21 Nombres tan originales que guardan un error o algo ingenioso en sus letras
La llegada de un nuevo bebé es una noticia emocionante que despierta toda clase de planes y preparativos en la familia. Uno de los más importantes, sin duda, es cómo se llamará. Tanto los futuros padres, como aquellos que están ansiosos por conocer al recién nacido, se divierten dando ideas originales. Es por eso que muchas personas tienen historias fascinantes sobre su nombre. Aquí algunas. 😜
- Me llamo María Belén porque mi tía escogió ese nombre, ya que el nombre de su hija lo escogió mi madre. Era su trato de hermanas. ©Belén Astigarraga / Facebook
- Mis padres me pusieron un buen nombre, para que sea normal y que siga las normas de la vida, para no complicarla. Norma y ya. ©Norma De la Cruz / Facebook
- Mi nombre original es María del Rosario, así se llama mi madre y ella me puso su nombre. Pero debido a que de pequeña me hacían mucho bullying, me cambié el nombre a los catorce años. Me mudé de escuela y del lugar donde vivía. ©Garcia Jessie / Facebook
- Mi hija se llama Diana Lucero. Diana por la princesa y Lucero por la cantante. ©Esmeralda Villena / Facebook
- Mi segundo nombre es Manuela, porque mi papá, mi abuelo, un tío y también un primo se llamaban Manuel; pero no me gusta. Muy pocas personas me llaman por mi primer nombre, que sí me gusta pero no tiene una gran historia. Lo escogió mi hermana mayor porque le pareció bonito. ©Nidia Quinto Mosquera / Facebook
- Me llamo Julio César, como el general romano. ©Julio Martinez / Facebook
- Mi nombre es Emma, por una niña que tuvo mi abuelita antes de que yo naciera. Antes no era muy común, y ahora se usa mucho. ¡Gracias al cielo que mi abuela me puso el nombre! Pues mi madre me quería poner Leónides, que no me gusta. Así que, qué bien que me llamo Emma. ©Emma Salazar De la Cruz / Facebook
- Mi madre me puso Xiomara, como una de Las Chicas del Can, y mi padre el segundo nombre, Filomena, por una tía querida. Ya me acostumbré a mi segundo nombre. ©Xiomara Coronado Enriquez / Facebook
La elección de un nombre es muy importante porque es una de las formas en que nos identificamos y nos presentamos a los demás. Nuestro nombre puede influir en cómo las personas nos perciben y pueden tener un impacto en nuestras interacciones sociales y profesionales.
Además, nuestro nombre es una parte fundamental de nuestra identidad personal y cultural. Muchas veces, nuestros nombres reflejan nuestras raíces étnicas, religiosas o familiares y pueden tener un significado profundo para nosotros y nuestras familias.
En muchos casos, el nombre que elegimos para nuestros hijos también puede tener un impacto en su vida. Un nombre puede afectar cómo un niño es tratado por sus compañeros de clase y puede influir en su autoestima y confianza en sí mismos.
- Mi primer nombre lo sortearon entre mis hermanos mayores y mis padres. El resultado fue Andrea. El segundo lo escuchó mi padre en un programa de los ochenta, donde había un personaje que se llamaba El tío Gamboín, que siempre mandaba saludos a sus “sobrinos”. Allí escuchó Yoalhi, sintió que sonaba bien la mezcla de ambos nombres y así me pusieron. Yoalhi proviene del idioma náhuatl y significa noche; pero, obviamente, no está bien escrito. Mi papá lo escribió como a él le pareció correcto. Nadie escribe bien mi nombre. ©Yoalhi Soria Irizar / Facebook
- Mi hermana tenía una compañera de colegio que se llama Rosita León Conejo y le decían Flora y Fauna. © Chúz Acuña Cartín / Facebook
- Mi hija se iba a llamar Luna y un día, de visita en la casa de una familiar, salimos a la puerta y una vecina pasó con una perrita y le gritó: “Luna, apúrate”. Obviamente hasta ahí llegó la aspiración del nombre. ©Claudia Monroy / Facebook
- Le quise poner Luz a mi hija, como mi mamá. No nos poníamos de acuerdo con mi esposo, que se apellida Luna. Así que, como somos peruanos, buscamos un nombre en idioma quechua, de nuestros antepasados incas, y que tenga un significado similar al que nosotros buscábamos. Pues encontramos a Luz de Luna: Killary. Así se llama mi hija. Un nombre con un gran significado para nosotros, que nos identifica y es originario de nuestras raíces. ©Zoila Elizabeth Rodriguez Risco / Facebook
Es importante tener en cuenta el impacto que un nombre puede tener en la vida de una persona y elegir uno que sea fácil de pronunciar y deletrear, y que no llame demasiado la atención de manera negativa. Sin embargo, también es importante recordar que la elección del nombre es una decisión personal y que cada familia tiene derecho a elegir el nombre que mejor refleje sus valores y tradiciones.
- En mi tiempo, los padres nombraban a sus hijos de acuerdo al Calendario. Cada día traía un nombre, y te nombraban por el día en que nacías. Mi nombre es Marta, porque ese era el nombre de ese día. Menos mal, porque había nombres tan feos que algunos ya de mayores se los cambiaban. ©Martha Urquilla / Facebook
- Yo me llamo Yolanda. Me pusieron así porque, cuando nací, estaba el carnaval de Veracruz y la reina se llamaba Yolanda Primera. Como soy la primera hija, pues por eso. ©Yala Islas / Facebook
- Me llamo Marcela Gladys. El primero por una muñeca que tenía ese nombre. Me lo puso mi hermana, que en ese momento tenía 5 años, y Gladys por la partera, que se llamaba así. ©Marcela Gigliotti / Facebook
- “Mi nombre fue Pebbles durante los tres primeros días de mi vida (sí, de la caricatura Los Picapiedras). Mi padre se negó a firmar mi certificado de nacimiento con ese nombre. Así que después de largas deliberaciones, mi nombre es Summer (de la serie Guardianes de la Bahía)”. ©Robertsmum_ / Reddit
- Mi nombre pudo ser uno común como cualquiera. Sin embargo, cuando llegó un comerciante de pueblo a mi casa, preguntó mi nombre y yo no tenía uno todavía. Entonces, ayudó a mi mamá a elegir mi nombre. Sacaron el “Fer” de un remedio que estaba en la mesa y el “Ladys” de un calendario que había en la pared. Me llamaron Ferladys. Creo que aún no tengo tocaya.
© Ferladis Martinez Julio / Facebook
Después de leer estas historias, se podría creer que cualquier nombre es válido para darle a un bebé, pero en muchos países, hay regulaciones y restricciones que limitan la creatividad de los padres en cuanto a la elección del nombre.
Por ejemplo, en algunos lugares no se permiten nombres que puedan considerarse ofensivos. En otros, hay límites en cuanto a la cantidad que se pueden dar al recién nacido. También hay países que restringen la elección de nombres que sean considerados ridículos o que puedan afectar el bienestar del niño. ¡Qué suerte!