5 Conceptos obsoletos que nos metieron en la cabeza de niños y que ahora nos dificultan la vida
El comportamiento, los comentarios y las observaciones casuales de los padres tienen una gran influencia en la formación de las actitudes del niño. A veces, incluso las bromas que a los adultos les parecen inofensivas pueden provocar un comportamiento que ellos mismos consideran inaceptable y del que querrían proteger a un pequeño.
En Ahora vi todo analizamos qué actitudes es mejor evitar, para que tu hijo no tenga que gastar dinero en visitas al psicólogo cuando crezca.
1. “Hay que respetar a los mayores”
El respeto por la edad viene de los tiempos primitivos, cuando la generación mayor era la única fuente de conocimiento del mundo que nos rodeaba. Hoy en día hay una gran cantidad de ellas, y la sociedad está cambiando tan rápidamente que la experiencia de las generaciones anteriores se está volviendo obsoleta. Ya no es la abuela la que enseña a la nieta a tejer, sino que es la nieta la que enseña a la abuela a usar gadgets y a escribir blogs.
Esto no quiere decir que hay que tratar a los mayores con desprecio o condescendencia. Cada persona, tenga la edad que tenga, merece al menos un trato cortés, pero el respeto debe basarse en los hechos, no en la edad. Difícilmente se puede considerar digno, por ejemplo, a un jubilado conflictivo que ofende a su familia, a sus vecinos o incluso a los animales. Convengamos que un adolescente que trabaja como voluntario en una residencia para personas mayores merece mucho más respeto.
2. “La pereza es mala”
Todos, al menos una vez, hemos pospuesto cosas importantes, nos hemos saltado una carrera matutina y hemos leído un libro interesante en lugar de estudiar para un examen. Por lo general, después, la persona se siente avergonzada, porque se dejó llevar por su propia pereza. La sociedad no respeta a la gente perezosa; se inventan dichos hirientes sobre ella y se la llama débil de voluntad.
De hecho, todo el mundo tiene derecho a la debilidad. Si tu pereza no se ha convertido en algo sistemático, no hay nada de qué avergonzarse, porque protege a tu cuerpo de la sobrecarga. A menudo, después de descansar, una persona se vuelve más productiva y de repente encuentra soluciones interesantes a un problema creativo complejo. El hecho es que, en los momentos de descanso, nuestro cerebro pone en marcha algoritmos de procesamiento inconsciente de los datos acumulados.
3. “Hay trabajos para hombres y otros para mujeres”
Las profesiones se siguen dividiendo en femeninas y masculinas. Se cree que las mujeres no son expertas en tecnología y que los hombres son incapaces de sentir empatía, por lo que está claro que el cuidado de niños y ancianos no es su perfil. Sin embargo, la neurobiología ha demostrado que el cerebro es independiente del género.
Nuestra materia gris refleja la vida que llevamos. Si un niño recibe un juego de LEGO y construye constantemente algo con él, es probable que sea un buen ingeniero. Si a una niña se le dan muñecas y se le enseña a jugar a las hijas y a las madres, significa que su cerebro se adaptará a ello. Es decir, nosotros mismos programamos las actitudes de género de nuestros hijos, y no es el cerebro el que dicta sus aptitudes hacia uno u otro.
Si una chica con un diploma en programación va a conseguir un trabajo como programadora y un hombre a enseñar en una escuela primaria, significa que sus cerebros ya se han adaptado con éxito a su campo de trabajo. Sin embargo, debido a los estereotipos, ambos corren el riesgo de no conseguir empleo.
4. “A las mujeres les encanta chismear”
Mucha gente cree que el personal femenino es todo chismorreo e intriga, y que las mujeres solo van a trabajar para hablar de sus colegas. Este estereotipo suele jugar en contra de las damas en el proceso de contratación.
Sin embargo, los científicos llevaron a cabo un experimento que demostró que el chismorreo es igual para todos, independientemente del sexo, y que la gente no le dedica tanto tiempo: solo un 14 % de todas las conversaciones. Al mismo tiempo, los chismes de las mujeres suelen ser más benévolos o neutros, mientras que los de los hombres son más negativos.
Por cierto, en contra de la creencia popular, los mayores chismorrean menos que los jóvenes. Y de nuevo, suelen hablar de alguien de forma positiva. Los jóvenes hablan negativamente. Recuérdalo cuando compares a los chismosos con las ancianas en las bancas de las entradas de los edificios.
5. “Debes tener vergüenza de tu cuerpo”
A veces, sin saberlo, los padres hacen que los niños se avergüencen de su cuerpo. El tema se vuelve especialmente sensible durante la adolescencia, cuando se produce la transición de los niños a las muchachas o a los jovencitos. Es importante tener tacto, llamar siempre a las cosas por su nombre y darles a los niños y jóvenes el apoyo que necesitan.
Estas actitudes no son infrecuentes entre las generaciones mayores. ¿Cuál de estas has tenido que escuchar? ¿Te ha irritado algo similar? Cuéntanos en los comentarios e incluiremos tu historia en nuestro nuevo material.