Ahora lo vi todo
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Hombre soltero se hizo cargo de un niño de 11 años que había sido abandonado en un hospital por sus padres adoptivos

El niño, con lágrimas desbordantes, le hizo una pregunta al señor Peter: “¿Sería posible que lo llame papá?”. Ante este pedido, Peter no pudo contener el llanto. Sin dudas, era uno de los días más emocionantes y felices de su vida.

Peter es un padre excepcional, alguien que ejerce la paternidad por pura vocación. Incluso antes de conocer a su hijo, dedicaba su tiempo a visitar hogares de niños sin familia, brindándoles cuidado y atención. En un programa de acogida, tuvo la oportunidad de encargarse de dos hermanos.
Según Peter, esa experiencia transformó por completo su vida y su concepto del amor hacia otra persona. Durante los siete meses en los que estuvo a cargo de esos niños, les brindó todo su apoyo, incluso a los padres biológicos. Sin embargo, llegó el momento en que el Tribunal de Familia determinó que era hora de que regresaran con su familia original.

“Había pasado muchas horas de entrenamiento para obtener la licencia como padre adoptivo, pero ninguna de las instrucciones me enseñó cómo despedirme de esos niños que poseían una gran parte de mi corazón”, explicó Peter.

Estaba al mismo tiempo triste por no verlos más y contento por ellos, porque volvían con su familia. Pero cuatro días después, recibió una llamada: era su asistente social preguntándole si estaría dispuesto a acoger a un niño de 11 años durante el fin de semana. Aunque tenía algunas dudas, finalmente aceptó.
Anthony, un niño que ingresó al sistema de adopción a los dos años de edad, se convirtió en parte de una familia cuando tenía cuatro años. Esta familia ya había adoptado a otros dos niños mayores que él. Después de seis años, el proceso de adopción de Anthony llegó a su fin, aunque no se conocen las razones. Pero lo cierto es que sus padres adoptivos lo dejaron en un hospital y desaparecieron sin dejar rastros.

En un principio, Peter había decidido que si le pedían más tiempo con el niño, se negaría para no encariñarse demasiado. Pero solo 20 minutos después de conocerse, el pequeño le preguntó si podía llamarlo “papá”. Para Peter esta pregunta fue muy llamativa, ya que muchos niños en situaciones similares suelen señalar que esa persona no es su padre y que “nunca lo será”.

Peter le recordó entonces que solo estaría con él durante dos días. Sin embargo, cuando llegó la asistente social el lunes por la mañana y le contó la historia de Anthony, Peter, padre de vocación, quedó conmocionado. No podía creer que lo hubieran abandonado luego de compartir con el niño tantos años.

Peter contó con detalles lo que sintió en ese momento: “Mi corazón se partió en un millón de pedazos. ¿Cómo podría un ser humano, mucho menos un niño, ser abandonado de esa manera? ¿Cómo es posible que se hayan alejado después de todos esos años sin anhelar verlo o escuchar su voz nuevamente? Mientras estaba sentado allí llorando impotente, pregunté: ‘¿A dónde lo llevarán?’. Me dijeron que no había miembros de la familia para contactar y que no había hogares de acogida disponibles en ese momento, por lo que él abandonaría mi casa y se iría a una residencia grupal. No podía dejar que eso sucediera”.

¡Por otra parte, Anthony continuaba llamándolo “papá”! Así que algo tenía que hacer. Entonces le solicitó a la trabajadora social permiso para anotar al niño en la escuela cuanto antes. Ella aceptó y padre e hijo lloraron de emoción.

“El 12 de noviembre, finalmente pude compartir mi apellido con el joven que ahora es oficialmente mi hijo, Anthony Mutabazi. Esta es la bendición por la que estoy más agradecido cuando nos acercamos al Día de Acción de Gracias. Ha sido un viaje asombroso. He criado a once niños en los últimos tres años y Anthony ha estado a mi lado durante todo el proceso”.
De esta manera, Peter se convirtió oficialmente en el padre que había sido para Anthony desde el primer día. De paso te contamos que el jovencito ha leído más de 500 libros en los últimos 19 meses y ha logrado establecer numerosas amistades en todos los ambientes en los que se mueve.

Por distintos motivos, muchas veces los padres biológicos se ven obligados a dejar a sus hijos en manos de otros adultos. Por suerte hay personas que, como Peter, tienen una inmensa vocación para brindarles amor a los niños que más lo necesitan.

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