20 Objetos de calidad que siguen funcionando a pesar del paso del tiempo
La vida moderna está llena de productos de consumo que se desechan rápidamente. Sin embargo, existen pertenencias que pasan de generación en generación, y sorprendentemente, aún funcionan perfectamente, y aquí reunimos algunos de esos objetos que han ganado la batalla contra el tiempo y siguen usándose como si los hubieran fabricado ayer. 😎
1. “Mi mamá con su vestido en 1967. ¡Presta atención al peinado! Ese vestido todavía está muy bien conservado”
2. “Me probaba estas botas de goma de mi mamá cuando era niña. Ahora tengo 55 años y las sigo usando con gusto”
3. “Esta silla ha estado en mi familia desde la década de 1930. Le pertenecía a mi bisabuelo”
4. “Mi esposo me compró este cortaúñas hace 25 años, sobre la marcha, por así decirlo, en un aeropuerto. No puedo encontrar ninguno mejor que este, ni siquiera los enchapados en oro se pueden comparar”
Las antigüedades son piezas de colección cuyo valor y encanto se basa en la edad que poseen. Estos artículos han visto el pasar del tiempo y su antigüedad los hace destacar por encima de los demás objetos. Las definiciones sobre qué es una antigüedad son difíciles de establecer, ya que es algo variado y depende del objeto. Normalmente, se considera que un producto necesita tener como mínimo 50 años para calificar como antigüedades, pero hay rarezas que buscan excepciones como la tecnología obsoleta o los objetos producidos entre los 60, 70 s y 80.
Las antigüedades son productos de una artesanía competente, especialmente ahora donde el consumidor está acostumbrado a la producción en masa. Estos objetos únicos son considerados más valiosos que los artículos fabricados recientemente. Son usados en los museos para mostrar, contextualizar y explicar fenómenos pasados.
Se buscan y se compran antigüedades en anticuarios, en bazares o tianguis y también por páginas Internet especializadas en estos objetos de segunda mano. Las piezas más valiosas usualmente son objetos de subastas u oferta en plataformas digitales especializadas. La tendencia de lo vintage está de moda, entonces muchos negocios tratan de responder a dicha demanda vendiendo productos parecidos a los antiguos.
5. “Las sandalias de mi abuela. Fueron compradas en 1974 o 1975. Les cambié los tacones y las uso en eventos”
6. “Tengo un set así. Este año celebró su 40.º aniversario”
7. “Mi novia usa una máquina de coser que su bisabuela compró en 1925. La máquina todavía funciona muy bien”
8. “La chaqueta de mezclilla de mi padre, de la década de 1980. La he estado usando desde hace un año”
¿Cómo puede ser que la lavadora de la familia de nuestros padres se mantenga por años, mientras que la nuestra nos dura solo unos pocos? ¿Acaso se ha llegado a un punto en el que los aparatos domésticos están diseñados para descomponerse rápidamente, con el único objetivo de obligarnos a comprar uno nuevo? Muchas veces un electrodoméstico funciona sin problemas hasta que, de repente, se daña. Esto es algo común debido al periodo de vida útil cada vez más breve de los artículos. La evidencia de esta situación la podemos ver en los vertederos donde hay acumulación de aparatos que ni se pueden reparar ni desarmar porque cuesta demasiado, casi lo mismo que comprar uno nuevo.
Todo parece pensado para comprar, tirar y volver a comprar, siempre en bucle. Esto ocurre debido a la llamada “obsolescencia programada” que el fabricante implementa programando la muerte de los productos para incentivar al usuario a volver a comprarlos después de un tiempo.
9. “Estos bolígrafos de la década de 1960 eran de mi abuelo. Él los usó para tratar de ganar la carrera espacial, y ahora yo los uso todos los días mientras trabajo para seguir sus pasos”
10. “Tengo un vestido que tiene unos 90 años. Todavía lo uso. Me lo regaló la hermana mayor de mi abuela y a ella se lo regaló su suegra en su juventud”
11. “Los zapatos rojos de mi abuela que creemos que son de la década de 1940”
- “Los tacones son demasiado altos para la década de 1940. Supongo que son de la década de 1950 basándome en lo que recuerdo de la altura de los zapatos de mi madre. © berrysnadine / Reddit
- “Podrían ser de la década de los cincuenta. Los encontramos en su armario después de que falleciera en 1986, así que no pudimos preguntarle. Mi mamá los ha guardado desde entonces porque son geniales.” © SylkoZakurra / Reddit
- “Tienes razón, son increíblemente geniales.” © i_dream_of_pyrex / Reddit
- “Podrían ser de la década de los cincuenta. Los encontramos en su armario después de que falleciera en 1986, así que no pudimos preguntarle. Mi mamá los ha guardado desde entonces porque son geniales.” © SylkoZakurra / Reddit
12. “Reparé la bicicleta de mi padre, fabricada en 1977”
13. “¡Me regalaron unos pantalones de mi bisabuela! Son más viejos que yo”
14. “No tengo idea de dónde sacó este reloj mi difunto abuelo. Funciona y se conserva muy bien...”
El costo de las antigüedades se ha disparado en los últimos años a medida que su popularidad crece entre las generaciones más jóvenes. Muchos buscan la “estética de dinero viejo”, una especie de reacción a la estética minimalista fácil y epidémica. A pesar de que muchos consideran que a los millennials no les interesan tanto las cosas como las experiencias, el aumento en la demanda de productos vintage está impulsado por la demanda de los consumidores más jóvenes conscientes del medio ambiente y del presupuesto.
La tendencia de la compra de antigüedades es en parte por un tema de presupuesto, otra parte ética, pero principalmente estética, por lo que más se buscan las cosas usadas, pero que han envejecido con gracia.
Si bien antes se necesitaba un ojo experimentado para valorar un artículo, los sitios web de algunos bazares de reventa han facilitado que cualquiera pueda verificar por qué se puede vender algo (al ver su estética y desgaste). Sin embargo, los mercados o bazares físicos siempre serán los preferidos para los compradores.
Las cosas de segunda mano pueden ser adictivas no solo por la emoción de la oferta ahora difícil de encontrar, sino también por la historia. Ahora, las generaciones más jóvenes no solo nos enseñan a que cuidar el planeta puede ser divertido, también encuentran placer al crear “espacios de abuelita chic” y tener mesas de comedor desgastadas pero con estilo.