Empresa fabrica aviones más veloces que el sonido que podrán volar de Nueva York a Londres en 90 minutos
La industria aeroespacial continúa explorando nuevas formas de transporte aéreo más rápidas y eficientes. La startup europea Destinus está desarrollando un avión hipersónico impulsado por hidrógeno, que podría revolucionar los vuelos comerciales por su rapidez al momento de viajar.
Con su proyecto revolucionario, Destinus busca combinar la velocidad de un cohete con la practicidad de un avión, ofreciendo la posibilidad de viajar a velocidades cinco veces superiores a las del sonido. Además, el uso de hidrógeno como combustible principal brinda beneficios significativos en términos de eficiencia y reducción de emisiones de carbono.
La startup europea está diseñando una serie de aeronaves ultra rápidas. El hidrógeno líquido, combinado con motores a reacción y cohetes, permitirá que el avión vuele a una altitud de casi 33 000 metros de altura. Los modelos “Destinus S” y “Destinus L” podrían conectar ciudades como Nueva York y Londres en tan solo 90 minutos.
Este enfoque innovador ha llamado la atención de importantes actores de la industria, incluyendo a Airbus, que también está explorando el uso de hidrógeno en sus motores. A medida que la aviación busca alternativas más sostenibles y rápidas, la propuesta de Destinus promete ser un paso audaz hacia el futuro del transporte aéreo.
El mundo no ha visto una aeronave supersónica desde la desaparición del Concorde en 2003. El legendario avión conectaba Nueva York y Londres en tan solo tres horas y media, pero varios factores, incluidos sus costosos motores sedientos de combustible, hicieron que el Concorde fuera difícil de mantener.
“Es una especie de mezcla entre un cohete y un avión”, dijo Martina Löfqvist, gerente senior de desarrollo de negocios de Destinus, a los medios en el Salón Aeronáutico de París. Löfqvist describió el poder del hidrógeno como “el núcleo de la compañía”, afirmando que es tres veces más eficiente que el combustible tradicional de avión y no emite emisiones de carbono. ¡Es casi como teletransportarse!