Estudio revela por qué tu mejor amiga hace que tu dieta no funcione
Desde hormonas hasta una dieta desbalanceada, hay cientos de razones por las cuales podemos echarnos unos kilos encima. Incluso se dice lo mismo sobre tener una relación de pareja estable. Sin embargo, ¿tu comadre también podría estar relacionada con ello? Por más aterrador que suene, es posible que una fuerte amistad nos traiga, además de bellas experiencias, tallas extra de pantalón.
Fundamento científico
A partir de un estudio publicado por la revista New England Journal of Medicine, se expuso que la obesidad responde a un patrón de contagio social. Esta idea fue postulada por dos investigadores, Nicholas A. Christakis y James H. Fowler, quienes analizaron la tendencia a repetir conductas entre personas que tienen un vínculo social, sean amigos, pareja o hermanos. Sus casos de estudio fueron 12 067 adultos y sus relaciones sociales. Para esto, crearon un mapa con puntos y líneas representando las conexiones sociales de la gente. Fue entonces cuando evidenciaron gráficamente que, cuando un punto se hacía más grande, es decir, engordaba, las personas con quienes tenían una relación cercana también lo hacían.
El riesgo
La gráfica determinó cuáles son los porcentajes de probabilidades de aumentar de peso. Así, el riesgo de que se sufra de obesidad aumentará en un 57 % si una amiga comienza a ganar peso, en un 40 % si se trata de una hermana, y en un 37 % si quien engorda es la pareja.
Tres grados de separación
El estudio dice que la obesidad puede “contagiarse” dramáticamente, pero ¿de quién hay que cuidarse? Difícilmente se sufrirá de esta condición por cruzarse en la calle con una persona excedida de peso. Según los investigadores, esta epidemia llega a repercutir hasta tres grados de separación. Es decir, si el amigo del amigo del amigo de un amigo engorda, no llegará a afectarnos, ya que la separación social es mucho más amplia. Si se trata del amigo de un amigo, entonces las probabilidades de engordar aumentan a un 20 %. En cambio, si un amigo cercano es obeso, existe un riesgo del 45 % de que uno también engorde.
No importa la distancia, sino el nivel de relación en la propagación de la obesidad
Para los autores de esta investigación, tiene más relevancia la distancia social que la distancia geográfica real. Demostraron que, si los vínculos sociales son fuertes, aunque la persona se encuentre a kilómetros de distancia de otra persona con obesidad, esta tiene el mismo porcentaje de riesgo que si viviera cerca.
Normalización
El estudio explica su hallazgo a partir de la normalización de lo que es adecuado como masa corporal, es decir, algunas personas pueden pensar que está bien ser gordo si quienes las rodean también son gordos. “Tú te formas una idea de lo que es un cuerpo aceptable según lo que hay a tu alrededor”, explica Christakis.
No es la única razón
Por supuesto, la masa corporal no se gana únicamente por ver cómo otra persona engorda. Se debe a hábitos de consumo y falta de ejercicio, circunstancias médicas, genéticas y ambientales, e incluso a políticas alimenticias. Este estudio es solo un indicio de la razón social por la cual dejamos de prestar atención a nuestro cuerpo y a sus necesidades, comenzando a aumentar de peso como los demás, pues también cambian las ideas que uno tiene sobre el tamaño corporal saludable. Entonces, lo que está difundiéndose de persona a persona no es un comportamiento, sino más bien una norma.
¿De qué maneras influye tu mejor amiga sobre ti?