Ahora lo vi todo
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18 Niños ingeniosos y divertidos que dejaron a los adultos con la boca abierta

Hay muchos niños que tienen un don para decir cosas ingeniosas, incluso cuando no es el momento oportuno. Ya sea debido a su imaginación desbordante o a su personalidad única, siempre es gratificante escuchar a los más pequeños y disfrutar de sus ocurrencias, brindándonos momentos de risas inolvidables.

  • Mi hijo le dijo a mi esposo que yo no trabajaba, que siempre estaba platicando y riéndome con los hombres. Soy secretaria en un juzgado y atiendo a los abogados. © Tere Paniagua / Facebook
  • Cuando mi hijo tenía 4 años, durante la visita de mi suegra, sorprendió a todos al decirle: “Abuela, tú no sabes cómo mamá trata a papá. Ella no le permite tomar sus propias decisiones”. Luego, explicó que cada vez que intentaba premiarlo o dejarlo ver televisión, yo le recordaba que se había portado mal, utilizando esa estrategia para persuadirlo. © Elizabeth Cruz C / Facebook
  • Un día, mi hijita me dijo emocionada que había aprendido el ciclo de la vida: nacer, crecer, reproducirse. Luego, me miró fijamente y dijo: “A ti solo te falta morir, ¿verdad?”. © Chepina Chavez / Facebook
  • En el kínder, mi hija comentó que yo a veces veía películas para adultos. En realidad, esto se debía a que a mi hermana le encantaban las películas de terror y cuando mi hija me pedía ver esas películas que veía su tía, yo le decía que no porque eran películas de miedo y solo eran para adultos. En fin, los niños nos hacen pasar cada vergüenza. © Natalia Monserrat / Facebook
  • Mi hijo y yo estábamos viajando en un taxi colectivo cuando pasamos frente a la cárcel. En ese momento, mi hijo me dijo: “Mamá, qué bueno que papá ya no está ahí adentro”. Todos a nuestro alrededor nos miraron, esperando mi respuesta. Sin embargo, decidí dejarlos con la incertidumbre. En realidad, mi esposo se había dado de baja como custodio penitenciario. © Angie Espinosa / Facebook
  • Mis hijos decían que trabajaba en una escuela con gente loca. Durante años su maestra creyó que yo era psiquiatra; en realidad trabajo en una universidad. © Mary Rey / Facebook
  • Mis alumnos de kínder siempre me dicen que por qué no trabajo, o que cuál es mi trabajo. © Milena Salazar / Facebook
  • Cuando mi hija tenía 5 años, me preguntó qué era el paquete de toallas femeninas. En ese momento, decidí decirle que eran los pañales que yo tenía que usar. Sin embargo, días después, durante nuestras compras en el supermercado, en voz alta y frente a varias personas, ella me preguntó: “Mamá, ¿también llevamos tus pañales?”. © Rina Cruz Moya / Facebook
  • Cuando mi hijita tenía 4 añitos, le contó a su maestra que se bañaba con champú de perro. La verdad era que el envase del champú tenía la forma de un perrito de dibujos animados. ¡Fue una divertida confusión! Cabe aclarar que el champú no era específicamente para perros. © Morales Vélez Mv / Facebook
  • Recuerdo cuando fuimos a cenar al restaurante de un hotel y decidí cambiar la edad de mi hijo para que pudiera cenar gratis. Sin embargo, cuando mi hijo escuchó lo que dije en voz alta, sin reservas, reveló su verdadera edad. Fue un momento gracioso que nos hizo reír a todos. © Isamaris Rodriguez / Facebook
  • Cuando mi hija tenía 10 años, solía decirle a sus amigos que su mamá tenía una cita con Santa Claus. Esto preocupó a su profesora, quien me llamó para hablar al respecto. Le expliqué que yo le había dicho que no podría recogerla en la escuela porque tenía una cita médica para hacerme un examen de rutina. Sin embargo, mi hija, siendo curiosa, había visto el papel de la cita médica en el que figuraba el nombre del médico como “examen del papa Nicolao”. © Mara RM Jones / Facebook
  • Recuerdo un divertido episodio en el que mi esposo, cuyo nombre era Pedro, no se encontraba presente. Estaba de visita en casa de mis padres junto con mi hijo mayor. En ese momento, llegó el amable almacenero con un pedido y mi madre, sin darse cuenta, le dijo en voz alta: “Pase, pase Pedro”, refiriéndose al almacenero, quien casualmente tenía el mismo nombre. Mi hijo, al escuchar el nombre, salió emocionado gritando “¡Papá, papá!” El pobre almacenero se llevó un gran susto y quedó petrificado por un momento. © Inés Sánchez / Facebook
  • Mi hijo una vez le dijo a la maestra que yo era millonaria. Solo destapé mi alcancía. © Sandra Zabala Jimenez / Facebook
  • Recuerdo cuando llevé a mi hijo pequeño a mi oficina. En aquel entonces, él solo utilizaba la computadora para jugar. Como buen trabajador de oficina, mi principal herramienta de trabajo era mi PC. Ese día, mi hijo se acercó a mí y me dijo: “Mamá, cuando crezca, quiero tener un trabajo como el tuyo”. Sorprendida, le pregunté: “¿Cómo así?”. Y él me respondió: “Para estar en la computadora sin hacer nada”. © Isela Rodríguez / Facebook
  • Mi hermana trabajaba en una tienda de ropa para hombres y un día, cuando su hijo la visitó, notó que ella acompañaba a los clientes al probador y luego ellos compraban. Mi sobrino, sin entender bien la situación, comentó que su mamá trabajaba con hombres que entraban a una habitación y luego le daban dinero. © Malenita Figari / Facebook
  • Recuerdo cuando mi hija tenía alrededor de 3 o 4 años y decidí teñir mi cabello de color rojo. Lo hice por la noche y no me lo alisé, dejándolo en su estado natural, rizado, a pesar de que generalmente lo llevaba alisado y hasta los hombros. Al día siguiente, mi hija me miró con sus grandes ojos y me dijo: “Mami, luces hermosa. Me siento muy orgullosa de tener una mamá que parece Ronald McDonald”. © Alex Arriaga / Facebook
  • Cuando mi hijo tenía 4 años, recibí una llamada de la escuela porque decía tener dolor de ovarios. Cuando le pregunté dónde le dolía y me mostró, señaló la parte de atrás de las rodillas en lugar de otra zona. © Yoalnda Almanza / Facebook
  • Mi hijo menor, cuando tenía 5 años, me hizo un pedido especial para su sexto cumpleaños: “la jubilación”. Él pensaba que al cumplir los 6 años, ya sería considerado viejo y estaba cansado de trabajar en el jardín de infantes. Esta ocurrencia se debió a que me había escuchado hablar con una clienta sobre el trámite de jubilación, sin comprender realmente su significado. Fue una divertida confusión que nos hizo sonreír. © Maria Victoria Aguirre Tangorra / Facebook

Los niños tienen una imaginación infinita. Para prueba, estos 20 pequeños cuyas historias impensables les pararon los pelos a sus padres más que una descarga eléctrica.

Imagen de portada Malenita Figari / Facebook
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