No quiero cuidar a mi madre enferma porque nuestra relación siempre fue tóxica
Las relaciones familiares pueden ser muy complejas y a veces pueden presentar altibajos que afectan para siempre nuestros vínculos afectivos. A veces, son las acciones más pequeñas las que se van acumulando y terminan erosionando el amor que, pensábamos, era incondicional. Pelearse con la madre puede ser una de las situaciones más dolorosas en las relaciones familiares. La madre es una de las figuras más importantes en nuestras vidas y en ocasiones puede ser difícil encontrar un terreno común cuando las opiniones o acciones no coinciden.
Soy el mayor de cuatro hijos y el único hombre. Mi mamá siempre quiso tener hijas, así que cuando nació la mayor de mis hermanas, a mí me hizo a un lado. Las cosas solo empeoraron cuando nacieron mis otras dos hermanas.
Luego mi papá falleció y yo terminé siendo el único hombre de la familia, no era querido por mi mamá ni por mis hermanas, porque ellas eran muy cercanas a mi madre y amaban ser sus consentidas.
A mi mamá le encantaba decir que era madre de mujeres. Hablaba sobre cómo ese había sido su sueño hecho realidad. Era común que a mí me dejara en casa mientras ella se iba a pasear con mis hermanas. Conmigo nunca hubo un día de “mamá e hijo”.
Un par de veces, mi madre llegó a mirarme a los ojos y decirme que se olvidaba de que yo estaba ahí a menos que me escuchara hablar, no sentía ni un poquito de vergüenza al decirme eso. Yo hice todo lo posible por ser un buen hijo y ganarme su amor, pero nunca funcionó.
Cuando cumplí 18 años, me alejé de ella, fui a terapia y trabajé en mi autoestima mientras buscaba una forma de sanar. Mis hermanas tampoco estuvieron en contacto conmigo. Incluso me dijeron que no me habían extrañado cuando se pusieron en contacto para avisarme que mi madre había sido diagnosticada con esclerosis lateral amiotrófica.
Me llamaron porque querían que las ayudara a cuidarla y me negué. Hasta ahora se han puesto en contacto cuatro veces para seguir insistiendo, pero esta última vez les dije que no obtendrían nada de mí. Les dije que nunca levantaría un dedo ni daría un solo centavo para el cuidado de mi mamá después de que ella me hizo a un lado cuando por fin tuvo a las hijas que quería.
Mis hermanas me dijeron que de todos modos ella es mi madre y que estoy en deuda con mi familia. La mayor me dijo que estaba siendo un egoísta y un mimado, que estaba siendo mal educado y actuando como un niño porque “mami no te quería”, pero lo que intento es ser un adulto.
¿Cuáles son las consecuencias de un pleito familiar?
Pelearse con un familiar puede tener consecuencias negativas en la dinámica y relaciones familiares. Cuando hay conflictos entre familiares, se pueden generar resentimientos y tensiones que afectan el bienestar emocional de todos los involucrados. Las peleas pueden dañar la confianza y el cariño entre los miembros de la familia, lo que puede resultar en una comunicación menos efectiva y una distancia emocional.
Además, las peleas familiares también pueden tener consecuencias prácticas. Por ejemplo, pueden dificultar la organización de reuniones familiares, eventos o la resolución de problemas que involucran a toda la familia. También pueden generar incomodidad en reuniones sociales o eventos en los que se espera que los miembros de la familia interactúen.
En casos extremos, las peleas pueden incluso llevar a la ruptura de relaciones familiares y al distanciamiento permanente. Por lo tanto, es importante manejar los conflictos familiares de manera efectiva y buscar la ayuda de un terapeuta o consejero si es necesario, para evitar que las peleas afecten de manera negativa la dinámica familiar a largo plazo.
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¿Qué hacer ante un problema familiar?
El fin de una relación, ya sea amorosa, de amistad o familiar, siempre resulta doloroso. Sabemos que cada situación es única, sin embargo, si te encuentras en una situación similar a la del chico que compartió su experiencia, estos son algunos consejos que podrían ayudarte a lidiar mejor con el conflicto.
- Primero, es importante reconocer que tus sentimientos son válidos. A veces, una pequeña acción de otra persona puede causar un gran daño, aunque para otros pueda parecer insignificante. Esto no significa que el problema eres tú o que eres “demasiado sensible”. Cada persona es diferente y sus sentimientos también lo son, por lo que es importante validar y respetar tus emociones.
- Escuchar y explicar son aspectos importantes para evitar malentendidos familiares. En ocasiones, la falta de comunicación puede generar problemas entre los miembros de la familia. Por lo tanto, es fundamental crear un ambiente en el que todos se sientan cómodos hablando sobre las acciones que les han causado dolor, sin temor a ser juzgados.
- Mantener la calma es un aspecto crucial para tener una comunicación efectiva. Cuando queremos expresar nuestros sentimientos, podemos perder el control y tener actitudes hostiles hacia los demás. Es importante hablar de manera tranquila para evitar que el conflicto se agrave y tener una mejor comunicación en general.
- Cuidar de ti mismo es otro aspecto esencial en estos casos. A veces, cortar los lazos con personas que te han causado daño puede ser la mejor opción para garantizar tu bienestar mental. Es importante recordar que es válido ponerse a uno mismo primero y procurar el cuidado personal. En situaciones conflictivas, debes poner en perspectiva tu bienestar emocional y actuar en consecuencia.
¿Cómo revertir una pelea con un familiar?
Si deseas amigarte con un miembro de tu familia, aquí hay algunos consejos que pueden ayudarte:
- Inicia la conversación: Si ha habido una pelea o desacuerdo que causó la distancia entre tú y tu familiar, es posible que tengas que dar el primer paso para solucionarlo. Inicia una conversación honesta y respetuosa en la que puedas hablar sobre cómo te sientes y escuchar su perspectiva.
- Pide disculpas: Si cometiste algún error que pudo haber causado el distanciamiento, considera pedir disculpas. Una disculpa sincera puede ayudar a aliviar la tensión y permitir una reconciliación.
- Haz algo juntos: Intenta hacer algo juntos que les guste a ambos. Esto podría ser algo tan simple como ir al cine, cocinar juntos, ir a caminar o cualquier otra actividad que disfruten.
- Practica la empatía: Trata de entender la perspectiva de tu familiar y cómo se siente acerca de la situación. Esto puede ayudarte a tener una mejor comprensión de sus acciones y emociones.
- Sé paciente: La reconciliación puede llevar tiempo, por lo que es importante ser paciente. No esperes que todo se arregle en una sola conversación o actividad. Sé persistente en tus esfuerzos para amigarte con tu familiar.
- Busca ayuda profesional: Si has intentado varias veces y todavía no has logrado reconciliarte con tu familiar, es posible que necesites buscar la ayuda de un profesional, como un terapeuta o consejero familiar, para resolver el conflicto de manera efectiva.
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