Ahora lo vi todo
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8 Cambios que suelen ocurrir en una familia con la llegada del segundo hijo

El primer hijo puede provocar mucha alegría, pero también ciertos miedos. La experiencia de criar un minihumano desde cero, es decir, sin experiencia previa, se vuelve un gran reto para muchos. Todo se vive con más intensidad. Caso contrario suele suceder cuando llega un segundo bebé: sabemos que vienen nuevos retos, sin embargo, ya tenemos más callo para enfrentarlos. En ocasiones, hasta la crianza se vuelve “pan comido”.

En Ahora lo vi todo ilustramos algunas de las actitudes de las mamás y papás hacia cosas que no vuelven a ser iguales tras el arribo de un nuevo pequeño al hogar.

1. Ves algunas cosas con más sencillez

Los padres suelen dedicar más tiempo al primer bebé y se preocupan mucho más en diferentes momentos. Sin embargo, con el nacimiento del segundo hijo, queda tan poco tiempo que las prioridades de las mamás y los papás cambian. Y lo que antes solía ser aterrador (la ropa sucia, una pala de juguete en la boca del bebé o un caramelo recogido del suelo) parece una auténtica tontería.

2. Los comentarios de los desconocidos son menos dolorosos

A medida que los niños crecen, los padres ganan experiencia. Y con ello llega la confianza. Mientras que en los primeros meses las críticas de los demás (familiares y no tan familiares) pueden resultar molestas y causar pánico, al cabo de unos años, las madres y los padres se vuelven más “resistentes”. Y lo primero que les importa es su propia comodidad y la de su hijo, y luego la opinión de los demás.

3. Empiezas a darte cuenta de que todos los niños se comportan mal en ocasiones

Todos los niños son diferentes y pueden no comportarse bien a veces. Así, a medida que su propio hijo crece, los padres aprenden la dura verdad: en ocasiones las normas y los enfoques de crianza pueden cambiar. Además, muchas cosas pierden importancia con el paso del tiempo. Por ejemplo, un vestido al que se le ha derramado jugo o un pequeño escándalo en una tienda.

Con la llegada de un segundo hijo a la familia, el tiempo libre se convierte en un lujo inalcanzable. Incluso una media hora más de sueño parece una bendición. Si los adultos consiguen encontrar unos minutos para dedicarse a sí mismos, puede ser difícil decidir en qué gastarlos: leer un libro, darse una ducha o hacer una escapada rápida a la tienda.

4. Los gadgets dejan de ser el peor enemigo

Por supuesto, conviene limitar el tiempo que los niños pasan con los distintos dispositivos. Y cuando un hijo querido se queda con el teléfono y el ordenador durante horas y horas, esto produce una sana preocupación en los padres. Pero con el tiempo, las madres y los padres se vuelven más flexibles y cambian las reglas estrictas. Si hay que hacer dormir de inmediato a un niño pequeño, se puede dejar a un niño mayor 5 minutos más frente al televisor.

Todos los padres quieren lo mejor para sus hijos. Por eso, al principio, le prestamos mucha atención a la alimentación del bebé, seleccionando cuidadosamente los alimentos más frescos y pasando mucho tiempo en la cocina. Si el niño se niega a comer, los adultos que lo cuidan buscan todo tipo de opciones que puedan sustituir a los alimentos inadecuados. Pero es difícil preparar comidas diferentes para todos en una familia de cuatro miembros. Mucha gente prefiere las recetas sencillas y sin complicaciones.

5. Las bacterias ya no parecen tan temibles

Al principio, los padres esterilizan y limpian con diligencia todas las superficies y materiales que de alguna manera entran en contacto con el bebé. Pero el miedo a todo tipo de bacterias desaparece con el tiempo, y los estándares de limpieza cambian. No es necesario planchar la ropa de ambos lados, ni limpiar las estanterías y los juguetes con toallitas con alcohol.

6. Entiendes que no es necesario comprar exclusivamente cosas caras y nuevas

Criar a los hijos no es barato. Son los impresionantes gastos los que les impiden a muchos padres pensar en aumentar la familia. Hay muchas cosas que comprar. Y, preferiblemente, todas ellas deben ser nuevas y estar a la moda. Pero con el paso del tiempo, los adultos aprenden a priorizar. Una buena escuela es importante. Pero un cochecito puede ser de segunda mano, siempre que siga siendo fiable y cómodo.

Ya con un solo hijo es difícil estar a la altura de las expectativas de la gente sobre lo que es un padre modelo. Y cuando llega un segundo hijo a la familia, todos estos esfuerzos parecen inútiles y pasan a ser secundarios. Empiezas a darte cuenta de que cualquiera puede estar agotado, frustrado o enfadado. Y no debes exigirte lo imposible a ti mismo ni a los demás.

7. La limpieza y el orden ya no son una prioridad

Con la llegada de los niños, la idea de un hogar ideal cambia rápidamente. Aunque al principio los padres intentan luchar contra el caos y limpiar todo en la medida de lo posible, con el nacimiento de un segundo hijo, suelen abandonar estos esfuerzos inútiles. Naturalmente, es mejor mantener la casa ordenada. Pero si te lleva demasiado tiempo limpiar, siempre puedes recurrir a los servicios de un profesional o pedir ayuda a tus familiares.

8. Dejas de darle tanta importancia a la ropa de los niños

La ropa de los bebés primerizos suele elegirse con cuidado y cariño. Aunque el niño no se sienta muy cómodo con ella y solo la lleve un par de veces. Si el bebé es travieso y se niega a abrigarse, un adulto puede dedicar mucho tiempo a convencerlo de que es necesario. Cuando en el paseo tienes que reunir a los dos niños, la belleza y el confort pasan a un segundo plano. Que se pongan lo que quieran. Lo principal es salir de casa antes de la puesta del sol.

Al llegar tu segundo hijo, ¿fue fácil o difícil la crianza? ¿Qué aspectos cambiaron en tu familia al recibir a un nuevo integrante?

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