4 Desaciertos que en lugar de llevar a una maternidad perfecta, suelen lograr lo contrario
Cuando se trata de ser madre, las mujeres se esfuerzan por dar lo mejor de sí para hacer las cosas correctamente y brindar una crianza de calidad a sus hijos. Sin embargo, es recurrente que en ese intento ellas se pierdan a sí mismas, abandonando de alguna forma su propio camino. Marina Melia es profesora de Psicología y autora de exitosos libros acerca de paternidad responsable y psicología del éxito. Melia conoce por experiencia propia la ardua tarea de maternar: Tiene 74 años, dos hijos de 49 y 45 años y una hija de 36. Este año, Marina y su esposo celebran su aniversario de casados número 40º.
En Ahora lo vi todo buscamos en esta experta en el tema algunas recomendaciones útiles acerca de los asuntos más importantes de la maternidad. Existen equivocaciones habituales que podemos evitar si las conocemos con antelación.
Desacierto n.° 1: tratar de ser perfecta
No intentes ser perfecta. Sé lo suficientemente buena, sé fiel a ti misma y a las líneas de conducta establecidas. El pediatra y psicoanalista infantil británico Donald Woods Winnicott tenía la idea de una “madre lo suficientemente buena”. ¿En qué se diferencia una “madre lo suficientemente buena” de una ideal?
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Una “madre lo suficientemente buena” está atenta a los deseos del pequeño, intenta hacer todo lo posible para que esté bien, siente lo que necesita en ese momento. Si hablamos de bebés, no necesitan ni demasiados ni pocos cuidados. Todo niño necesita una respuesta “hecha a medida” para él, no una que se describa ni siquiera en los mejores libros.
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Una “madre lo suficientemente buena” no busca satisfacer las necesidades del niño de inmediato y bajo ninguna circunstancia lo complace en todo. Tal madre no es la sirvienta del niño, sino que lo ama, se comunica con él y, al mismo tiempo, no se olvida de sí misma, de sus asuntos y aspiraciones, de otros miembros de la familia. Es capaz de reducir paulatinamente el grado de cuidados, permitir pausas entre el llanto del bebé y su respuesta, sabiendo que a partir de una determinada etapa, esto también es necesario para su desarrollo.
Cuando no nos esforzamos por ser la madre perfecta, sino que aceptamos la idea de una “madre lo suficientemente buena”, nuestros niveles de estrés disminuyen y nos sentimos más libres.
Desacierto n.º 2: solo ocuparse del niño y no tener ocupaciones propias
Soy ciclista, cinco veces campeona nacional, maestra internacional de deportes, así que cuando nació mi primer hijo, lo llevaba conmigo al campo de entrenamiento. Cuando nació mi segundo hijo, escribí una tesis y luego los llevaba a los dos al trabajo. Siempre seguí dedicándome a mis negocios, porque estoy segura de que es importante que los niños tengan un modelo de éxito en la vida.
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Dedica a tu hijo solo el primer año de vida. Durante ese año, se desarrolla literalmente todo: habilidades intelectuales, resistencia, la capacidad de comunicarse. Es en este momento que se necesita una madre cariñosa y sensible, entonces el bebé se desarrollará y tendrá confianza en el mundo. En el primer año, le damos al niño una carga de seguridad para toda la vida.
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Asegúrate de encontrar la oportunidad de vivir tu propia vida. Los niños necesitan una mamá a quien admirar. No solo una señora agotada que va y viene quejándose de que está cansada de todo, sino una mujer exitosa, que se cuida y es una individualidad interesante. Entonces incluso cuando sean adultos, tus hijos estarán encantados de comunicarse contigo. A menudo escuchamos: “Los niños modernos no necesitan autoridad”. No es cierto. Crecen y se desarrollan, lo que significa que tienen la necesidad de seguir a alguien, tener un ejemplo y pedir consejo cuando no saben qué hacer.
Desacierto n.º 3: tratar de tener tiempo para todo
Hoy en día, hay demasiadas exigencias para las madres: deben tener un trabajo decente, seguir las últimas novedades en el campo de la cultura, comunicarse con los amigos, mantenerse en forma, tener aficiones; en una palabra, estar a la moda. Y sin dejar de ser buenas madres. Al tratar de cumplir con todo, es fácil agotarse inmediatamente, porque hacer todo es imposible. De ahí el constante sentimiento de culpa, fatiga, irritabilidad. ¿Cómo amar a un niño cuando no hay tiempo ni energía? Haz que el amor por tu hijo sea activo. No se trata de la cantidad de tiempo que se le dedica al niño, sino de la calidad de la comunicación que se tiene con él.
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No hace falta un cuidado “que lo consuma todo”. La tarea de los padres es precisamente hacer que el niño aprenda a cuidarse a sí mismo: armar su mochila, planchar la ropa para el día siguiente, preparar una comida sencilla. Así podremos criar no a una persona infantil, sino a una persona decidida y segura de sí misma. Es importante no estar con el niño en cada minuto, sino darle algo de tiempo, lo principal es hacer sentir al niño que ese tiempo le pertenece solo a él. Y el tiempo restante te lo puedes dedicar a ti misma, a tu desarrollo, trabajo e intereses. ⠀
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Responsabilidad sí, sobreprotección no. Sucede que las madres empiezan a ir con sus hijos a todas partes y los hacen sentir incómodos. Hay que encontrar un término medio, para mantener la mano sobre el pulso y soltar si la situación lo permite.
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Respeta al niño. No le grites, no lo humilles, comunícate con calma y en pie de igualdad, sin intentar imponer tu opinión y subyugarlo a tu voluntad, cooperando más que manipulando.
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Confía en tu hijo. Muchos padres quieren saber todo sobre sus niños: leen la correspondencia personal de su hijo o escuchan sus conversaciones telefónicas, y luego se horrorizan con su contenido y estilo. Mi primera pregunta a estos padres es: “¿Para qué te metiste allí?”. Los padres solo tienen que saber lo que es realmente necesario: si el niño está bien o mal y por qué. Debemos ahondar en la esencia de lo que está sucediendo, y no controlar ciegamente. Y entonces también se liberará tiempo que podrás dedicar a ti misma.
Para resumir, para amar a un niño cuando no hay tiempo ni energía, es suficiente con observar 4 reglas. Todas están interconectadas: la responsabilidad implica cuidado y respeto, y el respeto implica conocimiento.
Desacierto n.º 4: dedicar tu vida a los niños
Nunca debes dedicar tu vida a nadie. Ni a tu marido, ni a tu hijo, a nadie en absoluto. Esto es malo no solo para ti, sino también para la persona a la que le has dedicado esa vida. Pones una carga insoportable sobre sus hombros; es simplemente injusto en relación con el otro, especialmente en relación con un niño.
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Dedica tu vida a ti misma. Entonces, los niños, mirándote, verán el modelo de vida según el cual deben vivir. Esto es mejor que cualquier medida educativa.
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No exijas gratitud. No reproches a los niños el hecho de que tuviste que sacrificar algo por ellos. Las frases como “Te dediqué toda mi vida” y “Si no te hubiera dado a luz, ya lo habría hecho (inserta lo necesario)” son terribles.
Una madre feliz y tranquila puede brindarle a su hijo las principales cosas que necesita, especialmente en los primeros meses de vida: tranquilidad, sensación de seguridad, cercanía, atención y amor. ¿Y el ideal? El ideal se llama así justamente porque es inalcanzable.
¿En qué ocasiones te has frustrado por no ser una madre perfecta? ¿Qué gran aprendizaje te ha traído la maternidad?