianza entre ellos creció y su nuevo amor le hizo una solicitud importante: que la ayudara en el momento en que cumpliera su tiempo en la cárcel, ya que no contaba con el apoyo de nadie para enfrentar la vida fuera del penal.
Diego explicó que la mujer a la que amaba solo le restaban unas semanas para cumplir su condena, lo que lo llevó a indagar sobre los verdaderos motivos detrás de su tiempo en prisión. A través de sus investigaciones, descubrió que su amada había sido condenada por estafa, y que compartía la pena junto a otro hombre involucrado en el mismo delito: “La verdad es que yo soy un poquito inquieto y dije: ‘Voy a investigar un poquito a esta mujer’, porque yo ya estaba muy enamorado y resulta que esta mujer estaba presa por unos temas de unas estafas y ella y otro hombre eran los duros de todo ese tema, o sea, eran como las cabecillas de la banda”.
A pesar de conocer las razones que llevaron a su enamorada a la cárcel, Diego decidió seguir adelante con sus planes como pareja. Con determinación, solicitó un préstamo y alquiló un apartamento con diversas comodidades, incluyendo una licuadora nueva. “Estaba tan enamorado que conseguí un préstamo y alquilé un apartamento para vivir con ella, estar juntos. Lo primero que compré fue una licuadora porque sabía lo mucho que le gustaban los jugos y quería que, al salir de prisión, disfrutara de un delicioso jugo”, expresó Diego.
Sin embargo, la licuadora no fue el único electrodoméstico que el creador de contenido adquirió; también compró un televisor, una nevera, una lavadora e incluso una cama nueva. El día que la mujer fue liberada de la cárcel, Diego la recogió y la llevó a su nuevo hogar, donde vivieron su primera noche juntos como pareja. Sin embargo, el infortunio llegaría al segundo día de su nueva vida juntos. “Cuando llegué a casa esa noche, me di cuenta de que todo había desaparecido, ¡todo! Se había llevado todas nuestras cosas y, para colmo, descubrí que estaba viviendo en otro apartamento con otro chico. ¡Estaba viviendo allí con mis cosas junto a otro chico!”, lamentó el joven.
Después del amargo episodio que vivió, Diego descubrió que la mujer había compartido la información sobre su nueva vivienda con otro preso. Al salir de la prisión, se pusieron de acuerdo y decidieron vivir juntos, llevándose consigo las pertenencias que el creador de contenido había adquirido. “Resulta que en la cárcel se pasaban mensajes entre mujeres y hombres, y había un hombre que había salido de prisión ese día. Yo estaba ya endeudado, incluso había tomado un préstamo para todo esto. La verdad es que me rompió el corazón”, concluyó con pesar el creador de contenido.